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Un ajuste más suave al esperado se presentó en la economía chilena durante 2022, al darse cuenta de una resiliencia que los analistas de mercado destacaron. El Indicador Mensual de Actividad Económica (Imacec) -una aproximación al Producto Interno Bruto (PIB)- logró crecer 2.7% con respecto a 2021, de acuerdo con lo informado este miércoles por el Banco Central, que está por encima del 2,2% esperado por el Tesoro y el 2,4% de la misma entidad emisora.
“El desempeño de la economía en 2022 fue mucho mejor de lo anticipado”, dice el economista jefe del BCI, Sergio Lehmann, quien, en todo caso, advierte que hubo aires recesivos al comparar los tres primeros trimestres del año con el período inmediatamente anterior. Esto fue diferente al mirar año tras año para variar hacia este último.
En comparación con octubre-diciembre de 2021, la actividad se contrajo, pero en diciembre fue mucho menos de lo esperado, ya que el Imacec cayó 1%, más acotado que la baja de 2% a 2,5% esperada por el consenso de mercado, y el 2,7% anticipado por la Encuesta de Expectativas Económicas. Así, se espera que en los últimos tres meses del año la actividad hubiera caído un 1,6%.
¿Qué pasó en diciembre? Se mantuvo la tónica de todo 2022, año en el que los servicios contuvieron los malos números. En dicho mes el sector creció 2,3% anual, y habría aportado 0,9 puntos porcentuales al alza en doce meses del Imacec, calcula el investigador de la Clapes UC, Ignacio Muñoz.
Martina Ogaz, de Euroamerica, detalla que esta zona se mantuvo dinámica prácticamente durante todo el año, luego del rezago experimentado tras el levantamiento de las medidas por la pandemia. Destacan los servicios personales, empresariales, de transporte y educativos.
En cambio, en diciembre el comercio se contrajo un 6,4% y la producción de bienes lo hizo un 1,8%, arrastrado por la manufactura y otros bienes, mientras que la minería creció.
El Central también detalló que la serie desestacionalizada aumentó 0,4% respecto al mes anterior, y desde Coopeuch delimitan que dicho crecimiento se observa en todos los sectores. Destaca el comercio, con varias caídas anuales, pero cuatro meses consecutivos de subidas mensuales. “Esto es sorprendente en un contexto donde el exceso de liquidez de los hogares se ha disipado y el mercado laboral se ha ralentizado significativamente”, especifican.
un mejor pie
En los próximos meses continuará el ajuste y así lo corroborarán nuevas caídas en el Imacec.
Muñoz, de Clapes UC, prevé descensos a lo largo del primer trimestre: 1,3% en enero, 1% en febrero y 0,9% en marzo, más pesimista que el panorama que prevé Santander. El banco espera una caída de 0,3% en el primer mes del año, luego un febrero con cifras positivas -por las bajas bases de comparación- y luego un regreso a números rojos.
En lo que coinciden ambos -y otras entidades como Coopeuch, Security, Euroamerica y BCI- es que las cifras de finales de 2022 se traducen en unas perspectivas para este año “más favorables”.
El economista senior de Credicorp Capital, Samuel Carrasco, también está de acuerdo y dice que aunque el ajuste seguirá profundizándose durante el primer semestre, podría ser “algo menos intenso” de lo esperado por el mercado.
“La recesión en 2023 podría ser algo más moderada”, dice, y agrega que “con estas cifras es probable que el pesimismo local haya tocado fondo con respecto a las perspectivas económicas” para este año, lo que podría llevar a “una leve revisión al alza” de las proyecciones del PIB en los próximos meses.
El economista parece ser el más optimista para este año, con una caída prevista del 0,5%. Le siguen los que apuestan por una caída del 1%: STF Capital, Zurich AGF, Security y Euroamerica, pero los dos últimos ya hablan de sesgos alcistas.
De Itaú, Andrés Pérez anticipa una contracción de 1,1%, y Claudia Sotz, de Tanner Investments, en un rango de 1% a 1,5%. El piso de este último es el que prevé Marco Correa, economista jefe de BICE Inversiones, el más pesimista por ahora.
Durante este año, el sector exportador empujaría el carro de la economía, con la minería jugando un “papel destacado”, dice Lehmann. Y los servicios seguirían mostrando dinamismo, aunque menor que este año. Por el contrario, las actividades relacionadas con el consumo y la inversión se verían afectadas por una caída de la demanda interna, aseguran en Santander.
¿Y la tarifa?
Correa afirma que la desaceleración de la actividad es menor a la estimada por las autoridades del Centro podría requerir mantener la Tasa de Política Monetaria (TPM) por más tiempo en su actual 11.25%, “con el fin de desacelerar la economía lo suficiente como para acercar la inflación a su objetivo a mediano plazo”.
Desde Santander coinciden, y dicen que Uno de los argumentos para que el órgano de gobierno inicie pronto un proceso de bajada de tipos “pierde fuerza”.
Pérez está de acuerdo y afirma que “La resiliencia de la actividad e incluso la alta inflación, debe ir acompañada de una política monetaria que tarde en bajar”. Así, en Itaú esperan que la TPM se mantenga en 11,25% hasta mediados de año, al igual que Zurich AGF, que espera que las caídas comiencen a fines del segundo trimestre.
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