El rally de la renta fija se frena:¿una pausa o un cambio de rumbo?


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Semanas antes de las elecciones estadounidenses, la renta fija mundial empezó a sufrir. La ventaja en las encuestas del entonces candidato Donald Trump, sumada a la fortaleza de la economía estadounidense, llevó a que la tasa del Tesoro estadounidense a 10 años saltara del 3,7% al 4,3% durante octubre, impulsando a la baja los rendimientos de los instrumentos de renta fija.

Eso no fue todo. En aquellos días, el escenario base suponía que las elecciones terminarían con una cámara legislativa dominada por el Partido Republicano y otra por los demócratas. Sin embargo, esa previsión no se cumplió y la “barrida republicana” provocó otro golpe: los tipos del Tesoro a 10 años subieron otros 100 puntos básicos. El 6 de noviembre, un día después de las elecciones, la tasa cerró por encima del 4,4%.

El principal motivo se debe al aterrizaje de las políticas inflacionarias en la Casa Blanca. El programa de gobierno de Trump se centra en promover fuertes aumentos de los aranceles de importación y reducir los impuestos corporativos en EE.UU., lo que impactaría en el ya elevado déficit fiscal del país.

Fin de un mitin

El cambio en las proyecciones internacionales tuvo un efecto inmediato en el escenario local, especialmente en las tasas de largo plazo. Entre inicios de octubre y esta semana, el rendimiento del bono del Tesoro a 10 años en UF pasó de 1,9% a 2,4%.

Este cambio tuvo un fuerte impacto en los fondos de renta fija, siendo las AFP una de las más afectadas por su exposición a tasas largas. El fondo E, que invierte exclusivamente en renta fija, tuvo un octubre para olvidar: en 30 días se desplomó un 5,6%, registrando su peor desempeño histórico.

Parte del golpe a los rendimientos de las AFP se debió a que, entre julio y septiembre, la exposición total a instrumentos del Tesoro aumentó de 20,5% a 23,5%, lo que equivale a u$s 8.480 millones adicionales en sus carteras consolidadas. Esta apuesta por la renta fija se realizó en un momento de euforia, cuando el bono del Tesoro estadounidense a 10 años cayó del 4,5% al ​​3,8% durante el segundo trimestre, y el fondo E se posicionó como el más rentable del año, con un incremento del 9,2%. % a septiembre.

¿Y ahora qué?

Actualmente, el mercado incorpora una tasa de interés de largo plazo en EE.UU. cercana al 3,75%, que contrasta con el 2,9% reportado por la Fed en su última publicación. Para el gestor de cartera de MBI Inversiones, Ramón Domínguez, esta diferencia “sugiere que, si el escenario base de la Fed es cierto, estamos hablando de un mercado de renta fija castigado y/o con poca confianza en la capacidad de su banco central para controlar la inflación.”

En esta línea, explicó que, en el escenario actual, invertir a más largo plazo no está aportando un retorno adicional relevante. Por eso, apuestan por la renta fija local en duraciones medias, entre 2 y 5 años, por la alta correlación con la baja de tasas del Banco Central. “En términos cambiarios, esperamos que los efectos inflacionarios sigan siendo persistentes durante 2025 y posiblemente sean algo mayores a lo que el mercado está incorporando, razón por la cual preferimos los activos de renta fija local indexados a la inflación”.

El análisis coincide con el jefe de renta fija de Falcom Asset Management, Ignacio Godoy, quien sigue viendo atractivo en los bonos en UF a cinco años. “La estrategia no ha cambiado”, comentó.

Por su parte, el gerente de renta fija de AFP Capital, Carlos Milla, señaló que “dado que se espera que continúe la volatilidad, tener flexibilidad y capacidad de adaptarse a los cambios en las condiciones se vuelve muy importante en la gestión de las inversiones”. .

“Proyectamos un entorno de ‘aterrizaje suave’ en la economía norteamericana, que conduciría a una lenta convergencia de las tasas de la Reserva Federal hacia niveles neutrales, que estarían por encima de los registrados en la última década. Sin embargo, este escenario plantea importantes desafíos en la gestión de carteras de renta fija, donde la convicción y la flexibilidad se convierten en atributos clave”, añadió Milla.

El cambio de escenario

La nueva realidad de las tarifas ha calado en varios sectores. Esta semana, el Banco Central lo destacó como uno de los factores clave en su Informe de Estabilidad Financiera.

Respecto a las proyecciones, la presidenta del Banco Central, Rosanna Costa, comentó: “Las tensiones geopolíticas y comerciales, junto con la situación fiscal en los países desarrollados, sugieren que las tasas de interés de largo plazo podrían permanecer altas por mucho tiempo. ”. Además, advirtió que cambios imprevistos en las perspectivas macroeconómicas de Estados Unidos podrían generar repercusiones negativas en los mercados financieros.

Actualmente, el mercado está evaluando cómo evolucionará el desempeño económico de Estados Unidos, la reacción de la Fed en caso de un rebote inflacionario y el impacto de las medidas económicas propuestas por Trump.

En cuanto al contexto local, la atención se centra en el Congreso, donde se debate el presupuesto nacional para 2025. “La cuestión presupuestaria va a ser supersignificativa porque definirá el volumen de oferta de papel del Tesoro. A medida que haya mayor oferta, la tarifa definitivamente puede seguir subiendo”, explicó Domínguez.

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