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Estudio CEP: trabajadores informales muestran mayor inseguridad económica y menor bienestar social que ocupados formales
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En un contexto en el que el mercado laboral ha mostrado signos de contracción, el Centro de Estudios Públicos (CEP) elaboró un documento titulado “Trabajadores informales: ¿Qué sabemos sobre su bienestar social?”, que busca indagar la relación entre el tipo -formal o informal- y el bienestar de los trabajadores.
El estudio fue realizado por los investigadores del CEP María José Abud y Gabriel Ugarte a partir de la Encuesta de Bienestar Social 2021. Para su elaboración se analizaron las dimensiones de la precariedad económica, la conciliación de la vida personal y laboral y el bienestar subjetivo de los trabajadores. .
En particular, el informe registra que los trabajadores informales muestran brechas importantes en el logro de diferentes atributos laborales con respecto a los trabajadores formales y una mayor precariedad económica, que atraviesa todos los niveles socioeconómicos. También tienen menos capacidad para teletrabajar, pero cuentan con más herramientas para conciliar su tiempo dedicado al trabajo y la vida personal. Esto último les permite tener una mayor flexibilidad horaria y una mayor capacidad de ausentarse de su jornada laboral.
Sobre el estudio, Ugarte explicó que “los trabajadores toman la decisión de formalizarse en función de los beneficios y costos que conlleva esta decisión. Vemos que el trabajo informal se asocia con un menor nivel de bienestar, especialmente en la precariedad económica. Esto nos demuestra que es clave avanzar en las postergadas reformas en pensiones y salud”.
Según el estudio, que cita la Encuesta Nacional de Empleo (ENE), la tasa de informalidad laboral en el país se mantuvo relativamente estable desde finales de 2017 hasta el inicio de la pandemia, donde se vio significativamente afectada.
Así, a partir del segundo semestre de 2017, la tasa de informalidad se mantuvo entre 28% y 29% y durante el primer semestre de 2020 la tasa cayó a su nivel más bajo, cercano al 22%, por la crisis sanitaria, para luego empezar a subir. arriba de nuevo Citando a la CEPAL, según el documento, esta disminución se debió a una disminución en el número de ocupados, que afectó con mayor fuerza a la población informal. “Es decir, la disminución del nivel de informalidad durante la pandemia no se debió a un tránsito de estos trabajadores al sector formal, sino a que estos trabajadores pasaron a las categorías de desocupados o inactivos”, explica el estudio.
Por su parte, en cuanto a las características sociodemográficas, el sector informal está compuesto en su mayoría por mujeres, personas de 50 años o más y jóvenes de 30 años o menos, y personas con educación secundaria incompleta.
En cuanto a las características del empleo, dice el estudio, el trabajo por cuenta propia predomina en el sector informal, y la prevalencia de las ocupaciones elementales es mayor. “Cabe señalar que más del 80% de la población ocupada informal se encuentra en empresas de menos de diez empleados, mientras que solo el 22% de todos los trabajadores formales laboran en empresas de este tamaño”, según el documento.
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Uno de los hallazgos relevantes del estudio muestra que, en relación al bienestar social, los trabajadores informales muestran consistentemente brechas en el logro de diferentes atributos del trabajo con respecto a los formales.
Por ejemplo, los trabajadores formales indican en mayor medida que han tenido beneficios laborales en sus puestos de trabajo (47,1%) frente a los trabajadores informales (31,5%). Además, afirman que han tenido la oportunidad de teletrabajar (36,0% frente al 18,4% de los trabajadores informales), han tenido la oportunidad de ser promovidos (29,7% frente al 23,6% de los trabajadores informales), tienen una buena interacción con sus compañeros ( 84,2% frente a 71,4%) y han recibido un buen trato por parte de su jefe (75,3% frente a 67,9%). Solo en el atributo de flexibilidad horaria el trabajador informal muestra un mejor desempeño que el formal (55.5%) versus 53.1% de los ocupados formales.
En tanto, cuando se les pregunta a los trabajadores sobre las oportunidades que les brinda su trabajo, con excepción de tener la posibilidad de conciliar el tiempo laboral y personal, en el resto de las áreas los trabajadores formales tienen un mejor desempeño.
En el ítem inseguridad económica, el estudio encontró que, en general, los informales presentan un nivel más alto que los formales. Así, el 66% de los ocupados formales tienen dificultades para cubrir sus necesidades básicas ante la pérdida de ingresos de algún miembro del hogar, mientras que esta proporción es del 75% en el caso de los informales. Además, el porcentaje de ocupados informales que no pueden financiar sus necesidades básicas sin recurrir a créditos o préstamos es casi el doble que el de los ocupados formales, lo que se explica, en parte, por los menores ingresos que perciben estos trabajadores, según el estudio. .
En cuanto al rol protector que tendría el empleo frente a la precariedad económica, los investigadores del CEP observaron que el 36% de los informales consideran que su empleo les brinda poca o ninguna estabilidad financiera, mientras que solo el 20% de los formales tienen esta percepción.
En el análisis por quintiles socioeconómicos, el informe muestra que a mayor nivel de ingresos, mayor es el papel del empleo en la estabilidad financiera de las personas, y las diferencias entre el trabajo formal e informal son más marcadas.
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Entre las conclusiones, el estudio señala que “es fundamental seguir estudiando la mayor capacidad de los trabajadores informales frente a los formales para conciliar su vida laboral y familiar, sobre todo porque esto podría ser un factor que esté desincentivando la formalización”. En este sentido, las conclusiones del informe están relacionadas con el proyecto de reducción de la jornada laboral de 45 a 40 horas.
Al respecto, Abud aseveró que “los trabajadores informales cuentan con más herramientas para conciliar la vida personal y laboral, por lo que en el marco de la discusión de las 40 horas en el Senado es fundamental considerar la adaptabilidad laboral, ya que no solo permite organizar de mejor manera la jornada laboral de los trabajadores formales y mejorar la calidad del empleo, pero también esta mayor calidad del empleo formal puede actuar como un incentivo para que los trabajadores informales hagan la transición a la formalidad”.
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