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La historia de Perro Perdido de Netflix y su lazo con Chile

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Muchas veces, el lugar que ocupan las mascotas en el núcleo de una familia es fundamental. Así sucede en Perro perdido, la nueva película de Netflix que, a pocas semanas de su estreno el 13 de enero, figura como uno de los contenidos más exitosos de la plataforma en América Latina.

Con una narrativa familiar y emotiva (protagonizada por Rob Lowe, John Berchtold y Kimberly Williams-Paisley), La película aborda la historia de la familia Marshall y la búsqueda de Gonker, el perro de uno de los hijos de la pareja que se perdió durante un paseo por el sendero de los Apalaches en Estados Unidos. Sin embargo, hay un detalle que hace que el encuentro con el perro sea urgente: desde su nacimiento, Gonker padece la enfermedad de Addison, una insuficiencia suprarrenal que hace que su vida dependa de una inyección mensual.

A la falta de alimento y los peligros del bosque se suma la urgencia de que el can se presente antes de la fecha de su próxima medicación. El amor por la mascota moviliza a todos los miembros de la familia en una búsqueda que, poco a poco, acaba involucrando a gran parte de la comunidad, incluida la prensa local.

Una historia que parece hecha para la gran pantalla. Sin embargo, Gran parte de lo que se muestra a lo largo de la película está basado en un caso real que conmovió a cientos de personas, y que tiene una particular conexión con Chile.

En la película, el joven Fielding decide adoptar una mascota durante su último año en la universidad. Su expareja estaba en una nueva relación y la idea de tener un perro le parecía una compañía segura. Pero el comienzo de la relación entre Gonker y su verdadero dueño es diferente.

Para 1991, el verdadero Fielding Marshall estaba pasando por un mal momento. Su pequeña hija murió en el quirófano en medio de una operación de corazón, y no pasó mucho tiempo antes de que su esposa, ahogada por el dolor de la pérdida, decidiera empacar sus cosas y abandonar la casa que compartían.

Las cosas no podían ponerse peor. En medio de una vorágine de tristeza, Marshall decidió conseguir un compañero perro para que le hiciera compañía. Fue así como acabó adoptando a Gonker, un golden retriever mestizo que, más que una mascota, se convirtió en su mejor amigo.

Así lo aseguró el New York Post en un artículo que recoge su historia juntos, donde aseguran que la presencia del perro fue crucial para que Marshall superara sus penas y “llenara el vacío de todo lo que había perdido”.

Como se ve en la película, Gonker era un perro juguetón que disfrutaba de la compañía de los humanos, activo y fanático de buscar ramas.. La misma nota registra una anécdota que sugiere la excepcionalidad del perro. En una ocasión, el perro salvó una vida: después de una fiesta, Gonker alertó con sus ladridos de que algo estaba pasando en la casa. De esa manera, Fielding se dio cuenta de que uno de sus amigos se había desmayado en el baño, con una serpiente venenosa moviéndose a su lado.

Desafortunadamente, su salud no era del todo buena. Desde su nacimiento, Gonker padecía la enfermedad de Addison, una insuficiencia suprarrenal que afecta tanto a animales como a humanos, y que puede provocar un coma si no se trata adecuadamente. Precisamente, el perro tuvo que inyectarse hormonas sintéticas de vez en cuando para mantenerse con vida.

El 10 de octubre de 1998, solo unos días después de recibir la dosis de su mes, Gonker escapó mientras caminaba con su dueño por los senderos de los Apalaches. Pasaron las horas y no había ni rastro de la mascota. Con el tiempo agotándose, Fielding y sus padres comenzaron a idear un plan que les permitiera encontrarlo antes de que llegara el próximo día de medicación.

La familia movió cielo, mar y tierra durante la búsqueda. Y a medida que pasaban las horas, la conmoción causada por el caso Gonker escaló a niveles inesperados. Tanto es así, que la madre de Fielding acabó montando un verdadero centro de operaciones para difundir y recibir todas las novedades sobre el caso.

Muchas personas llamaron por teléfono para asesorar a la familia sobre técnicas para agilizar su reencuentro. Incluso los noticieros locales estuvieron presentes, prestando sus páginas para contar la historia del perro y su dueño y así mantener alerta a los lectores.

Después de varios días, y después de pasar toda una noche lluviosa gritando el nombre del animal por el sendero, Fielding estuvo a punto de darse por vencido. Hasta que El 25 de octubre, a las 2 de la mañana, su madre recibió una llamada de un policía que dijo haber visto a su mascota comiendo en unos botes de basura, a nada menos que 178 kilómetros del lugar donde desapareció.

En total fueron 15 días en los que el perro caminó tratando de encontrar a su familia. Después del reencuentro, Gonker vivió cinco años más con su dueño. Falleció en 2003, a la edad de 11 años.

Todo el proceso quedó reflejado en la novela. Perro perdido: el viaje extraordinario de una mascota perdida y la familia que la trajo a casapublicado en 2016 por Pauls Toutonghi, cuñado de Fielding que inmortalizó la historia que ahora recoge Netflix.

Tras la muerte de Gonker, Marshall salió de Estados Unidos para radicarse en Chile, a donde llegó como turista para conocer los ríos y la naturaleza que rodea a nuestro país.. Durante ese viaje conoció a una chilena de quien se enamoró profundamente. En ese momento se casaron y tuvieron dos hijos, que nacieron en Concepción.

En total, vivió 15 años en el sur. Pero, según la consigna de Biobío Chile, regresaron a Oregón, Estados Unidos, donde residen actualmente.

A través de su cuenta de Instagram, El estadounidense ha compartido varias fotografías inéditas de él junto a Gonker. Además, ha interactuado y recibido el cariño de los espectadores de cine, quienes le agradecen por compartir su historia con el mundo.

A través de un video publicado el 16 de enero, y en un español muy fluido, Marshall agradeció todos los saludos, en especial los de los chilenos que vieron la película. “Agradeciendo a los chilenos que han visto el video. Tengo la suerte de tener una hermosa esposa chilena y dos hijos chilenos. Y también soy chileno. Tengo mi pasaporte”, dice en la publicación, donde aprovecha para mostrar su documento a la cámara.

“Aquí estoy con mi gatita (…) No he tenido un cachorro después de Gonker. Fue muy especial para mí. Soy un amante de los animales y lo entiendo… Todos ustedes me han escrito (contándome) sobre su amor por los animales. Sufro contigo cuando pierdes a tu perrito”, agrega en el video, que finaliza con un entusiasta “¡viva Chile! Cabe señalar que, durante su estancia en nuestro país, Fielding se dedicó a dar paseos en kayak.

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