Guerra civil no es una película sobre el inminente inicio de un conflicto entre estadounidenses. Tampoco es la clase de filme que presente en detalle las circunstancias que causaron el enfrentamiento. Ahorrándose esas explicaciones, el nuevo largometraje del británico Alex Garland (Ex Machina, Aniquilación) comienza cuando la disputa interna ya lleva varios años en desarrollo y prefiere no especificar los eventos que gatillaron su origen.
Ambientada en un futuro cercano, imagina a un presidente de Estados Unidos (Nick Offerman) que se aferra al poder mientras cumple su tercer mandato. Algunas de las medidas que ha tomado durante la guerra son la disolución del FBI y una serie de ataques aéreos contra ciudadanos estadounidenses. Aunque a través de sus discursos televisivos intenta ocultar sus debilidades, el gobernante está acorralado por las facciones secesionistas: California y Texas han formado una improbable alianza –responsable de una ofensiva contra Washington–, mientras que Florida encabeza su propia lucha separatista. La pugna ha producido caos y pobreza.
La cinta observa ese desolador panorama a través de los ojos de Lee (Kirsten Dunst), una experimentada fotoperiodista que ha trabajado en múltiples conflictos en el extranjero y que ya parece haber digerido la idea de tener que cumplir ese mismo oficio mientras su país se desmorona. La acompaña Joel (Wagner Moura), un periodista de origen latino que ha desarrollado una adicción a permanecer en el frente de batalla.
En un viaje al que se suman una ingenua joven que admira a Lee (Jessie, interpretada por Cailee Spaeny) y un veterano periodista conocido como Sammy (Stephen McKinley Henderson), los protagonistas se desplazan por la carretera desde Nueva York hasta la capital con el objetivo de acceder al presidente. El camino les aguarda una serie de experiencias propias de un enfrentamiento que está en uno de sus momentos más álgidos: ciudades humeantes, fuerzas paramilitares y habitantes que han decidido vivir desligándose de los brutales acontecimientos que sacuden a la nación.
La película –que llega este jueves 18 a cines chilenos– ha acaparado comentarios mayoritariamente favorables desde su estreno en South by Southwest. “No habrá un filme más importante este año”, aseguró el periódico Los Angeles Times.
Pero el largometraje también ha encendido el debate. Una reacción que parecía inevitable, considerando el contenido inflamable de su premisa y la fuerte polarización que enfrenta el país (con elecciones presidenciales a la vuelta de la esquina, en noviembre, donde se volverían a medir Joe Biden y Donald Trump).
Si Guerra civil ha sido tildada de “apolítica”, y de que “se pierde en una niebla no partidista”, es probablemente por un motivo. A pesar de que está ambientada en un mañana próximo, la película se niega a establecer cuáles son las ideologías que están detrás de cada uno de los ejes en discordia. Garland sólo está dispuesto a compartir algunas pistas sobre qué es lo que moviliza a cada bando, mientras que en paralelo delinea la violencia que se desataría en un conflicto de esa envergadura.
Las lecturas en torno a la cinta también se han visto salpicadas por las declaraciones que el cineasta emitió tras la primera proyección. “Hemos perdido la confianza en los medios y en los políticos. Y algunos medios de comunicación son maravillosos y algunos políticos son maravillosos, en ambos lados de la división. Yo tengo una posición política. Tengo buenos amigos al otro lado de esa división política”, manifestó. En la misma instancia, aunque se viralizó con menos fuerza, comentó que varios aspectos de la película “tienen una respuesta clara. Hay un presidente fascista que destrozó la constitución y atacó a los ciudadanos. Y esa es una afirmación muy clara”.
The Guardian se detuvo en el hecho de que los protagonistas “mantienen conversaciones en el estilo tradicional de los periodistas de guerra ficticios, sobre temas como si el periodismo marca la diferencia y qué estarían dispuestos a fotografiar, pero extrañamente no hablan de lo que ha causado esta guerra civil”. En ese sentido, llamó al filme “un sueño extraño, violento y desordenado, desprovisto de significado ideológico”.
“Está empapada de su propia importancia, como si creyera que está diciendo algo verdaderamente importante (algo que aún no sabemos) sobre el verdadero Estados Unidos. Nuestra realidad actual es bastante deprimente. ¿Realmente necesitamos una película que idee –y nos restriegue en la nariz– la posibilidad de un futuro más sombrío?”, argumentó la revista Time, sugiriendo que requeriría “más imaginación” crear una cinta centrada en un EE.UU. que “ha resuelto sus problemas”.
