Requerimiento de Capital Contracíclico: una decisión cuestionable

Sr. Director:

Pocas veces una decisión adoptada por unanimidad por el Directorio del Banco Central de Chile (BCCh) generó tanta polémica como la anunciada este martes sobre la activación del Requerimiento de Capital Contracíclico (RCC), que estableció un requerimiento de capital del 0,5% del riesgo -Activos ponderados (TAE) al sistema bancario, pagaderos en el plazo de un año.

Según el Banco de Pagos Internacionales (BIS), el RCC “tiene como objetivo proteger al sector bancario de períodos de crecimiento excesivo del crédito agregado que a menudo se ha asociado con la acumulación de riesgo en todo el sistema”. Pero el argumento esgrimido por el Consejo no se ajusta a este objetivo, sino que se justifica como medida cautelar ante una mayor incertidumbre externa, refiriéndose a las turbulencias iniciadas en marzo a raíz de la quiebra de algunos bancos en el Estados Unidos y Europa.

Esto es llamativo, porque no parece ser precisamente consistente con el objetivo declarado en el nombre mismo de esta política macroprudencial, esto es, una medida contracíclica. De hecho, tanto los préstamos comerciales como los personales se encuentran en una fase de desaceleración, tal como lo confirma el Informe de Estabilidad Financiera.

Más allá del argumento en sí, la medida no parece apuntar a cubrir el riesgo que un posible agravamiento de las tensiones financieras externas pueda ocasionar en el comportamiento del crédito bancario en la economía chilena. Esto se debe a que dicho escenario de riesgo externo es de corto plazo, mientras que la implementación de la medida demora 1 año.

En otras palabras, si este mayor riesgo externo se materializa negativamente, los bancos chilenos solo estarán en el proceso de construir un mayor “colchón” de capital, por lo que su capacidad para mitigar los efectos negativos sobre el crédito a nivel local quedaría aún más restringida.

Helmut franken

Economista (PhD.), Facultad de Economía y Negocios de la UST