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México debate sus estrategias contra las embestidas del nuevo inquilino de la Casa Blanca

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DESDE CIUDAD DE MÉXICO

La clave para afrontar estos desafíos es actuar con sangre fría y mucha inteligencia”. El secretario de Economía de México, Marcelo Ebrard, resumió así la actitud que buscará aplicar la administración de Claudia Sheinbaum en su relación con Estados Unidos tras la victoria de Donald Trump al final de un cónclave gubernamental la semana pasada para abordar la era que se vive. próximo. Recuento de enero.

Y cinco días después, el alto funcionario tuvo que dar muestras de esa gestión respondiendo a declaraciones del presidente electo estadounidense sobre su voluntad de aplicar nuevos impuestos a la economía azteca. “Si se aplica el arancel del 25%, yo -que soy su principal importador junto con Canadá- tengo que reaccionar y también vamos a imponer aranceles”, enfatizó Ebrard, quien en su anterior rol como Canciller completó la compleja revisión del tratado. entre México. , EE.UU. y Canadá (T-MEC) a finales de 2018.

La experiencia es clave para el desafío que tenemos por delante, ya que las autoridades mexicanas acaban de salir de los tensos episodios vividos durante la primera administración de Trump. Una relación que ahora se ve presionada por factores como la posición del país como mayor socio comercial de Estados Unidos (16% de las exportaciones totales con 378.885 millones de dólares a septiembre, superando a Canadá y China) y la escalada de la crisis migratoria. La relación bilateral quedó establecida como prioridad en México desde la misma noche del 5 de noviembre, cuando su moneda se devaluó por la victoria republicana. Y en los días siguientes, la expectativa continuó ante hechos como la mayoría obtenida por ese partido en la Cámara de Representantes y el nombramiento de figuras de línea dura para altos cargos, incluido el senador Marco Rubio como Secretario de Estado.

“Después de las elecciones se despejó la duda, pero la incertidumbre apenas comienza. Con esta administración vamos en una montaña rusa y debemos ajustarnos los cinturones de seguridad para un viaje con movimientos bruscos”, dijo el exsubsecretario de Economía, Ildefonso Guajardo, clave en la renegociación del T-MEC, en el seminario “Futuro Fronteras: elecciones, comercio y la nueva era en la relación México-Estados Unidos”, organizado por Sura en la capital azteca la semana pasada.

En la misma instancia, la académica mexicana Viridiana Ríos enfatizó que el cambio en la política norteamericana está lejos de ser temporal luego de una “contundente victoria electoral”. Por ello, ve necesario “pensar en cómo mantener nuestras relaciones comerciales con Estados Unidos, ya no en un esquema de globalización, sino de regionalización, hacia donde probablemente va el futuro del comercio”. Esto, junto con políticas que contengan las presiones migratorias y “un pensamiento a largo plazo sobre cómo tratar con un socio comercial más cerrado”.

Mientras que en el corto plazo los efectos inmediatos apuntan al precio del peso como una variable de ajuste con sesgo hacia la depreciación -tanto por factores estructurales por las diferencias de tasas, como coyunturales dependientes de la dinámica bilateral establecida por Trump y la presidenta Claudia Sheinbaum-. – Los expertos arrojan luz sobre las próximas medidas comerciales de Estados Unidos.

“Donald Trump 2.0 va a tomar acciones hacia transformaciones fundamentales en materia económica, integración y análisis de los déficits comerciales. En el primer año podemos esperar un posicionamiento muy claro hacia una acción proteccionista clara y contundente que tendrá un impacto en el comercio a nivel global”, afirmó Guajardo.

El factor chino

Los expertos coinciden en que un punto decisivo para el futuro de la relación bilateral será la anunciada ofensiva estadounidense contra los intereses chinos. Más aún ante análisis que indican que el monto de las inversiones del gigante asiático en México sería muy superior a las cifras oficiales, como señala un reciente artículo del Financial Times. “El gran tema es la presencia de China en México y será lo más importante para el proceso del T-MEC en 2026. Obviamente Trump está usando el concepto de renegociación, pero para nosotros la palabra literal es revisión”, subrayó Guajardo. . .

Más que la red de acuerdos comerciales, el jefe de renta fija e inversiones para la región de Sura Investments, Joaquín Barrera, enfatizó que “lo que realmente le importa a Trump es la ideología, y en aquellos países para los que la relación con China es relevante, Será un reto muy importante seguir negociando con EE.UU. sin la amenaza de tener que poner fin a determinadas relaciones comerciales, lo que requerirá gran valentía y coordinación política.

Eso sí, llamó a tener presente que no “necesariamente cualquier inversión china será escudriñada por EE.UU., sino aquellas relaciones comerciales que perciba como una amenaza a su seguridad nacional o que violen cualquier regulación”.

La prueba de revisión de TLC

¿Qué tan perjudicado quedará México en la nueva era de Trump? Una prueba de fuego será la próxima revisión del T-MEC en 2026, proceso convocado bajo la presión del presidente estadounidense en su primer mandato. “Sin duda Trump va a aprovechar este espacio para presionar a México en otras áreas como migración y seguridad, y seguramente va a poner algunas condiciones”, dijo Joaquín Barrera.

Sin embargo, el ejecutivo descartó un virtual fin del T-MEC: “continuará, quizás con algunos ajustes, pero es importante que el Gobierno mexicano tenga la inteligencia para negociar con un actor tan confrontativo como Trump. Si las relaciones se endurecen más de una cosa podría verse afectada, pero son países que dependen unos de otros y veo difícil romper algo estructural en el comercio entre ambas naciones”.

En la misma línea, Guajardo consideró que ante la embestida proteccionista que se espera de EE.UU., “aquellos países que tienen tratados de libre comercio -como México y Corea del Sur- podrán utilizarlos para salvarse de estas medidas y tener Cobertura para seguir exportando sin aranceles. cumpliendo con la regla de contenido de los tratados”.

Pone como ejemplo el caso de la industria automotriz, si bien las posibilidades apuntan a que EE.UU. aplicaría impuestos de entre 15% y 25% a los vehículos producidos en Europa y Asia, destacó que México en su negociación del TLC para ese mercado “ “Hizo un paraguas de protección para continuar exportando vehículos que cumplan con la antigua regla original del TLCAN y continúen beneficiándose de un arancel de nación más favorecida del 2,5%”.

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