Cuando Cristián Larroulet fue ministro de la Secretaría General de la Presidencia los cuatro años de la primera administración Piñera (2010-2014), les había tocado un debut difícil con el brutal terremoto del 27F días antes de asumir. Habían entrado en tenida de batalla.
En la segunda administración Piñera (2018-2022) no entró a un ministerio, pese a que se lo ofrecieron. Prefirió ser el jefe de asesores del Segundo Piso de La Moneda. Su poder allí era reconocido por los ministros, muchos de los cuales lo veían como el personaje más escuchado por el mandatario. Bajo él existía un verdadero think tank a cargo de asesorar al Presidente en cualquier tema.
Ingeniero Comercial y Máster en Economía en la Universidad de Chicago, hoy está felizmente apartado de la política y dedicado a la academia y a la docencia en la Facultad de Economía y Negocios de la UDD. Ahí también realiza papers académicos y otros estudios de coyuntura.
Aprieta los ojos fuerte cuando recuerda lo que fue vivir el 18 de octubre de 2019 y los meses posteriores en La Moneda. La ciudad y el país ardían, protestas pacíficas y violencia desatada. Un asesor puede ser más importante que un ministro para un Presidente. Larroulet lo era.
“Uno de los roles del Estado, que es tener funcionando un sistema de información y de inteligencia, no se cumplió”.
“No se puede negar que detrás del 18 de octubre hay un tema de malestar especialmente de sectores de clase media. Es un tema económico con repercusiones sociales. Y eso se generó en el gobierno anterior, el de Bachelet 2”.
“No hay desarrollo económico posible, si no existe el orden. Hay una herencia, el impacto que esto (octubrismo) ha tenido en el tema económico”.
“El Gobierno no ha tomado el crecimiento como un propósito, como una meta. Están influyendo mucho personas que hablan de decrecimiento”.
– ¿Pensó en renunciar durante los meses del estallido?
– Muchas veces pensé que podría ser mejor no estar ahí, pero seguí. Seguí hasta el final, suspira.
– Vamos al 18 de octubre de 2019. Días antes, un diario tituló en portada que comenzaban a aparecer los brotes verdes después de un duro invierno. ¿Cuáles son sus primeros recuerdos?
– Estábamos en los comienzos, el segundo año del gobierno de Sebastián Piñera. Teníamos iniciativas potentes orientadas a llevar a una nueva etapa el desarrollo de Chile asociado al hecho que éramos un país que en períodos previos había crecido enormemente nuestra clase media. Hablábamos de “clase media protegida”. El plan del gobierno era protegerla, especialmente, de los vaivenes de la economía mundial.
En esos días se produjeron algunos hechos. Se enviaron dos bombas al expresidente del Metro, Louis De Grange, y al exministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter. Se sumó el movimiento de los overoles blancos, las protestas estudiantiles violentas en liceos emblemáticos.Y el tercer hecho fue el alza en el precio del transporte en $ 30.
Estábamos con una agenda de gobierno muy intensa. Con la APEC y la COP25 por celebrarse en Chile. Lo que ocurrió el 18 de octubre fue una sorpresa total para nosotros.
– ¿Al principio ustedes lo vieron como la mera acción violentista de la ultraizquierda?
– Empezó la acción de protesta contra el alza del transporte fuertemente empujada por los estudiantes, pero llegamos rápidamente al día en que se quemaron más de 20 estaciones de Metro y que surgió una violencia gigantesca. No hubo ninguna advertencia de que esto podría ocurrir por parte del sistema de inteligencia. Cero advertencia, ninguna señal, sorpresa total.
Intuíamos que esto era profundo. Uno de los roles del Estado, que es tener funcionando un sistema de información y de inteligencia, no se cumplió.
– Y lo otro que no funcionó fue el resguardo del orden público…
– La capacidad del Estado de asegurar el orden y la seguridad es fundamental, sobre todo en un país que quiere ser moderno. No existió la seguridad que el Estado podría proveerlos. Varios días vivimos con bastante angustia esta realidad. Recuerdo que Carabineros no tenía casi carros lanzaaguas. No estaban utilizables.
– ¿Pudieron entender rápido lo que pasaba con la gente que protestaba?
– Sí. No se puede negar que detrás del 18 de octubre hay un tema de malestar especialmente de sectores de clase media. Es un tema económico con repercusiones sociales. Y eso se generó en el gobierno anterior, el de Bachelet 2.
