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Seis miradas a los 100 años padre de los “Chicago Boys”
Martín Costabal, el último ministro de Hacienda del régimen militar, conoció a Harberger durante una reunión social de exalumnos de Chicago en Santiago, en septiembre de 1970. “Fue el día siguiente en que Salvador Allende logró ganar la elección presidencial. Esa tarde Harberger estaba con Anita (su esposa chilena) y comentamos mucho la victoria de Allende”, recuerda Costabal, quien realizó un MBA en Chicago entre 1972 y 1974.
Destaca que Harberger acogía con “afecto” a los estudiantes latinoamericanos, especialmente los chilenos, que concurrían a Chicago en esa época. “A veces nos invitaba tragos y a comer completos a su casa. Es una persona muy amable”, recuerda Costabal, quien rememora la oportunidad en que Harberger lo invitó a exponer a un taller de alumnos de Chicago en Estados Unidos para describir la situación de la economía chilena antes de 1973, en medio de los efectos del entonces reciente golpe de Estado.
Costabal cree que el gran legado de ‘Alito’ es el haber formado economistas destacados que posteriormente llegaron a ser ministros, presidentes de bancos centrales y empresarios en varios países de la región.
A modo de anécdota, el también ingeniero comercial de la Universidad Católica recuerda una conversación con Harberger en la Universidad de California (UCLA) durante la celebración de sus 50 años de docencia.
“Fue una conversación cercana allá por el año 2022, en una cita a la cual concurrieron muchos chilenos. En un momento le dije que la próxima vez que nos viéramos iba a ser en Estocolmo (Suecia), donde se entrega el Premio Nobel de Economía. El, sorprendido, me preguntó el por qué y le dije ‘porque usted va a recibir el Premio Nobel’”, relata Costabal.
“Los viajes con ‘Alito’ fueron esenciales en mi formación profesional”, resume el economista de la UCLA, Sebastián Edwards, al referirse a las consultorías que hizo junto al académico en más de 10 países, incluyendo Indonesia, Nicaragua y Rusia. Edwards, quien obtuvo Ph.D en Economía en Chicago en 1981, dice que “Harberger fue un economista de Chicago diferente, un pensador original e independiente, un economista pragmático. En contraste con algunos de los miembros más doctrinarios de esa facultad, como Milton Friedman, Harberger entendía que en los países pobres el Estado jugaba un rol importante”.
En forma lúdica, el académico también relata un viaje que realizó a Chile en 1980 junto a Harberger para evaluar la viabilidad de una central de energía nuclear en el país. “Nuestros clientes eran los militares de la Comisión Chilena de Energía Nuclear, quienes habían concluido que la mejor manera de torcerle el brazo a Hacienda era usando a Harberger como su consultor económico. Llegamos a Santiago y nos instalamos en una casa con piscina en la calle Martín de Zamora. Era pleno invierno, pero ‘Alito’ se daba una zambullida en la mañana y nadaba un buen rato. Cuando Sergio de Castro (ministro de Hacienda de la época) se enteró en qué andábamos, se enojó mucho. Inmediatamente entendió la estrategia del general a cargo. Al cabo de unos días, cuando ya habíamos empezado a laburar, nos llamaron a la oficina el mentado general y nos informaron que por ‘causas de fuerza mayor’ el contrato se cancelaba. Hubo desazón. Ya estábamos en Chile y la casa estaba arrendada por 5 semanas (…) Después de infinitos trámites nos llegó el ‘lucro cesante’. Para celebrar me tiré a la piscina, la que Alito me había asegurado no era tan fría. La verdad es que fría no era; estaba congelada. Salí tiritando y para templar mi cuerpo me serví un gin con tónica al estilo ‘Alito’. Muchísimo gin, y apenas unos chorritos de tónica”. relata Edwards.
El expresidente del Banco Central, Carlos Massad, reconoce en la figura de Harberger a un “amigo”. El exministro de Salud durante la presidencia de Eduardo Frei fue parte de la primera camada de alumnos que partió a Chicago a mediados de los años 50, en medio de la cristalización del acuerdo entre la Universidad de Chicago y la Universidad Católica para becar a estudiantes destacados con un posgrado en Estados Unidos.
“Más que un profesor, fue un gran amigo y una persona muy acogedora. Hacia fiestas para los chilenos en su casa. Destacaba porque no tenía amarres ideológicos. Era un pragmático y eso lo hacía una persona muy interesante. Lo que a él le interesaba era la eficiencia, que las políticas se aplicaran para lograr resultados con el menor desgaste de recursos posible”, sostiene Massad, quien partió en 1956 a Estados Unidos para obtener su máster en Economía en 1958.
“A ‘Alito’ le encantaba juntarse con chilenos. En las fiestas hacía hamburguesas, completos. Nosotros los chilenos también hacíamos encuentros los sábados y lo invitábamos a él y a otros profesores”, relata Massad, quien recuerda también a la esposa chilena de Harberger, Anita Valjalo (fallecida en 2011).
Massad, egresado de ingeniería comercial de la Universidad de Chile, a diferencia de la mayoría de los “Chicago Boys”, destaca la mirada crítica de Harberger a las prácticas monopólicas y su efecto en la competencia. “Creía que introducían mucha ineficiencia en el sistema económico y que era muy costosas para la economía, por eso estimaba que había que tratar de eliminar ese tipo de dificultades para que el sistema funcionara bien aceitado”, sostiene Massad.
Reafirma que el legado de Harberger se orienta al trabajo en eficiencia. “Su postura era que el Estado interviniera solo cuando ello podía mejorar la eficiencia del sistema. No es un libertario como Milei”, concluye.
