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La principal cadena de gimnasios de Chile, Energy Fitness Club, solicitó ante los tribunales el inicio de un proceso de saneamiento financiero y así evitar la quiebra. Sus pasivos superan los $10.383 millones y sus principales acreedores son los bancos Scotiabank e Itaú, además de la Inmobiliaria Catedral Limitada.
La empresa -que es asesorada en su reorganización por el Estudio Nelson Contador Abogados & Consultores- fue fundada en 1996 por Alex Wiesner. En sus 28 años de vida ha tenido cambios de nombre y de socios: comenzó como Powerhouse Gym, la segunda franquicia de gimnasios más grande de Estados Unidos que Wiesner trajo al país con una primera ubicación en la comuna de Vitacura.
En 2014, el fondo de capital privado Victoria Capital Partner tomó el control de la empresa y Wiesner siguió siendo minoritario.
Actualmente, la cadena opera 23 locales propios y 10 franquicias, generando 543 empleos directos y 609 empleos remunerados.
El comienzo de la crisis
Ante “perspectivas favorables”, la dirección de la compañía presentó un plan de expansión a diversas entidades financieras, lo que llevó a Energy a contraer una deuda financiera cercana a los 12.000 millones de dólares en 2019. Esta financiación, junto con aportes de capital, apoyó el objetivo de abrir 10 nuevas sede para 2027.
“Esta estrategia de expansión se vio truncada en octubre de 2019, cuyos acontecimientos afectaron seriamente no solo las ventas, sino que también nos obligaron a repensar la apertura de nuevos gimnasios”, dijo la empresa, apuntando directamente a la crisis social de octubre de 2019.
Entonces llegó la pandemia. “Los planes de ampliación quedaron definitivamente pospuestos”, dijo la firma en su presentación ante el tribunal, en la que destacó que “recién a partir de enero de 2022 fue posible un funcionamiento normal que le permitió recibir clientes de Energía”.
Todo esto generó una caída en el número de afiliados suscritos a sus planes, de 80 mil inicialmente a 40 mil después de la pandemia. Hoy, la compañía dijo que tiene aproximadamente 100.000 clientes.
La firma destacó que una de las herramientas más importantes que le permitió enfrentar la situación vivida fue el apoyo a los planes de financiamiento del gobierno a través de créditos garantizados por el Estado. También mencionó una reestructuración de sus préstamos con sus acreedores, la renegociación de alquileres y acuerdos de pago con los inquilinos y un aumento de capital de US$ 5 millones por parte de los socios.
Sin embargo, para el año 2022, la compañía proyectó “un año de transición cuyo objetivo era consolidar una estructura financiera sana”, y que daría paso a una nueva etapa de crecimiento para Energía.
Los “golpes” a la industria
“Desafortunadamente, los resultados para 2022 fueron peores de lo esperado”, afirmó la cadena, que apuntó a la inflación, que dijo ante una caída de precios de sus planes.
Luego, se refirió a lo que llamó “un nuevo golpe” a la industria: la incorporación del impuesto al valor agregado (IVA) a los servicios, que se implementó en enero de 2023.
“El efecto más gráfico de esta decisión (…) es que los ingresos recurrentes de los afiliados bajo la modalidad de pago automático han disminuido de $1.000 millones mensuales antes de la pandemia a $450 millones mensuales actualmente”, dijo. la empresa.
En enero de 2023, la dirección de la firma pidió a sus acreedores financieros una nueva fórmula de pago. Luego de varios meses de negociaciones, los bancos, en términos generales, aprobaron congelar alrededor de seis cuotas de los créditos originalmente contratados y establecer un vencimiento bala en diciembre de 2024.
“En un análisis retrospectivo, lo ideal hubiera sido buscar una solución de largo plazo respecto de la totalidad de la deuda, ya que con base en la reestructuración de 2021 se tenía previsto un vencimiento por más de $3.300 millones para diciembre de 2024, lo que según los flujos proyectados, esa fecha sería sumamente onerosa para la caja de la empresa”, afirmó la firma.
La dirección de la cadena detalló que a partir de enero de 2024 ha llevado a cabo un plan para reducir gastos operativos, que estima generará ahorros por más de $2,250 millones en 2024.
“Lo anterior, si bien genera una reducción muy importante a nivel de flujos, debe ir acompañado de una carga financiera equilibrada para el largo plazo, por lo que desde marzo de 2024 se comenzó a negociar una nueva estructura con los bancos, llegando a diciembre de 2024. sin una respuesta favorable, a pesar de las buenas proyecciones presentadas a nivel operativo”, afirmó la empresa en su solicitud de reorganización judicial.
“La compañía insta a generar buenas negociaciones con sus principales acreedores financieros, con el objetivo final de materializar una nueva estructura de servicio de la deuda con todos sus acreedores, que permita a Energía adaptar los vencimientos de sus obligaciones a la capacidad de generación de flujo actual. operativa”, afirmó.
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