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Las cascadas de SQM gozan de buena salud

Martina E. Galindez

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Las Cascades gozan de buena salud gracias a su principal y único activo, SQM, la minera no metálica que ganó una cifra histórica de $4 mil millones el año pasado. El mayor accionista del mayor productor de litio del mundo es un complejo entramado de empresas en el que participan, en orden decreciente, las sociedades inversoras Norte Grande, Oro Blanco, Potasios, Nitratos y Pampa Calichera. Todos ellos representaban el 25,75% de SQM al cierre de 2022 y son controlados por Julio Ponce Lerou, su mayor accionista. En la serie estratégica A de SQM, que elige a siete de los ocho directores, tienen casi el 50%.

Las sociedades en cascada tienen dos noticias que contar. La primera es que se mudaron. Durante años no se distinguieron claramente sus límites y ocuparon el piso 11 del edificio corporativo de SQM. Según los balances de las cascadas, arrendaron oficinas a SQM Industrial. Pero este mes dejaron de estar y se mudaron a un edificio en Apoquindo, muy cerca de la sede de SQM. El mayor productor mundial de litio ha estado creciendo y quería utilizar todos los espacios del edificio calle El Trovador. Y las cascadas dejaron de compartir oficinas y ascensores con la empresa en la que participan. Fue una decisión económica, dicen diversas fuentes, pero cargada de simbolismo: a partir de ahora, cada vez será menos probable que las cascadas sean identificadas y confundidas con SQM.

La otra buena noticia es la salud de sus finanzas. Los dos buenos años de SQM, especialmente el 2022, han alimentado las arcas de sus accionistas con jugosas distribuciones de dividendos. Si en 2021 la firma ganó US$858 millones, en 2022 la cifra saltó a US$3.906 millones gracias a otro salto: el del precio del litio, que pasó de venderse a US$14.000 la tonelada a un promedio de US$52. mil por tonelada el año pasado. En el primer trimestre, cotizaba a US$51.000.

Y los cataratas han aprovechado para mejorar sus finanzas. Pampa Calichera lo destacó en la última junta de accionistas, en abril, reunión presidida por el presidente de todas las empresas desde 2015, Rafael Guilisasti. Pampa Calichera, primer eslabón de la cadena, registró una utilidad de US$733 millones en 2022: esta ganancia se explica por los buenos resultados de SQM, las ventas de acciones de SQM-B realizadas durante el año y “la importante disminución de la deuda financiera de la empresa”, dice el acta de dicha asamblea.

Los pasivos financieros del grupo, consolidados en el primer eslabón, Norte Grande, ascendían a US$ 494 millones a marzo de este año. De ese monto, sólo US$ 111 millones correspondieron a vencimiento en los siguientes 12 meses. Todos los demás están en términos más largos. La cifra es similar a la que cerró el grupo en 2022. Pero es mucho mejor que en diciembre de 2021, los pasivos financieros de las cascadas sumaron US$853 millones, de los cuales US$340 millones eran pagaderos en el corto plazo. La presión sobre las finanzas de las cataratas fue significativa: en 2018, esos pasivos financieros se acercaron peligrosamente a los US$1.000 millones. “La situación financiera es mucho más sólida hoy”, dice un accionista de Las Cascades.

El año pasado no hubo necesidad de refinanciar y las cascadas se dedicaron a pagar deuda. Calichera pagó US$21 millones a Itaú, US$65 millones a Scotiabank, US$60 millones a Consorcio y más de US$40 millones a BTG. Potasios pagó otros US$70 millones a Scotiabank y US$16 millones a Itaú. Y Oro Blanco pagó US$14 millones a Itaú y US$20 millones a Consorcio. Todos los pagos fueron por capital. En costos financieros, el grupo representó US$ 50 millones el año pasado.

Para este año, el cronograma de pagos es más benévolo: US$45 millones vencieron en mayo con Banco de Chile y casi US$40 millones con Itaú, en diciembre.

La mayor deuda de Calichera es una emisión de bonos que deberá pagar en cuotas anuales de US$60 millones entre 2026 y 2030. En total, unos US$300 millones, pero emparejados con sus resultados futuros.

La semana pasada se cumplieron dos años desde el anuncio. En junio de 2021, las cinco sociedades en cascada anunciaron una posible fusión, algo que los accionistas minoritarios que permanecen en esa estructura han solicitado durante años.

En hechos esenciales firmados por la gerente general de Las Cascadas, Catalina Silva, quien asumió el mando de todas estas empresas ese mismo año, las empresas informaron que sus directorios habían decidido contratar a profesionales externos para “estudiar la optimización de la estructura societaria del negocio”. grupo, con especial atención al fortalecimiento de la estructura de capital.” Una vez concluidos dichos estudios, las mesas podrían proponer a los accionistas la realización de reorganizaciones que podrían incluir fusiones entre empresas del mismo grupo empresarial.

La intención de fusión, sin embargo, ya no urge por razones de su estructura de capital: la caída de su endeudamiento no la hace urgente, dicen personas vinculadas al grupo. Sí, podría pactarse por razones fiscales: si una posible reforma -que cada vez tiene menos viabilidad política- produce la desintegración del sistema, la permanencia de distintas empresas que participen unas sobre otras tendría poca racionalidad económica, ya que podrían No imputar los pagos de impuestos de un eslabón al otro eslabón. Los estudios, encomendados a la abogada fiscal Soledad Recabarren, ya están concluidos y se encuentran en los directorios de las cascadas. Pero no hay urgencia. “La fusión tiene menos sentido ahora”, opina un pequeño accionista de Cascades. Otra réplica: los descuentos con SQM siguen siendo muy altos y una fusión tiene sentido para todos. “Siempre tendrá sentido que se fusionen, ya que simplifica la propiedad de SQM y hace que sea más atractivo para los inversionistas extranjeros invertir en SQM con descuento”, dice otro.

Los balances del primer semestre serán aún mejores. En la reunión de abril, Calichera, la empresa más cercana a SQM, decidió repartir el 70% de las utilidades de 2022. Calichera ya había repartido US$140 millones en junio de 2022. Pero en mayo emitió el cheque más grande de su historia: US$ 380 millones. La cifra va aguas arriba y el directorio de Norte Grande decidió en abril pagar poco más de US$ 300 millones a partir del 29 de mayo. De esa cifra, el 80% estaba destinado a Inversiones SQYA, que en la última asamblea ordinaria de accionistas estuvo representada por Francisca Ponce. Pinochet, el tercero de los cuatro hijos de Julio Ponce Lerou. El controlador final es The Pacific Trust, un fideicomiso establecido por Julio Ponce a favor, en partes iguales, de sus hijos Julio, Alejandro, Francisca y Daniela, tal como se describe en la memoria de Calichera de 2022.

“Pronto podrían estar muy ligeros de deuda y empezar a repartir grandes dividendos”, dice un accionista que se niega a abandonar las cascadas de SQM.

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