Cristián Larroulet:
“Es el que acogía, el que apañaba; nos formó con un sentido realista de la economía”
“Harberger es el que te acogía, el que te apañaba. Nos enseñó la buena economía. Nos formó con un sentido realista y pragmático de la economía”, sostiene Cristián Larroulet, el exministro secretario general de la Presidencia del primer mandato de Sebastián Piñera.
Larroulet, quien ya trabajaba en 1975 en Odeplan junto a Miguel Kast, recuerda que conoció a Harberger en 1978, cuando se fue a estudiar un máster en Economía en la Universidad de Chicago.
“Cuando uno de los chilenos llegaba a Estados Unidos se estilaba ir a saludarlo y presentarse. A partir de eso se desarrollaba una cosa humana muy potente. Él nos invitaba a comer a su casa con alguna periodicidad y se desarrollaba una relación bastante estrecha”, comenta el también jefe de asesores en La Moneda durante la segunda administración de Piñera.
Junto a Harberger, Larroulet recuerda el aporte del entonces presidente del Departamento de Economía de la Universidad de Chicago y futuro Premio Nobel, Theodore Schultz, quien selló también a mediados de los ‘50 el acuerdo entre la U. de Chicago y la UC.
“Mis investigaciones muestran que el proyecto de Chicago ha sido un proyecto de inversión en capital humano”, reflexiona el economista.
Larroulet destaca la visión de Harberger sobre una economía que no es inmutable. “Los principios básicos como el equilibrio macro, la disciplina fiscal, el funcionamiento de los mercados libres, se tienen que aplicar. Pero cómo se aplica, su timing de aplicación y el tipo de instrumentos, depende mucho también de la realidad que está viviendo el país. También enseñaba, por ejemplo, que había que promover la competencia e innovación para aumentar el crecimiento, porque eso es lo que te lleva a aumentar la productividad”, concluye.
“Harberger no promovió ningún modelo. Él fue un maestro que enseñó a sus discípulos lo que era su visión de cómo hacer buena economía, de qué hacer para no tener inflación y de qué hacer para tener una economía eficiente”, dice Juan Andrés Fontaine, el exministro de Economía y de Obras Públicas en los gobiernos de Sebastián Piñera.
El economista afirma haber tenido una relación muy cercana con Harberger, tanto en su etapa de alumno en Chicago como cuando fue su colega en la Universidad de California, donde ‘Alito’ también impartió clases.
A modo anecdótico, Fontaine recuerda que conoció a Harberger en 1977, durante un viaje a Chile. “Me ofrecí para ser su chofer en mi Austin Mini y ahí lo conocí. Pensé que era bueno conocerlo antes de partir a Chicago. Lo llevé desde su hotel al aeropuerto en Pudahuel y apenas cabía en mi automóvil. Él iba bastante nervioso por mi conducción; era la hora máxima de tráfico e íbamos atrasados. Durante el viaje conversamos de economía y me hizo preguntas”, rememora Fontaine, quien estudió ingeniería comercial en la UC.
Fue en 1978 que el economista viajó a Chicago para obtener un máster. Regresó en 1980 a Chile. “Nos urgía a volver pronto a nuestros países a trabajar en política económica y mejorar las condiciones sociales de nuestros países. Nos enseñó la buena economía”, recuerda.
Fontaine también dice que el mayor legado de Harberger está en la formación de sus alumnos y destaca sus ideas de abrir la economía al comercio internacional, remover las distorsiones del mercado y terminar con el “flagelo” de la inflación. “Frenar la inflación y abrir la economía son dos grandes líneas de acción por las cuales comenzó la construcción el modelo económico chileno”, concluye.
Es considerado uno de los “Chicago Boys” disidentes de la doctrina más liberal promovida por la Escuela de Chicago y el Premio Nobel de Economía, Milton Friedman. Sin embargo, Ricardo Ffrench-Davis, doctor en Economía y Magíster de la Universidad de Chicago (1961) e ingeniero comercial de la Universidad Católica, destaca el pragmatismo de las ideas económicas de Harberger.
“La mayor enseñanza que saqué de ‘Alito’ Harberger fue el pragmatismo. No era ideologizado. Estimo que las políticas aplicadas en Chile (durante el régimen militar) fueron más ‘friedminianas’ que ‘harberianas’”, concluye el economista al referirse a las bases económicas liberales impuestas por el régimen militar en los años 80.
Ffrench-Davis, al igual que Pablo Barahona, es parte de la cuarta generación de chilenos que viajó a Chicago (entre 1959 y 1961) y tuvo la oportunidad de estudiar junto al Premio Nobel de Economía, Robert Lucas, entre otros.
Recuerda haber tomado un curso sobre teoría de precios con Harberger. “Ahí conocí a ‘Alito’. Me encantaron sus clases, eran muy aplicadas. No era de los profesores que se ponía a hablar de teorías abstractas”, recuerda el hasta hace poco académico de la Universidad de Chile, quien también recuerda la figura de Milton Friedman.
“Friedman era muy entretenido y un gran expositor también, pero lo encontraba muy ideologizado”, sostiene.
Ffrench Davis dice que logró una gran cercanía con Harberger y recuerda las numerosas veces en que se juntó con el economista de Chicago durante sus estadías en Santiago.
“Recuerdo mucho las comidas que teníamos con Harberger en un restaurante chino en calle Merced en el centro de Santiago. Muchas veces me reuní a solas con él y otras con más gente. Tengo grandes recuerdos de ‘Alito’”, reflexiona Ffrench Davis.
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