La bióloga marina que protege las ballenas con IA

Según confiesa, es una de esas personas que desde niña sabían cómo se iban a desarrollar profesionalmente. En el caso de Sonia Español-Jiménez, la fauna marina que pasaba ante sus ojos a través de películas y documentales la maravilló desde pequeña y la motivó a desarrollarse en Ciencias del Mar, en su España natal. . Hoy, como Doctor en Biología Marina de la Universidad Austral de Chile, y director ejecutivo de Fundación Méricentra su investigación en los mamíferos marinos, principalmente en comprender el comportamiento de las ballenas a través de sus sonidos.

A partir de ahí un proyecto llamado La iniciativa Blue Boat, que busca mitigar el riesgo que tienen las ballenas en el sur de Chile de ser golpeadas y desorientadas por los cientos de embarcaciones que transitan por el Golfo de Corcovado y otras áreas marítimas del sur. Si antes tenía que visitar y escuchar manualmente las grabaciones submarinas, ahora es la inteligencia artificial la que hace ese trabajo por ella. Según cuenta, es capaz de saber a qué especie de ballena corresponde el sonido emitido y a qué distancia se encuentra del área de observación.

En una entrevista con What’s Upel investigador habla de su reciente presentación en Futuro Congreso, en la cuadra “Porvenir Turquesa”. También, Español-Jiménez revela un dato poco conocido sobre los cetáceos: ayudan a oxigenar el planeta y a combatir el cambio climático.

-¿Cómo te interesaste en la biología marina y el cuidado de las ballenas?

Creo que soy como uno de los afortunados que desde muy joven supe a lo que me quería dedicar. Mi objetivo era entender lo que nos decían los delfines. Les prometo que cuando tenía 12 o 13 años veía muchos documentales en casa, pero había una película sobre un delfín que podía comunicarse, llamada Flipper, que me pareció fascinante.

Desde entonces quiero entender y comunicarme con un delfín. Así que estudié Ciencias del Mar en España. Me volví por todo el mundo sobre la comunicación de los cetáceos, que además era un tema que era muy incipiente. Luego hice un doctorado en Biología Marina en la Universidad Austral y ahí me enfoqué en estudiar los sonidos de la ballena jorobada y entender cómo estos sonidos eran afectados por el tráfico marítimo.

-¿Cuánto sabemos hoy sobre las ballenas? En especial para los que habitan las costas de Chile

En Chile, a nivel científico, se sabe relativamente poco sobre la cantidad de ballenas que existen. Por ejemplo, cuáles son las principales áreas de alimentación o incluso reproducción de algunas de estas especies; ¿Cuáles son sus rutas migratorias? No existe una ciencia sólida a nivel de los cetáceos. A pesar de que es uno de los lugares del mundo donde hay más biodiversidad de ballenas.

Es muy raro ya la vez una oportunidad para todas aquellas personas a las que les gustan los cetáceos o las ballenas, porque es el lugar para estudiarlos.

-¿Qué cosas se pueden saber del sonido de las ballenas?

Lo bueno de la acústica en este caso, frente a otras técnicas, es que te permite saber cuándo hay ballenas sin que las veas. Tradicionalmente, los científicos tienen que pasar muchos meses en el mar buscando ballenas, con los riesgos que eso conlleva, en el sentido de que si hace mal tiempo no puedes salir, no verás a la ballena aunque estés en el agua. .

El océano es inmenso, y buscar una ballena allí es muy complejo. A través de una tecnología relativamente fácil, la acústica te permite instalar equipos que, si tienen inteligencia artificial, pueden detectar y descubrir que las ballenas están presentes.

-¿Puedes diferenciar el sonido de las ballenas del de otras especies?

Todos los océanos tienen sonidos diferentes, no solo los de las ballenas, sino también cualquier actividad que genere un sonido. Si llegamos a entenderlos, podremos actuar y tomar mejores decisiones, por ejemplo, identificar áreas marinas protegidas, que sabemos que son uno de los principales focos de conservación y una de las principales herramientas. Nos falta, no sólo es útil declararlas, debemos gestionar estas inmensas áreas.

Bueno, la acústica te permite, sin estar presente, saber qué tipo de actividades se están realizando, porque cada actividad, como te dije, va a tener su propio sonido y lo vamos a poder identificar. También podremos saber qué tipo de biodiversidad marina existe porque cada animal tiene su propio sonido.

-¿Qué papel juega la inteligencia artificial en la implantación de este tipo de tecnologías?

Desempeña un papel importante en cómo capturar estos sonidos y cómo mejorar esta investigación sobre las ballenas. En particular, usé horas y horas escuchando audios e identificando manualmente dónde había una ballena. La inteligencia artificial le da un salto cuántico a ese análisis, porque también aprende qué tipo de ballena es y cuáles son los sonidos característicos de cada una. También te permite evolucionar con el tiempo, es decir, aprender de todos los sonidos que se producen en el océano.

Podrás identificarlos todos y como catalogarlos, en su caso, separar el sonido de una ballena azul del de un bote o embarcación. Es ese nivel de amplitud, de conocimiento que te da la inteligencia artificial, que es imposible de hacer desde un punto de vista humano.

-¿Es cierto que las ballenas ayudan a combatir el cambio climático? ¿Como funciona esto?

