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¿El método Bukele es la única solución para la delincuencia?

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Robos, homicidios y la inusual presencia del crimen organizado. La crisis de seguridad en Chile sigue latente y, en busca de soluciones, para muchos, la imagen del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, aparece como una luz en el túnel. Según la última Encuesta Nacional de Seguridad Ciudadana Urbana, el 87,6% declaró que percibe un aumento de la delincuencia en los últimos 12 meses. Pero el domingo pasado, la encuesta Cadem reveló otro dato: el 81% de la población tiene una “excelente imagen” de Bukele y al 42% le gusta la idea de que el próximo Presidente tenga un estilo similar.

El gran pilar que sustenta la popularidad del líder salvadoreño es su polémico método contra las pandillas que, a primera vista, parece haber funcionado. Datos oficiales de su gobierno, publicados en enero de 2024, muestran que 2023 fue el año con menor número de homicidios en la historia de El Salvador. Respecto a 2022, la tasa de homicidios por cada 100.000 habitantes disminuyó de 7,8 a 2,4.

El propio Bukele se ha encargado de mostrar sus resultados al mundo.

Utilizando sus redes sociales como una gran herramienta –en particular su cuenta X– comparte los numerosos operativos con miles de soldados y policías que registran los barrios de la ciudad “para extraer hasta el último pandillero que se encuentre en la zona”.

También ha mostrado las condiciones en las que viven los presos en el Centro de Internamiento de Terroristas (Cecot), una cárcel de máxima seguridad montada sólo para los delincuentes más peligrosos de bandas como la Mara Salvatrucha (MS13) o Barrio 18, que no regresan. para ver la luz del día.

Por eso no sorprende que en un continente golpeado por bandas criminales y cansado de crímenes cada vez más violentos, Bukele sea el jefe de Estado más querido de América Latina, como lo reveló el foro Americas Society/Council of the Americas en 2023.

Sin embargo, el costo de la lucha contra las pandillas en El Salvador fue renunciar a parte de derechos fundamentales para lograr más seguridad, un acto de inmolación que podría poner en riesgo la democracia de los países que quieran intentarlo.

¿Es el método de Bukele la única solución contra el crimen? ¿Por qué “funcionó” la estrategia de Bukele en El Salvador?

“A Nayib Bukele le dan varias cartulinas blancas”, dice al inicio de el tercero el director de El Faro, Óscar Martínez. Para explicar la popularidad de Bukele en su país, el periodista salvadoreño explica la primera carta: “Gran parte de la población está disgustada con cómo saqueaban los políticos tradicionales. La derecha y la izquierda robaron incluso el agua de los jarrones”.

“Entonces, obviamente, a un hombre con un discurso profundo y control de las redes sociales y de las emociones de una sociedad se le da carta blanca”, añade. Martínez -quien la próxima semana participará de un conversatorio público en la Universidad de Chile (ver recuadro)- se refiere a una lógica donde los salvadoreños creen que no les van a robar más de lo que ya les robaron en algún momento. Una especie de “roban, pero roban poco”.

Es en este espacio –luego de la corrupción de los partidos Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) y Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN)– donde Bukele comenzó a moverse.

“Recordemos que los últimos cuatro expresidentes salvadoreños han sido acusados, encarcelados o huidos del país acusados ​​de malversar a su país”, afirma.

La segunda carta blanca de Bukele es la lucha contra las pandillas, donde “destruyó lo que había estado carcomiendo, violando, desmembrando y decapitando a los salvadoreños durante décadas”. Y aunque fue un logro, Martínez destaca que el pueblo de El Salvador minimizó los daños colaterales de la estrategia que permitió acabar con los delincuentes: el establecimiento del régimen de emergencia. Se suspenden las garantías constitucionales del derecho a la defensa de los detenidos, la inviolabilidad de las comunicaciones y el plazo máximo de prisión provisional.

El escritor salvadoreño Óscar Martínez. Foto de : Anagrama

Para Martínez, el régimen de emergencia en El Salvador “violó incluso derechos humanos que no han sido inventados. Pero los derrotó (a las pandillas), es un hecho. Bukele es un autoritario que inmediatamente ha dado un resultado”. Sin embargo, el mismo presidente había dicho que se trataba de una herramienta temporal. Y dos años después de su instalación, sigue vigente.

