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Las incipientes conversaciones del diputado Winter (y La Moneda) para un nuevo acuerdo de gobernabilidad en la Cámara

Martina E. Galindez

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Hasta cerca de las 21 horas estuvo trabajando anoche en las dependencias de la Cámara de Diputados el ministro secretario general de la Presidencia, Álvaro Elizalde, junto a la subsecretaria Macarena Lobos y el director de relaciones políticas de la cartera, Nicolás Facuse, sacando cuentas de lo que será la crucial elección que realizará el próximo lunes esta rama del Congreso.

Al salir, el ministro y su equipo no hicieron declaraciones públicas, pero al menos se les veía sonrientes.

El estado anímico coincidía con las proyecciones optimistas de las bancadas oficialistas donde comenzaban a creer que podrían salir airosos en la elección del nuevo presidente de la Cámara, a pesar de que hasta el lunes de esta semana los pronósticos eran negativos.

El optimismo de la alianza gubernamental que pretende levantar la candidatura de un(a) diputado(a) del Partido Comunista para liderar la corporación, tenía como contraparte la mirada más pesimista que había en la oposición, donde temían que la postulación de la diputada Joanna Pérez (Demócratas) comenzaba a perder apoyos.

De hecho, entres los legisladores opositores había molestia ante el inminente desmarque de algunos diputados del sector, como el independiente Gonzalo de la Carrera, quien ya comunicó que no apoyaría a Pérez, si es que no se le concedía un cupo en la Comisión de Hacienda. La respuesta de las bancadas de derecha fue un portazo, por lo que en la oposición dan por perdido el voto de De la Carrera.

Altas exigencias de este tipo, especialmente planteadas por legisladores independientes o de bancadas no alineadas, no solo atormentaron a los negociadores de la oposición (los RN Ximena Ossandón y Frank Sauerbaum y el UDI Juan Antonio Coloma), también fueron un tema que pesó para el oficialismo y para Elizalde, quien adquirió mayor protagonismo en las negociaciones desde la semana pasada.

La fastidiosa situación de tener que estar sometidos a demandas de grupos minoritarios, incluso de legisladores que negociaban cupos en la mesa de la Cámara o en comisiones a título individual, terminó por cuajar una reflexión transversal en las bancadas mayoritarias del oficialismo y la oposición: terminar con el pirquineo de votos, que solo alimenta una espiral de exigencias, y tratar de apostar a grandes pactos administrativos y de gobernabilidad de la Cámara entre bloques. Ello, además, debiera ser complementado por una reforma al sistema político con miras al próximo período presidencial y parlamentario.

Incluso, en medio del incierto escenario, en la última semana, el diputado Gonzalo Winter (Frente Amplio), uno de los legisladores más cercanos al Presidente Gabriel Boric, se acercó a legisladores de oposición para sondear su disponibilidad y buscar un acuerdo amplio de gobernabilidad en la Cámara que entre bancadas oficialistas y de oposición.

Las gestiones informales del legislador frenteamplista sorprendieron en la oposición, donde sospechaban que la jugada era avalada por La Moneda, dada la amistad y la afinidad política de Winter con Boric.

Sin embargo, negociar un nuevo pacto, en momentos en que la carrera para renovar la mesa de la Cámara ya estaba lanzada, resultaba un poco tarde. Pese ello, desde la oposición igualmente pusieron exigencias para profundizar estas conversaciones, como establecer una negociación formal (no meras conversaciones de pasillo) y bajar la candidatura del PC para el siguiente período en la testera de la corporación. Esta última condición resultaba inaceptable para las bancadas de izquierda, ya que para los comunistas habría sido una afrenta. Por tal razón, las gestiones de Winter -de las que el gobierno efectivamente estaba informado y las apoyaba- no prosperaron.

Los contactos, en todo caso, no fueron completamente infructuosos. En vista del mal sabor que dejó el proceso recambio de autoridades de la Cámara, se comenzó a configurar un piso político para cambiar el régimen parlamentario y partidista. El desafío en consolidar un modelo que evite la atomización del sistema políticos. El propio ministro Elizalde también ha aprovechado estos días para hacer algunas consultas con parlamentarios.

Por lo tanto, independiente del desenlace de la elección del próximo lunes, que hasta hoy estaría favoreciendo al oficialismo con un fallo fotográfico, una de las consecuencias será la presentación de la reforma al sistema político con el aval de La Moneda y algunos partidos de oposición como la UDI, RN y Evópoli.

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