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Columna de Susana Sierra: Compliance, la verdadera ventaja competitiva

Martina E. Galindez

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El escándalo de Watergate marcó un hito en la historia y dio lugar a una de las leyes más poderosas del mundo contra el soborno: la ley de las prácticas corruptas en el extranjero (FCPA), una legislación federal de los Estados Unidos que ha tenido un impacto global, sanciones de empresas, sanciones. En todo el mundo, incluidos algunos chilenos.

La FCPA prohíbe las empresas estadounidenses y sus subsidiarias en el extranjero, así como a los empleados y terceros intermediarios, para sobornar a funcionarios extranjeros para obtener o retener negocios. En términos prácticos, la ley no solo afecta a las empresas que operan directamente en los EE. UU., Sino que también cubre a las empresas fuera del país con vínculos con el mercado estadounidense.

Esta ley, junto con otras regulaciones, consolidó la Cumplimiento Anticorrupción -En el conjunto de medidas y políticas para prevenir los riesgos, Como un pilar fundamental en la gestión empresarial, posicionar a las empresas estadounidenses como pioneros en la adopción de buenas prácticas y una cultura de integridad. De esta manera, las compañías norteamericanas se convirtieron en modelos a seguir, especialmente en regiones como América Latina, donde, en general, las leyes de corrupción no eran tan estrictas (muchos se han fortalecido hoy).

Sin duda, la creación de esta ley ha sido un hito fundamental para el sector privado y para el mundo en general, al establecer un estándar global en la lucha contra la corrupción. Ha orientado a las empresas para priorizar la prevención y los programas de los programas de Cumplimiento En un nivel superior, no solo como promotores de ética y transparencia, sino también consolidándolos como una ventaja competitiva clave.

Sin embargo, recientemente, el presidente Donald Trump detuvo la aplicación de la FCPA, argumentando que esta competitividad a las empresas en su país. Esto implica que habrá menos relevancia para la persecución del soborno fuera de los Estados Unidos para priorizar los casos relacionados con el tráfico de personas, drogas y armas de fuego, por lo que habrá un mayor énfasis en el tráfico de drogas y el lavado de dinero.

Esta reorientación de la aplicación de la ley no debe cambiar la forma en que las empresas deben operar, ya que esta “pausa” no implica que el FCPA haya dejado de existir; El soborno sigue siendo un crimen. Además, es muy probable que en los próximos años una nueva administración se centre nuevamente en la búsqueda del soborno. Por lo tanto, ninguna empresa puede permitirse el lujo de correr el riesgo de cometer este delito y participar en futuras investigaciones. Del mismo modo, los directores de negocios tienen la responsabilidad de fortalecer la prevención de evitar involucrarse en pagos ilegales, ya que violarían su deber de diligencia hacia la organización. Por otro lado, la Unión Europea está avanzando a un ritmo firme en la modernización de su marco legal en anti -corrupción, con una nueva legislación de alcance extraterritorial.

Recuerde que las leyes por sí solas no lo son todo. Es esencial que las empresas entiendan que, a pesar de esta medida y otros que pueden surgir, los programas de Cumplimiento Debe estar en el corazón del negocio y ser el ADN que guía todas sus acciones. Es esencial que se centren en cómo operan y en cómo guían sus estrategias, estableciendo políticas y controles claros que eviten la corrupción, porque entienden que, más allá de cumplir con la ley, su responsabilidad ética y la sostenibilidad de sus negocios dependen de mantener altos. Estándares de integridad y transparencia, especialmente en un mundo que exige una mayor probidad y responsabilidad.

Si las empresas reservan sus programas de Cumplimiento Según esta medida, sería similar al hecho de que, después de la disminución en los controles de alcoholemia, las personas decidieron conducir bajo los efectos del alcohol, confiando en que es menos probable que sea detenido. Sin embargo, aunque el riesgo de estar atrapado es menor, las consecuencias de un accidente pueden ser extremadamente graves. Lo fundamental es reconocer que, independientemente del control, conducir bajo la influencia del alcohol es un riesgo para uno mismo y para los demás, entendiendo que debe prevalecer la responsabilidad personal y colectiva.

Todo esto refuerza aún más la necesidad de programas para Cumplimiento Sólido, efectivo y alineado con las mejores prácticas globales, que forman parte del ADN de la compañía para evitar costos futuros.

No olvidemos que la corrupción distorsiona los mercados, debilita las instituciones y ralentiza el desarrollo de sociedades y empresas, y que el sector privado desempeña un papel fundamental en la prevención. Por lo tanto, actuar con convicción y coherencia, sea cual sea la “moda” del momento, será esencial para lograr un valor sostenible a largo plazo. Para esto, se necesitan líderes responsables para impulsar una cultura de integridad. Esa será la verdadera ventaja competitiva.

Por Susana SierraCEO de BH-COMPLIMAND.