Después de que el país creció mucho por décadas, que multiplicó su ingreso por 2,5 veces, vino ese período de cuatro años (2014-2018) en que Chile casi no creció. Se debió ajustar el aumento de las remuneraciones, ajustar el consumo. La familia que antes veía que su situación mejoraba, resentía que, de repente, dejara de mejorar. Y eso generó malestar, frustración. Hay que recordar que la inversión durante el gobierno de Bachelet 2 cayó todos los años.
– ¿Qué otro ingrediente se sumó para que explotara un estallido social?
– Hubo un elemento político. Está la aparición de los anarquistas, a eso se agregaron los narcos a los que también les convenía que cundiera el caos, e incitaron el desorden. También los movimientos asociados a las protestas en los liceos emblemáticos representaron a una izquierda radicalizada que no fue un fenómeno espontáneo.
Mucha gente relacionada con el exMIR, exFPMR confluyeron ahí, eran los padrinos políticos de esos jóvenes. A esto se sumó la influencia del mundo del Partido Comunista y del Frente Amplio. El presidente del PC, Guillermo Teillier, llamando al Presidente Piñera a renunciar.
Ahora la presidenta del Partido Socialista, Paulina Vodanovic, reconoce que su sector se quedó callado y que debió haberse levantado en contra de la violencia. Ellos tendrían que haber actuado responsablemente.
– ¿Es un hecho que los grupos democráticos de oposición no actuaron como correspondía?
– Hubo cómplices silenciosos en la oposición democrática a la hora del estallido social. Algunos estaban felices, otros estaban preocupados; pero no se reaccionó como se debió.
– “Estamos en guerra contra un enemigo poderoso”, dijo en una conferencia de prensa el Presidente Piñera, el 20 de octubre del 2019. Fue después de reunirse con el general Javier Iturriaga, jefe de la Defensa Nacional mientras duró el estado de emergencia en octubre de 2019. ¿Fue muy complicado ese momento?
– Después de la reunión con Iturriaga sale esta frase que está asociada a que él estaba en guerra contra de la falta de orden público existente en el país: con la quema de más de 20 estaciones de Metro, con la cantidad de carabineros y personas del mundo civil heridos, la imposibilidad de hacer una vida normal en las ciudades. Era algo muy grave. Quizá, en ese momento, esa frase no fue la mejor.
– ¿Recuerda el impacto que tuvo en La Moneda “la marcha más grande de Chile” del 25 de octubre de 2019? Una movilización pacífica que congregó a más de 1,2 millones de personas solo en la capital.
– Cuando partió esto el Presidente le pidió al ministro Gonzalo Blumel y al segundo piso de La Moneda, dirigido por mí, una agenda de acción social. Pero a nosotros lo que más nos sorprendió fue la magnitud de la violencia.
– ¿Los sorprendió más la violencia que la cantidad de gente que se juntó a protestar pacíficamente?
– Los hechos de violencia son los que nos sorprendieron. Pero, obviamente que esa marcha fue muy importante y fue pacífica. Habría sido un error asignarle una motivación política. Distinto es a lo que ocurrió con la quema del Metro y a ese tipo de cosas.
– En “la marcha más grande de Chile” estaban las reivindicaciones que pedía de la gente…
– El programa de gobierno de Sebastián Piñera 2 tomaba en cuenta muchos de estos elementos. Llevábamos un año en el gobierno y era imposible revertir, de la noche a la mañana, una realidad en donde la inversión llevaba cayendo sistemáticamente por cuatro años.
La agenda social que presentó el Presidente incluyó el ingreso mínimo garantizado y, al final, también se aprobó la Pensión Garantizada Universal (PGU).
– ¿Cuáles son las marcas del estallido social, del octubrismo, en la actualidad?
– No hay desarrollo económico posible, si no existe el orden. Hay una herencia, el impacto que esto ha tenido en el tema económico. Chile era un ejemplo en el mundo por su estabilidad. Nos miraban como un país pequeño de pocos habitantes, con una seria política económica, y su tradición democrática. ¿Y de la noche a la mañana pasa esto?
El segundo impacto fue ¿cómo se iba a salir de allí? y ahí nos vamos al proceso político, al acuerdo que llevó a impulsar un cambio constitucional y una agenda política, económica, social que echó a andar el Presidente el 15 de noviembre de 2019. Sin duda, tras todo esto, las certezas se deterioraron, pero ya estamos quizá en la etapa final del proceso constitucional.
– El gobierno y la centroderecha no estaban interesados en una nueva Constitución, pero sí consideraban urgente una agenda económica y social ante las demandas. Solo porque la oposición presionó, ustedes entraron en el cambio constitucional…
– Creo que si hay algo que se aprendió es que se necesitaba darle una conducción política al proceso y esto llevó al gran acuerdo que convocó a un cambio en la Constitución. Ha sido importante desde el punto de vista institucional. Después de la derrota del anterior borrador en el 4S, estamos frente a un texto sobrio, mejor pensado, más reflexivo.
