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Economia

Javier Sajuria: “Un gobierno responsable se tiene que hacer cargo del día después”

Martina E. Galindez

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Profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Queen Mary de Londres Javier Sajuria Desde Inglaterra, atentos al futuro político de Chile. Y, en ese contexto, se permite analiza las razones que habrían llevado al presidente Gabriel Boric a admitir públicamente la posibilidad de que el Rechazo triunfara en el plebiscito de salida el 4 de septiembre, dejando perplejos tanto a los seguidores de esta opción como a los convencidos de la Homologación.

Aunque el abogado de la Universidad Católica y director de Espacio Público reconoce que es difícil meterse en la cabeza del presidente Gabriel Boric, Cree que esta controvertida actuación combina la necesidad de hacerse cargo de una realidad y de intentar tomar el control de la agenda.

“Lo cierto es que hoy hay una tendencia en las encuestas, que se mantiene desde hace varias semanas, en la que el Rechazo aparece como una opción más probable. Por lo tanto, existe la obligación de hacerse cargo de esa realidad”.

-¿Qué habría provocado que el presidente Gabriel Boric haya dado ese giro de hacer una reflexión explícita sobre la posibilidad de que triunfe el Rechazo?

-Es difícil meterse en la cabeza del Presidente o su equipo; pero creo que la verdad es que hoy en día hay una tendencia en las encuestas, que se viene dando desde hace varias semanas, en que el Rechazo aparece como una opción más probable. Por lo tanto, existe la obligación de hacerse cargo de esa realidad.

-¿Puede haber otra razón?

-También podría ser una necesidad de recuperar el control de la agenda. Sobre todo porque se habló mucho de que la suerte del gobierno estaba íntimamente ligada al resultado del plebiscito o, más aún, a la fuerza de la aprobación. Yo creo que el gobierno y el Presidente están tratando de recuperar la agenda para llevar a cabo las otras reformas que tienen dando vueltas. Darse cuenta de que la mayoría de las personas, independientemente de si aprueban o rechazan, no están satisfechas con los textos disponibles. Incluso dentro del Rechazo hay quienes están abiertos a otro proceso y un porcentaje importante dentro del Aprobador está esperando que ese sea el punto de partida para mejoras al texto propuesto…

-Para nuevas reformas.

-Exactamente. Entonces hay una combinación de la necesidad de hacerse cargo de una realidad y tratar de tomar el control de algo que estaba fuera de tu control. Hasta ahora, el gobierno había tratado de mantener un desprecio por la Convención. Pero hoy su destino parece estar ligado a la percepción del plebiscito. Por lo tanto, el gobierno no tiene la capacidad de ser indiferente.

-Todos sabemos cuál es la posición del Presidente con respecto al plebiscito, pero ¿debería ser más explícito en su apoyo o, por el contrario, poner más espacio entre el gobierno y la Convención?

-No estoy tan seguro de cuál puede ser el impacto electoral si el gobierno se posiciona explícitamente por una de las dos alternativas. Sobre todo por lo que planteas, porque la mayoría de la gente interesada en la posición del gobierno ya lo sabe.

-¿Hasta qué punto la prescindencia hace bien o mal a un gobierno?

-Si entendemos por desconocimiento como cuidar el uso de los recursos públicos, me parece absolutamente razonable. Si por desconocimiento entendemos que el gobierno no tiene una opinión sobre un plebiscito, me parece que es irrazonable, más cuando gran parte de la agenda de este gobierno está relacionada con los temas que están consagrados en la nueva Constitución propuesta. Yo creo que después de este plebiscito, cuando veamos qué pasa y cómo funcionan las cosas, vale la pena repensar el papel de los gobiernos y su desconocimiento, particularmente en lo que respecta a los referéndums.

“Después de este plebiscito, cuando veamos qué pasa y cómo funcionan las cosas, vale la pena repensar el papel de los gobiernos y su desconocimiento, particularmente en lo que respecta a los referéndums”.

“Cuánto capital político le quedará al gobierno si gana el Rechazo”

-¿Qué escenarios se abren a partir del reconocimiento que hizo el Presidente?

-Me da la impresión que el Presidente tuvo la capacidad de llamar a la pizarra a los dos extremos dentro de los cargos. Del lado de la Aprobación, a quienes incluso han defendido la idea de que no hay necesidad de hacer reformas después del plebiscito si se aprueba, el Presidente dijo abiertamente que hay que prepararse para el Rechazo. Que debemos tener la capacidad de pensar cómo vamos adelante como país y con el proceso constituyente. Y eso es muy importante, porque un gobierno responsable tiene que cuidar el día después. Por otro lado, le pone precio al Rechazo.