Las ballenas, a nivel biológico, son consideradas ingenieras de ecosistemas. Juegan un papel fundamental en todos los procesos que pasan para que el océano esté sano, por llamarlo de alguna manera. Así que las ballenas, por un lado, al ser los animales más grandes que existen en el planeta, absorben unas 33 toneladas de CO2 de la atmósfera. Queda retenido en el cuerpo de la ballena y cuando muere se va con ella al fondo del mar, de donde nunca más vuelve a salir.

Pero ese es solo uno de los servicios técnicos para la mitigación del cambio climático. Otra cosa muy importante es que la existencia de las ballenas hace que los océanos tengan nutrientes que son esenciales pero muy escasos. A través de los desechos de las ballenas, los océanos se fertilizan y aparece el fitoplancton, que es un árbol que genera el oxígeno que consume todo el planeta. La mitad del oxígeno que consume el planeta proviene de los océanos. Además, el fitoplancton se encarga de absorber grandes cantidades de dióxido de carbono.

-¿Cómo afecta el exceso de ruido a las ballenas cuando se encuentran en una zona transitada por embarcaciones?

El problema de la contaminación acústica es que es completamente invisible y muchas veces lo que no se ve no se sabe. El tráfico marítimo, por ejemplo, no solo les impacta con golpes, sino que el ruido que genera su forma de transportarse coincide con el rango de audición de las ballenas.

Entonces nos encontramos con que las ballenas están en un océano que parece inmenso, pero cuando hay tanto ruido en el mar no pueden comunicarse. Yo siempre explico que es como si vamos a un bar y la música está tan alta que no te puedes comunicar con la persona que tienes delante, y encima no puedes ver porque generalmente la luz en los bares suele ser más oscuro Cuando hay tanto ruido en el mar, las ballenas no pueden comunicarse y por lo tanto pierden la capacidad de encontrarse con una pareja. También pierden la capacidad de saber dónde está la comida. Incluso pierden el sentido de la orientación e incluso mueren en la orilla porque simplemente no pueden moverse bajo el mar con tanto ruido.

-¿Qué es la iniciativa Blue Boat y cómo puede ayudar a mitigar el riesgo para las ballenas?

El problema de cómo estas ballenas sufren cada cierto tiempo estos golpes que les dan los barcos y acaban muertas en las orillas. La iniciativa Blue Bot puede venir a ayudar a las ballenas en todo este tipo de casos.

A través de un hidrófono, con el que escuchamos todo lo que sucede en el océano con inteligencia artificial y nos permite identificar las especies específicas de ballena, podemos dar aviso temprano de su presencia a la Armada, que por institucionalidad se encarga de avisar a todos. buques presentes en la zona marítima que hay una ballena cerca. Funciona de una forma muy sencilla, pero a la vez es algo muy complejo. Así se avisa a la embarcación, que puede utilizar maniobras, como la ralentización, para evitar colisionar con una ballena.

-¿Y ese sistema también logra identificar la ubicación específica de una ballena?

Por supuesto, eso es lo que se espera lograr con el proyecto. Para llegar a ese nivel de triangulación se necesitan varias boyas con hidrófono. Con solo una boya no puedes saber dónde está la ballena. Ahora, la boya que tenemos tiene un alcance de 60 kilómetros, y podemos deducir que la ballena está dentro de ese radio. Pero nuestro objetivo es poner más boyas para que sea más preciso determinar la ubicación de la ballena dando vueltas.

-Y esa boya que has instalado, ¿dónde está concretamente?

La primera boya se instaló en octubre de 2022 cerca de Quellón, al sur de la isla de Chiloé. Es una de las zonas de mayor influencia entre el tráfico marítimo y la presencia de ballenas. El proyecto obviamente busca replicar en diferentes puntos de vista, y es porque es la zona principal o Golfo de Corcovado, que es la zona principal donde se reúnen más ballenas azules para alimentarse de todo el hemisferio sur.

Esta tecnología busca proteger a las ballenas a lo largo de todas sus rutas migratorias. Entonces, la idea del proyecto no es solo quedarse en el Golfo Corcovado, sino ayudar al Gobierno de Chile en esta declaratoria de los corredores marinos como principal acción política. Por el cuidado de los océanos, instalando esta iniciativa entre Chile y Canadá.

-¿Qué mensaje espera que quede marcado en la audiencia del Futuro Congreso y en los decisores?

Para mí, la clave es precisamente expresar esa necesidad que existe de implementar inteligencia artificial para poder escuchar, para poder monitorear, pero sobre todo, para poder manejar bien los ojos. Ya que tenemos esta tecnología que nos permite hacerlo y eso hay que potenciarlo para que vaya mucho más allá. También es necesario comprender qué son nuestros océanos y podemos tener una visión más completa de cuáles son los problemas reales de conservación y las amenazas para los océanos.

Se trata de acercar la cultura oceánica, que sabemos que es uno de los pilares, a este tipo de público de tomadores de decisiones, pensando en cómo estos servicios sistémicos que tienen las ballenas pueden representar este bien natural, cultural y económico. No solo para Chile, por ser uno de los países con más ballenas, sino también para el mundo. Me gustaría que la gente finalmente entendiera que, justo debajo del océano, no puedes ver y que necesitamos escuchar. Y que una vez que los escuchemos, entenderemos lo que está pasando en los océanos, y a partir de ahí podremos actuar de una manera mucho más responsable de lo que lo estamos haciendo hoy.

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