La Constitución que se propone es mejor desde el punto de vista económico, de seguridad, de tener una sociedad civil potente. Mejora la responsabilidad fiscal, consagra el Estado Social de Derecho, la libertad de elección y mejora sustancialmente las atribuciones del Estado para mantener el orden público. Estoy optimista y a favor de este texto constitucional.
Sin crecer
Entusiasmado con el plebiscito de diciembre, Larroulet también celebra la batalla contra la inflación:
“Estamos terminando un ciclo monetario exitoso. La inflación está en todo el mundo, pero Chile es uno de los primeros países que va a terminar haciendo este ajuste”.
– Con crecimiento cero.
-Pero es que la inflación siempre te lleva a que tienes que controlarla enfriando, apagando el horno, y eso lo estamos terminando. ¿Y qué es lo que hay detrás? Un Banco Central autónomo que está haciendo su pega. Esto es mérito del gobierno de Piñera y de este gobierno: estamos terminando de corregir un desequilibrio fiscal que tuvimos que hacer para enfrentar los retiros del 10% de las AFP y las abundantes transferencias económicas que el gobierno anterior debió realizar por la pandemia.
Así como soy optimista en lo constitucional, soy muy pesimista respecto de hacia dónde va el país. El Gobierno no ha tomado el crecimiento como un propósito, como una meta. Están influyendo mucho personas que hablan de decrecimiento.
– ¿Como deseable?
– Hay sectores del Frente Amplio que hablan de decrecimiento, son de izquierdas contrarias al modelo de desarrollo que promueven el antiextractivismo, la antimodernización, la antiglobalización. Este va a ser un Gobierno en el que este país no va a crecer y eso es demasiado grave.
– ¿A qué atribuye que Sebastián Piñera haya resucitado en las encuestas?
– La población reconoce la extrema adversidad que tuvo que enfrentar el gobierno de Sebastián Piñera. La sequía, el octubrismo y la violencia, y la pandemia. Tres eventos muy graves de los que el país logró salir adelante.
Hoy la gente ve el contraste en la forma de gobernar de Sebastián Piñera con la del actual Presidente que tiene el país estancado, con mayor desempleo y donde han caído los salarios reales. La gente valora la capacidad de gobernar del exPresidente.
Algunos países se resisten al compromiso propuesto de eliminar progresivamente los combustibles fósiles en un acuerdo de la COP28, lo que hace peligrar el intento de que las negociaciones de la ONU sobre el clima alcancen por primera vez en 30 años un compromiso firme para acabar con el uso del petróleo y el gas.
Arabia Saudita y Rusia son algunos de los países que insisten en que la cumbre de Dubái se centre únicamente en la reducción de la contaminación, sin mencionar los combustibles fósiles que la provocan.
Por otro lado, al menos 80 países, entre ellos Estados Unidos, la Unión Europea y muchas naciones pobres y vulnerables al cambio climático, exigen que el acuerdo de la COP28 establezca claramente el fin del uso de combustibles fósiles.
“Necesitamos planteamientos realistas para hacer frente a las emisiones”, declaró el secretario general de la OPEP,Haitham Al Ghais, en declaraciones leídas por un funcionario. “Uno que permita el crecimiento económico, ayude a erradicar la pobreza y aumente la resistencia al mismo tiempo”.
A principios de esta semana, el grupo de productores de petróleo OPEP envió unacartainstando a sus miembros y aliados a rechazar cualquier mención a los combustibles fósiles en el acuerdo final. La carta advertía que “una presión indebida y desproporcionada contra los combustibles fósiles puede llegar a un punto de inflexión” en las conversaciones.
Es la primera vez que la secretaría de la OPEP interviene en las conversaciones de la ONU sobre el clima con una carta de este tipo. Arabia Saudita es el principal productor del cartel y su líder de facto. Rusia es miembro del llamado grupo OPEP+.
Al insistir en centrarse en las emisiones y no en los combustibles fósiles, los dos países parecían apoyarse en la promesa de una costosatecnología de captura de carbono, que según el panel científico de la ONU sobre el clima no puede sustituir a la reducción del uso de combustibles fósiles en todo el mundo.
Otros países, como India y China, no han apoyado explícitamente la eliminación de los combustibles fósiles en la COP28, pero han respaldado el llamamiento popular a impulsar las energías renovables.
