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La desaceleración de la economía chilena fue menor a la esperada en el primer trimestre del año. El Producto Interno Bruto (PIB) se contrajo 0,6% frente a igual período de 2022, menor al tropiezo de 2,3% observado en octubre-diciembre pasado y por debajo del 0,9% en que había caído el Indicador. Actividad Económica Mensual (Imacec).
Según el informe de Cuentas Nacionales del Banco Central, el resultado se debió en parte a la reducción de 8% en la demanda interna, lo que para la economista jefe de Fintual, Priscila Robledo, es un ajuste “muy importante” por una contracción muy fuerte del consumo, y a una menor cuantía de la inversión, mientras que la demanda externa atenúa la caída de la producción. “Esta composición del PIB es natural dado lo contractiva que es la política monetaria”, concluyó.
El informe, en general, fue menos negativo de lo esperado, pero persisten las preocupaciones. “La inversión, en tanto, sigue muy débil, en un contexto donde aún persiste un alto nivel de incertidumbre”, dijo el economista senior de Coopeuch, Nicolás García.
consumo en rojo
Mientras el consumo del gobierno subió 3,9%, el correspondiente a los hogares acentuó su caída a 6,7% en el primer trimestre, punto destacado en el mercado.
De hecho, el analista económico de BTG Pactual, Sebastián Piña, advirtió que el consumo privado se contrajo “fuertemente” (-2,5% frente al trimestre anterior, desestacionalizado), con una caída de casi 19% en las compras de bienes duraderos respecto al trimestre anterior. . “Esto es sumamente relevante, ya que sugiere que se están corrigiendo los desequilibrios macroeconómicos que acumuló la economía en los dos años anteriores”, afirmó.
En la misma lógica, el gerente de estudios Gemines, Alejandro Fernández, dijo que esto permite “esperar cifras de inflación claramente mejores en el corto plazo”.
¿Ya pasó lo peor?
García cree que, como país, “ya estaríamos alejándonos de la peor parte de este proceso”. BTG Pactual también señala lo mismo. Pero el BCI y Gemines proyectan que durante el segundo trimestre la economía podría caer un poco más fuerte.
El ojo está puesto en el mercado laboral. Para Piña, es probable que “muestre un deterioro más pronunciado en los próximos trimestres”.
“Durante el invierno la tasa de desempleo aumentará significativamente, debido a la estacionalidad”, dijo Francisca Pérez, economista jefe de BCI Estudios.
El Banco Central, que preside Rosanna Costa, publicó ayer las cifras de las cuentas nacionales del primer trimestre. Foto: Julio Castro
¿Y el cierre de 2023?
Tras el primer trimestre, Coopeuch y BTG Pactual proyectan una variación cero para el año, aunque también creen que podría ser levemente negativa.
Fintual y Gemines, en cambio, ven la posibilidad de que sea ligeramente positivo. Y Banchile Inversiones apuesta con el 0,2%.
JP Morgan, a través de su economista jefe para el cono sur, Diego Pereira, espera que el PIB anual mejore 0,1% respecto a 2022.
Por su parte, Santander espera una caída del 0,25% y el BCI del 0,3%.
Cifras todas cercanas a las últimas estimaciones del Tesoro, que apuntan a una suba del 0,3% del PIB este año; mientras que el Banco Central en su último Informe de Política Monetaria propuso un rango de -0.5 y 0.5%.
¿El TPM baja en julio?
En este escenario, BTG Pactual adelantó su pronóstico sobre la baja de la tasa de interés para septiembre: “Es altamente probable que los recortes comiencen en julio si van acompañados de una reducción de la inflación sin volátiles en los próximos meses”, dijo.
“No hay motivos para que la entidad cambie sus planes de iniciar la bajada de tipos en el tercer trimestre”, añadió Robledo.
Fernández agregó que el Banco Central necesita al menos “dos datos más de inflación” para empezar a bajarla.
En el BCI coinciden en que “julio toma fuerza”.
Los sectores agropecuario, comercio, transporte y construcción lideraron las caídas al inicio del año
Con una caída de 4,1%, el PIB del sector agropecuario fue el más golpeado en el primer trimestre, en comparación con el mismo período de 2022, según el informe del Banco Central. En este caso se observó un descenso generalizado, destacándose la fruticultura y la silvicultura.
Luego vino el comercio, con un descenso del 3,2%, seguido del transporte (-2,2%) y la construcción (-0,9%).
El contraste provino de pesca y electricidad, gas y agua, que presentaron alzas del 23,4% y 10,4%, respectivamente.
En tercer lugar, se destacó el dinamismo de los servicios personales, que se expandieron 5%, cifra que representó una aceleración en términos trimestrales.
En este grupo se destacó la educación, que reflejó una mayor asistencia escolar; y la salud pública, donde las tareas de los hospitales públicos jugaron un papel principal. Asimismo, propio de un escenario sin las restricciones sanitarias de la pandemia, también contribuyó el aumento de las actividades culturales y recreativas.
¿Continuará el ajuste? El déficit en cuenta corriente se redujo
En consonancia con el ajuste del gasto realizado por la economía local, el Banco Central reportó una reducción en el déficit de cuenta corriente acumulado al cierre del primer trimestre, del 9% al 6,9% del Producto Interno Bruto (PIB).
Lo anterior, en un contexto en el que esta cuenta registró un superávit de US$ 752 millones entre enero y marzo -el mayor desde el primer trimestre de 2010-, lo que se explica por el saldo positivo de la balanza comercial de bienes.
Ante esta normalización, el economista jefe de Scotiabank, Jorge Selaive, escribió en su cuenta de Twitter que el déficit en cuenta corriente terminaría en torno al 2% y 3% del PIB este año, es decir, “alrededor de niveles sostenibles”. , dijo al comentar sobre las cuentas nacionales y la balanza de pagos.
Además, en el primer trimestre, la cuenta financiera registró salidas netas de capital por US$ 2.571 millones, reflejando principalmente la inversión de cartera de los fondos de pensiones y la inversión en depósitos de bancos y empresas en el exterior.
Adicionalmente, la deuda externa aumentó hasta alcanzar los US$ 233.842 millones, debido a la apreciación del peso chileno y del euro frente al dólar, junto con mayores valuaciones de los bonos.
En tanto, la deuda externa residual de corto plazo se ubicó en US$ 64.536 millones, principalmente por compromisos de pago en los próximos doce
meses, del sector bancario y corporativo.
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