Nuestras lectoras preguntan: Me voy de vacaciones con mi familia y quiero tener tiempo para mí

LA PREGUNTA:

“Me voy de vacaciones en febrero con mi esposo e hijos. Generalmente no descanso nada, pero este año tengo una actitud diferente, me prometí regalarme momentos, aunque sean pequeños, y me gustaría pediros un consejo para no caer en la sobredemanda. y la culpa, que es lo que siempre me pasa: querer hacerlas todas y sentirme mal por descansar. Mis hijos son mayores, tienen 8 y 6 años y quiero que todos tengamos nuestros momentos, porque lo necesito! No quiero ponerme demasiadas expectativas, pero quiero intentar al menos desconectar un poco, así que acepto cualquier consejo”.

Ana María, 40 años

LA RESPUESTA:

Aunque cada vez hay más equidad en las tareas del hogar, las madres aún llevan mucha carga, incluso durante las vacaciones, porque también es una época del año en la que muchas cosas cambian. “Las vacaciones generan un amplio espectro de emociones y también vienen con cierto ‘peso’ y expectativas sobre lo que ‘deberíamos’ hacer con ellas. Descansar se convierte en una tarea más que incluso se impone como una obligación en la mente de algunas personas. Para no crear más presión sobre este objetivo, debemos entender que el descanso no es importante solo una vez al año, sino que debe ser un hábito en nuestra rutina, independientemente del mes en el que nos encontremos”, dice la psicóloga de niños y adolescentes Katherine. Gálvez.

La culpa es una emoción muy común y aparece cuando se buscan espacios de descanso, pues muchas veces implica dejar de lado otras tareas y/o responsabilidades que se sienten como propias. Esto genera que al ‘parar’, la mente instala este pensamiento de que deberíamos estar haciendo otra cosa, o bien, revisamos la lista de pendientes. Las vacaciones traen consigo un importante grado de estrés para nuestro cerebro, pues generan un cambio de rutina difícil de acomodar e integrar durante los primeros días. Para paliar esta sensación y evitar que se presente también cuando vuelvas a tu rutina normal, la especialista recomienda:

  1. Entiende mi descanso. “No todas las personas descansan de la misma manera, lo que para mí puede ser una relajación, para otro puede ser hasta lo contrario. En este sentido, es importante preguntarnos: qué necesito para descansar, cómo puedo desconectar mi mente y/o descansar mi cuerpo”.
  2. Comunicar. ‘Muchas veces asumimos que los niños y/o parejas deben saber lo que necesitamos o que entienden la importancia de lo que estamos haciendo con ciertas actividades y cuando vemos que esto no sucede nos frustramos. Para evitar esto, es necesario decirle a nuestra familia qué actividades o momentos quieren usar para descansar y que entiendan que durante esos minutos no estaremos disponibles. Proponerles el mismo ejercicio también les permitirá comprender las necesidades de los demás y generar un espacio de respeto mutuo. Al explicarlo en el idioma correcto, esto puede ser entendido por niños de todas las edades”.
  3. Distribuir tareas básicas. “Equilibrar la carga de responsabilidades es un muy buen ejercicio para enseñar a los niños que podemos ser amables con nuestras demandas y pedir ayuda. Aquí puedes hacer una lista de tareas y decidir con la familia quién puede comprometerse a hacer algunas de ellas durante este período”.
  4. Haz que las tareas del hogar sean más entretenidas. “Si tratamos de encontrar diferentes formas de lidiar con ellos, es posible que incluso lleguemos a disfrutar de algunas tareas domésticas. Por ejemplo: cocinar juntos, esta puede ser una instancia diferente a lo que estamos acostumbrados, donde se puede invitar a los niños a participar en pequeñas tareas de acuerdo a sus capacidades”.
  5. Regular las expectativas. “Ser conscientes de la idealización que a veces tenemos sobre las vacaciones y ser realistas con lo que podemos lograr. Para ello podemos fijarnos pequeñas metas que sean fáciles de conseguir, de forma que nos permitan sentir que podemos hacer algo por nosotros mismos sin tanto esfuerzo.”
  6. Planificar mi descanso. “Darle un espacio específico es fundamental para que descanse. Muchas veces las familias se llenan de actividades todos los días y no consideran lo agotador que puede ser. Para equilibrar esto podemos explicar a los niños que debemos cuidar nuestra ‘batería de energía’ y planificar los días en base a esto. Por ejemplo, adelantar que por la mañana descansaremos y por la tarde haremos alguna actividad entretenida”.
  7. Flexibilice las rutinas. “Esto implica aceptar de antemano que habrá cambios en lo que estamos acostumbrados a hacer en el día a día y que no tendrán mayor impacto si se hacen durante las semanas de vacaciones”.

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