La cumbre más dura
Xie Zhenhue, máximo representante chino para el clima, describió la cumbre de este año como la más dura de su carrera. “Llevo 16 años participando en estas negociaciones”, declaró a periodistas. “La reunión más difícil es la de este año. Hay tantas cuestiones que resolver”.
Afirmó que hay pocas posibilidades de que la cumbre se calificara de éxito si las naciones no logran ponerse de acuerdo en un lenguaje sobre el futuro de los combustibles fósiles.
En tanto, el ministro indio de Medio Ambiente, Bhupender Yadav, exigió “equidad y justicia” en cualquier acuerdo, y sostuvo que los países ricos deberían liderar la acción climática mundial.
Las quejas diplomáticas también se airearon en el podio el sábado. Un representante de Rusiadijoque Moscú está estudiando si parte de los cerca de 300.000 millones de dólares en reservas de oro congeladas por Occidente después de la invasión a Ucrania podrían utilizarse para un fondo de daños climáticos para países en desarrollo.
Mientras tanto,China se quejóde lo que calificó de conversaciones inaceptables sobre la participación de Taiwán en las conversaciones. Y un representante palestino denunció la guerra de Israel en Gaza, diciendo que el conflicto dificultaba centrarse en los esfuerzos contra el cambio climático.
A punto de finalizar la cumbre, que se desarrolla hasta el martes, los ministros de los gobiernos de los casi 200 países presentes en Dubái se han unido para intentar resolver el punto muerto en el que se encuentran los combustibles fósiles.
Los países vulnerables al clima dijeron que un rechazo a la mención de los combustibles fósiles en la COP28 amenazaría al mundo entero. “Nada pone más en peligro la prosperidad y el futuro de todos los habitantes de la Tierra, incluidos todos los ciudadanos de los países de la OPEP, que los combustibles fósiles”, afirmó en un comunicado la enviada de las Islas Marshall para asuntos climáticos, Tina Stege.
Las Islas Marshall, que afrontan las inundaciones provocadas por el aumento del nivel del mar debido al cambio climático, presiden actualmente el grupo de países que aboga por objetivos y políticas de reducción de emisiones más estrictos.
Para alcanzar el objetivo de mantener el calentamiento climático dentro de los 1,5 grados centígrados por encima de las temperaturas preindustriales, la coalición “está presionando para que se eliminen gradualmente los combustibles fósiles, que son la raíz de esta crisis”, afirmó. “El nivel de 1,5 no es negociable, y eso significa el fin de los combustibles fósiles”.
Israel bombardeó este sábado la Franja de Gaza de norte a sur en una fase ampliada de su guerra de dos meses contra Hamás, horas después de que Estados Unidos ejerciera su derecho de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU para proteger a su aliado de una exigencia mundial de cese al fuego.
Trece de los 15 miembros del Consejo de Seguridad votaron el viernes a favor de la resolución que pedía un alto el fuego humanitario inmediato, bloqueada por Washington. Gran Bretaña se abstuvo.
Desde el fracaso de la tregua la semana pasada, Israel ha ampliado su campaña terrestre a la mitad sur de la Franja de Gaza con el asalto a la principal ciudad meridional, Jan Yunis. Simultáneamente, ambas partes han informado de un importante aumento de los combates en el norte.
Los habitantes de Jan Yunis declararon el sábado que las fuerzas israelíes estaban ordenando a la población que abandonara otro distrito situado justo al oeste de las posiciones asaltadas a principios de semana, lo que sugiere que podría ser inminente un nuevo ataque.
La gran mayoría de los 2,3 millones de habitantes de Gaza ya se han visto obligados a abandonar sus hogares, y muchos han huido varias veces. Los combates se extienden por todo el territorio, por lo que los residentes y las agencias de la ONU afirman que ya no hay ningún lugar seguro al que ir, aunque Israel lo niega.
Israel ha impedido que los gazatíes huyan por la principal ruta norte-sur a lo largo de la estrecha franja y, en su lugar, los desvía hacia la costa mediterránea.
En Jan Yunis, los muertos y heridos llegaron durante la noche al desbordado hospital Nasser. Un médico salió corriendo de una ambulancia con el cuerpo inerte de una niña pequeña vestida con un chándal rosa.
Los niños heridos lloraban y se retorcían en el suelo de baldosas mientras las enfermeras corrían a consolarlos en el lugar. Afuera, en tanto, los cadáveres se alineaban en sudarios blancos.
Nassar y otro hospital del sur, al Aqsa en Deir al-Ballah, informaron de 133 muertos y 259 heridos en las últimas 24 horas, lo que eleva el número oficial de víctimas a casi 17.500, con muchos miles más desaparecidos y presuntamente fallecidos.
