Economia
De vuelta a la oficina
Padre Hugo Tagle
Elon Musk envió un correo electrónico a los trabajadores de su empresa Tesla en el que les exige volver al trabajo presencial o dejar la empresa. Esto de teletrabajar, al parecer, no es del agrado de todo el mundo. Lo que parecía una tendencia para quedarse, ya presenta dificultades. “Te quiero ver en la oficina”, es el lema.
A la fuerza, y quizás uno de los golpes más visibles de estos años de pandemia, ha sido la notable mejora en los canales de comunicación virtuales, versatilidad y rapidez que permiten una mayor flexibilidad laboral y, en lo posible, el trabajo a distancia.
“El “otro” no es un ser difuso, menos virtual, sino una realidad concreta, con quien vivo, me muevo y respiro “el mismo aire”.
Pero no todo es color de rosas. La comunicación virtual ha erosionado el sentido de pertenencia e impedido una fluidez aún mayor en las reflexiones, discusiones e intercambio de información que, aparentemente, solo permite el cara a cara. Vivimos la paradoja de que comunicamos más, pero nos encontramos menos; interactuamos regularmente con personas a miles de kilómetros de distancia y no conocemos al vecino. Tenemos más puntos en común con la gente que vive en otras partes del mundo y poco o nada que hablar con los que viven a unas cuadras o trabajan en la oficina vecina.
Se incuba un sentimiento de casi desprecio por el otro y, peor aún, se alimenta el sentimiento de que la persona a mi lado es un estorbo.
La visión cristiana camina en dirección opuesta. El “prójimo-próximo” es lo real, actual y cercano. El “otro” no es un ser difuso, menos virtual, sino una realidad concreta, con quien vivo, me muevo y respiro “el mismo aire”.
¿Por qué es tan importante el sentimiento de pertenencia real? Somos seres encarnados en un espacio y tiempo. Eso nos lleva a que nos guste ser parte de “algo” en medio de un todo. De una casa, barrio, parroquia, capilla, empresa, escuela. Este “ser parte” puede darse a nivel virtual, como las redes sociales oa través de la titularidad de una tarjeta, código o marca. Pero, estar “in situ”, ver a la contraparte y sentir su presencia física, es insustituible. Nos vigoriza y revitaliza.
Con el teletrabajo se pierde la comunicación espontánea, de “corredor”. Será un desafío mejorar la calidad de los encuentros reales, que realmente aporten, sean fructíferos y productivos, favoreciendo una comunicación fluida y franca. La cuestión de “quién estoy al lado” adquiere hoy una nueva importancia.
Quizás muchas formas de desarrollo emigran definitivamente al campo virtual: la educación, la cultura, la ciencia. Aun así, las grandes universidades siguen construyendo aulas y bibliotecas. El contacto personal nunca morirá. Una vez más, Musk es visionario.
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