-¿En qué sentido?

-Sobre todo entre los que dicen que se niegan a reformarse. A aquellas personas que afirman que no están contentas con la Constitución de 1980 -que de hecho muchos han declarado muerta- les dice ‘OK, planteemos ahora un procedimiento o al menos tracemos el camino a seguir’. Y el camino más lógico es el que establece hoy la Constitución y en el que nos encontramos actualmente.

-Esa vía implica volver a empezar todo de cero, ¿se descarta que sea el Congreso el que saque adelante el proceso?

– El Congreso en todo caso tiene que pronunciarse en este sentido. Incluso a propuesta del Presidente, éste exige al Congreso que haga la reforma constitucional respectiva y modifique este proceso. O sea, el Congreso va a tener que tener un papel en esto y va a tener que estar de acuerdo con esta idea o con cualquier otra, porque requiere modificar la Constitución vigente. Ahora bien, aún hoy con todo lo que hemos hablado y las críticas que muchos de nosotros hemos hecho -y me incluyo- a la Convención y su trabajo, sigue siendo una institución con mejor evaluación y confianza que el Congreso.

– ¿O está descartado?

-Tenemos que entender que tenemos un Congreso muy cuestionado y el Congreso tiene que ser consciente de eso, de que hay efectos políticos a partir de esa desaprobación de sus actos. La ciudadanía votó claramente que no quería una Convención Mixta; por lo tanto, no se debe ignorar que hay un mandato que puede caducar en términos legales, pero el mandato existe.

-¿El gobierno debe apoyar los proyectos que reducen los quórums para modificar la Constitución, presentados por la DC, el PPD y el PS, para tener un Plan B por si acaso?

-No estoy seguro si algún tipo de mecanismo por el cual el Ejecutivo se vuelva parte del proceso va a cambiar mucho el resultado, más allá del involucramiento que han tenido miembros de su coalición -porque el PS y el PPD son parte de la coalición de gobierno-. Este gobierno ha tenido que aprender sobre la marcha cómo hacer la gestión legislativa desde el Ejecutivo y, por tanto, no sé si su ayuda es más relevante en estos proyectos, porque tiene una agenda legislativa bastante compleja. Lo vimos con el proyecto de infraestructura crítica. Y, además de los proyectos de reforma tributaria, se viene en poco más de un mes la discusión de la Ley de Presupuesto y la reforma de pensiones.

-¿Cómo podría influir el eventual triunfo del Rechazo en la agenda de gobierno y sus proyectos emblemáticos, o van por caminos separados?

-En términos legislativos, no creo que tenga un efecto tan grande. Hay algunas reformas que pueden requerir otro tipo de diseño. La reforma de salud que está en el programa de gobierno sería mucho más fácil de implementar con el texto de la nueva Constitución que con el texto de la actual. Este es un gobierno que ha tenido que lidiar con una situación económica muy compleja, con problemas complejos de seguridad y migración; y, además, con el plebiscito. Eso le ha pegado en su capital político. En términos programáticos de política pública habrá que hacer cambios, pero la pregunta es cuánto capital político le quedará al gobierno si gana el Rechazo.

– ¿Cuánto será según tus cálculos?

-Si toman el liderazgo de la discusión como lo están haciendo ahora, lo hacen efectivamente y al día siguiente del rechazo el gobierno es capaz de presentar una reforma constitucional para hacer un nuevo proceso constituyente, manteniendo viva la discusión, creo yo. No los golpeará muy fuerte. Pero si se entienden vencidos y se quedan sin agenda, será mucho más complejo.

“Los cambios de gabinete están sobredimensionados”

-¿Sería más necesario un cambio de gabinete?

-No. Siempre he pensado que los cambios de gabinete son sobredimensionados en términos de sus efectos políticos. En general, los cambios de gabinete son una buena herramienta, especialmente cuando los gobiernos tienen que barajar internamente las cartas. Y no creo que esa sea la situación hoy.

-¿Se necesitará en la Segpres a alguien con más experiencia que el ministro Giorgio Jackson?

-No voy a andar diciendo que un ministro u otro tiene que dimitir, pero sí creo que Jackson es una persona con mucha experiencia y, además, tiene un subsecretario con mucha experiencia. Siempre hay espacio para el cambio y para poner a algunas personas en puestos en los que se desempeñen mejor, pero no creo que ninguna crítica al desempeño de Segpres se base en la experiencia. Puede ser un problema de contexto. Que la situación política dentro de la coalición de gobierno está tan fragmentada que es compleja de manejar. Ya no hay tiempos para órdenes partidistas, como los había antes; por lo tanto, se vuelve mucho más difícil navegar y negociar.

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