El sábado no hubo nuevas cifras de muertos y heridos de otras partes de Gaza, incluida toda la mitad norte, donde los hospitales han dejado de funcionar y las ambulancias a menudo ya no pueden llegar hasta los muertos.
“Creemos que el número de mártires bajo los escombros podría ser mayor que los recibidos en los hospitales”, declaró a Reuters el portavoz del Ministerio de Sanidad, Ashraf al-Qidra.
Los combates en el norte han sido más intensos en zonas de la ciudad de Gaza y en los asentamientos de su extremo septentrional, donde podían verse enormes explosiones desde el otro lado de la valla de Israel.
Familias del norte de Gaza publicaban mensajes en Internet suplicando a los equipos de emergencia que se adentraran en la ciudad para rescatar a los seres queridos que seguían atrapados allí.
Israel lanzó su campaña para aniquilar a los líderes de Hamás en Gaza después de que los combatientes del grupo islamista apoyado por Irán irrumpieran en la valla fronteriza de Gaza el 7 de octubre, matando a 1.200 personas y capturando a 240 rehenes en un asalto a ciudades israelíes.
Washington dijo que ha pedido a Israel que haga más de lo que ha hecho hasta ahora para proteger a los civiles en la próxima fase de la guerra. Esta semana, el Secretario de Estado Antony Blinken dijo que había una “brecha” entre las promesas de proteger a los civiles y el resultado sobre el terreno.
Pero Washington ha seguido apoyando la insistencia de Israel en que un alto el fuego sólo beneficiaría a Hamás.
Ezzat El-Reshiq, miembro del buró político de Hamás, condenó el veto estadounidense por “inhumano”. En tanto, el embajador de Israel ante la ONU, Gilad Erdan, afirmó en un comunicado: “Un alto el fuego sólo será posible con la devolución de todos los rehenes y la destrucción de Hamás”.
La Casa Blanca dijo el viernes que Israel podía hacer más parareducir las víctimas civilesy que Washington compartía la preocupación internacional por la situación humanitaria en Gaza.
“Ciertamente, todos reconocemos que se puede hacer más para tratar de reducir las víctimas civiles”, declaró a la prensa el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby.
Azerbaiyán seguramente acogerá la cumbre sobre cambio climático COP29 del próximo año, tras obtener el sábado el respaldo de otros países de Europa Oriental.
Los países de la región de Europa del Este, que acogerá la cumbre el año que viene, respaldaron la candidatura de Bakú durante la cumbre COP28 que se celebra en Dubái, desbloqueando así un punto muerto geopolítico sobre la próxima reunión mundial para abordar el cambio climático.
Dos fuentes conocedoras de las conversaciones dijeron a Reuters que los países del grupo regional respaldaron formalmente la candidatura de Azerbaiyán en una reunión celebrada el sábado por la tarde.
“Estamos muy agradecidos a todos los países, en particular al grupo de Europa del Este y a los Emiratos Árabes Unidos, (anfitriones de la COP28), por su apoyo”, declaró el ministro de Ecología del país, Mukhtar Babayev, en la cumbre.
La decisión sobre el país anfitrión se había retrasado después de que Rusia dijera que vetaría la candidatura de cualquier país de la Unión Europea ya que el bloque ha impuesto sanciones a Moscú por su invasión de Ucrania. Azerbaiyán no es miembro de la UE.
La candidatura de Bakú aún necesita la aprobación formal de los casi 200 países presentes en las negociaciones de la COP28, pero los delegados dijeron el sábado que esperan que esa votación sea una formalidad.
Las sedes de las cumbres climáticas de la ONU suelen anunciarse con años de antelación, y el punto muerto en el que se encuentra la COP29 ha dejado a Bakú con escaso tiempo para prepararse para la multitudinaria reunión.
La cumbre de la ONU sobre el clima celebrada este año en EAU ha sido la mayor hasta la fecha, con más de 110.000 delegados inscritos.
Ostentar la presidencia de una cumbre de la ONU sobre el clima otorga a un país una enorme influencia sobre su agenda y sus resultados.
Las relaciones de Azerbaiyán con algunos países occidentales se han deteriorado desde septiembre, cuando el país retomó el control total de la región separatista de Nagorno Karabaj, provocando un éxodo casi total de la población de etnia armenia del territorio.
Azerbaiyán es productor de petróleo y gas y miembro de la OPEP+. Algunos delegados expresaron su preocupación por la celebración de las negociaciones mundiales sobre el clima en otro país productor de petróleo.