Las definiciones de Héctor Bellerín, el pupilo ‘no estereotipado’ de Pellegrini: “Me crie entre máquinas de coser”

Héctor Bellerín cultiva una personalidad diferente. En el fútbol la diferencia es mucho más notoria. “Me di cuenta de que por mucho que jugara al fútbol y todo estuviera marcado por reglas, me gustaban otras cosas. Y vestirme diferente. Crecí alrededor de máquinas de coser y eso también me interesaba. Entiendo los estereotipos y memes de la masculino performativo-machos performativos-, pero son un arma de doble filo”, afirma en una entrevista concedida a El Mundo, donde da señales claras de su forma de llevar la vida.

“Hay un grupo de hombres que realmente están tratando de encontrar un espacio donde uno puede sentirse cómodo fuera de la masculinidad hegemónica tradicional y la burla puede dar miedo.. También son memes y ya está, ¿no? Pero hay niños en posiciones muy vulnerables que se van al otro lado. Volviendo a la cuestión, siento que de repente soy el futbolista que lee libros, el ecologista, el jugador de moda… Me están poniendo etiquetas, pero son cosas que he hecho desde que me vi con la posibilidad y la fuerza para hacerlas”, afirma el pupilo de Manuel Pellegrini en el Betis.

Las definiciones de Héctor Bellerín, el alumno ‘no estereotipado’ de Pellegrini: “Crecí entre máquinas de coser”

El defensa también jugó en el Arsenal. Durante su paso por el fútbol inglés, de hecho, recibió un apodo especial. “Me llaman lesbiana porque tengo el pelo largo”, dijo en otra entrevista. “Tantas cosas. Hay mucha gente que habla del diferente ejemplo que damos Borja Iglesias, Aitor Ruibal o yoy recibimos mucho amor. Pero han llegado a decir auténticas barbaridades. Ni siquiera podrías imaginarlos. Amenazas de muerte, muchas. Sucede en internet y no es real, pero puede serlo.”, complementa, ahora, citando experiencias que comparte con compañeros de la selección andaluza.

“Creo que los colectivos LGTBIQ+ en los estadios de fútbol masculino no se sienten representados ni cómodos. Tengo muchos amigos a los que he invitado a algunos de mis partidos y no han querido venir”, sostiene, en ese nivel.

Bellerín, en el duelo entre Betis y Levante. JOSÉ JORDANIA

Por supuesto, su visión de la agresividad que sienten en el fútbol va más allá. “Se ha convertido en el teatro romano. Entiendo que hay gente con estilos de vida precarios y estresados ​​y el campo de fútbol se convierte en un momento para vaciarse.. Sabemos que repartimos mucha alegría, pero parece que en el estadio puedes hacer cosas que nunca podrías hacer en la calle. Si ésta es una sociedad tensa, también lo son las 60.000 personas en el estadio. Está permitido por razones históricas. En un partido de tenis no pasa”, dispara.

“Sólo en el fútbol se crean espacios donde determinados colectivos se sienten apoyados. Y el fútbol no es sólo eso: hay gente que viene a pasarlo bien en familia. Es un lenguaje universal, pero un estadio no acepta que cualquiera entre allí. Hay grupos que no se sienten aceptados. Con el genocidio en Gaza, por ejemplo: el fútbol tiene un poder enorme a niveles que ni siquiera imaginábamos y no se hizo nada. La gente decía ‘hay mucha gente joven que te escucha y es importante’, pero comparado con lo que pueden hacer La Liga o los grandes clubes de este país… nada. Y eso es muy frustrante.. Hay una capacidad enorme que no se utiliza para nada más que intereses puramente económicos”, añade.

En este escenario, hace un llamado a sus compañeros. “Ese tipo de unión no existe en el fútbol masculino porque no hay la conciencia que se necesita para tener responsabilidad social. Somos un grupo de personas muy privilegiadas y muchos no cuestionan la realidad ajena a la suya.. Cuando se vive en esa burbuja desde pequeño es complicado salir. He tenido suerte. Considero que vivo en ambas partes y tengo amigos en el extranjero y conozco sus problemas. Hay mucha distancia entre el futbolista y, digamos, el ciudadano medio”, insiste. “Tomé la decisión consciente de salir a la calle todos los días. Soy uno más y quiero que me traten y me miren como uno más. Hasta que no pierdes esa libertad no te das cuenta de lo importante que es”, afirma.

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