“Bukele volvió a establecer un régimen de excepción que ya no es excepción. Los ciudadanos tienen menos derechos, han vuelto las torturas en las cárceles y los encarcelamientos arbitrarios y se ha destruido cualquier posibilidad de tener acceso a un proceso legal mínimamente digno”, apunta.

A cambio de la “seguridad” que ofrece Bukele, los salvadoreños han renunciado a sus derechos fundamentales y han normalizado “la institucionalización de la tortura, la desaparición y el encarcelamiento injustificado”. Y de ahí sólo se sale de una manera, y esa es terrible”.

“Bukele ha tenido la actitud de todo autoritario y ha cerrado el acceso a la información como nunca antes. La gente cada vez tiene menos información sobre cualquier tema”, planea.

Por ejemplo, en los dos años que lleva vigente el régimen de emergencia, más de 80.000 personas han sido capturadas y “todas son juzgadas bajo total confidencialidad. “Ni siquiera podemos saber de qué se les acusa”. “Se está juzgando a un país entero sin que podamos saber cómo ni por qué”, afirma.

El peligro del método Bukele contra el crimen Nayib Bukele ha tenido un éxito simbólico en su gestión de las redes sociales: su estrategia comunicativa habría logrado “crear un Dios más grande que él mismo”. Sin embargo, Martínez advierte de lo fácil que es idealizar al presidente, que, a su juicio, es “un autócrata que tiene un proyecto personalista”.

El método de lucha contra el crimen, que implica el sacrificio de los derechos ciudadanos, ha dado gran poder al presidente salvadoreño. Sucede que también cuenta con el apoyo del Ejército de El Salvador, que logró posicionarse –sólo ante el presidente– como la institución con mayor aprobación en su país, a pesar de que hace unas décadas fue protagonista de una violenta masacre durante la Guerra Civil. 1981. “Tener un Ejército con enorme credibilidad en manos de ese señor, no creo que eso vaya a salir bien”, afirma el periodista.

Si no es el método Bukele, ¿qué opción queda para luchar contra la delincuencia y el crimen organizado en el continente?: “Yo sí creo que hay una alternativa en Centroamérica y es, sin duda, probar la democracia”.

El periodista asegura que si bien se ha dicho que El Salvador “intentó” solucionar los problemas con este sistema, los antecedentes no respaldan que efectivamente haya sido instalado.

¿Cómo se puede decir que hubo democracia “en un país donde el sistema judicial está completamente colapsado, los jueces penetrados y siguen siendo penetrados por la corrupción y los intereses políticos?” pregunta. “Eso era tratar de ‘democracia’ y resolver los problemas del crimen organizado en países donde la defensa pública siempre fue una broma. No compremos tan barata la lógica de los autoritarios de que la democracia ha fracasado”.

Es decir, para el salvadoreño el método Bukele tiene altos riesgos y costos para la sociedad. Y no sería jugar “limpio”: recientemente se reveló que Bukele y su familia adquirieron propiedades por millones de dólares mediante métodos cuestionables, como el uso de empresas que, hasta hace poco, estaban casi muertas.

Esto, junto con otras revelaciones –como el pacto del gobierno de Bukele con las pandillas– han sido causa de una lucha constante entre el presidente y la prensa salvadoreña, quienes han respondido con insultos y acusaciones infundadas.

Por eso, para Martínez, “la profundización de la democracia, de los sistemas de represión y persecución, con controles eficientes y una coordinación real, sigue siendo la solución”.

“Dejo abierta una cuestión que siempre pondré sobre la mesa”, afirma el periodista. “¿Cuándo en América Latina resultó bueno darle todo el poder a un hombre y, sobre todo, a uno con vocación militarista?”

Portada de El niño de Hollywood

Óscar Martínez será uno de los invitados internacionales de “Stop the press! 1° Jornadas Periodísticas de la Universidad de Chile”, actividad que se llevará a cabo los días 21 y 22 de noviembre en la Facultad de Comunicación e Imagen, Campus Juan Gómez Millas. El periodista salvadoreño participará el jueves 21, a las 18.15 horas, en un conversatorio público con Pablo Marín, subdirector de la Facultad de Periodismo de la Universidad de Chile.

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