La periodista y autora Michelle Goldberg, columnista de The New York Times, reconoció que tenía dudas antes de ir al cine, pero que se encontró con un largometraje que “no es ni simplista ni cínico”.
“La indeterminación ideológica de los rebeldes ayuda a que la película no parezca esquemática o didáctica. Guerra civil es una película pacifista; se supone que no debes apoyar a nadie a excepción de los periodistas que la presencian”. Y enfatizó que la historia “está lo suficientemente cerca de donde se encuentra Estados Unidos en este momento como para que no necesitemos que Garland complete todos los espacios en blanco”.
Desde Reino Unido, The Telegraph calificó el movimiento del director y guionista como “profundamente inteligente: si se nos entregara una razón fundamental, solo terminaríamos poniéndonos a favor o en contra”.
Vulture también resaltó esa decisión del filme, señalando que “la falta de contexto político” es “más mordaz que cobarde”. Eso sí, respaldó ese punto desarrollando un análisis diferente al que elaboraron la mayor parte de los medios.
“Guerra civil acaba convirtiéndose en una película sobre sí misma. Más allá de la plausibilidad de una guerra en Estados Unidos o de la tragedia de tal eventualidad, es acerca de la forma en que nos negamos a permitir que nos afecten imágenes de guerras como esta. Es más un llamado a la reflexión, un intento de ponernos en el lugar de los otros, que una advertencia”, expresó. “No busca que sintamos algo, sino que nos preguntemos por qué no sentimos nada”.
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Personal del OS9 de Carabineros detuvo esta jornada a un ciudadano colombiano de 19 años por su presunta participación en dos homicidios registrados este año en la comuna de Estación Central, el último de ellos cometido la madrugada del pasado 11 de septiembre.
Fue por este último hecho, registrado en un servicentro Copec ubicado en la intersección de Av. Alberto Hurtado con 5 de abril, que se logró dar con el paradero del sujeto, tras el análisis de cámaras de seguridad de sector y declaraciones de testigos.
Todo se registró cerca de la 1.00 de la madrugada del miércoles 11 de septiembre, en la citada estación de servicio donde ambos sujetos mantuvieron una discusión, que terminó cuando el agresor hizo uso de un arma blanca, propinándole a la víctima -en situación de calle y de nacionalidad chilena- diversas lesiones que le causaron la muerte en el lugar. Posteriormente, el victimario huyó en dirección desconocida.
Tras el análisis de los videos del cámaras de seguridad del sector, los investigadores ubicaron en Av. Alberto Hurtado con calle Arica, en la misma comuna, a un hombre que reunía similares características al autor del delito, por lo que procedieron a su fiscalización.
Al respecto, el capitán Nicolás Valenzuela, del Departamento OS9, indicó que “en el marco de las diligencias investigativas, los equipos investigadores fiscalizaron a una persona, la cual reunía las características antropométricas y vestimentas del victimario, quien había provocado las lesiones”.
La autoridad policial indicó que en poder del sujeto se encontró un arma blanca, que estaría presuntamente vinculada al homicidio, por lo que fue detenido.
Cabe destacar que, el imputado también se encuentra vinculado a un homicidio ocurrido el pasado 16 de marzo del presente año en las cercanías de ese mismo lugar, específicamente en la Av. Alberto Hurtado, donde un hombre NN en situación de calle resultó fallecido por lesiones con arma blanca.
Al respecto, el fiscal Felipe Olivari, de la Fiscalía Centro Norte, indicó que “hay numerosa evidencia que pudo ser recabada, como imágenes de video de ambos homicidios -del 16 de marzo y del 11 de septiembre- y se le formalizó el día de hoy por dos delitos de homicidio simple”, así como por porte flagrante de arma blanca.
El detenido, que se encuentra en situación migratoria irregular y que cuenta con antecedentes policiales por robo con intimidación y ocultación de identidad, quedó en prisión preventiva, por ser un peligro para la seguridad de la sociedad, mientras que el tribunal fijó un plazo de investigación de 120 días.
El gobierno venezolano llamó a consultas a su embajadora en España, así como al representante de ese país europeo acreditado en la nación latinoamericana, dijo este jueves el ministro de Relaciones Exteriores, Yván Gil, lo que intensificó una disputa diplomática luego de que el Congreso español reconoció al excandidato opositor Edmundo González Urrutia como presidente electo.
Gil, en una publicación en la plataforma de mensajería Telegram, citó como “insolentes, injerencistas y groseras” las declaraciones dadas por la ministra de Defensa española, Margarita Robles, quien calificó al régimen chavista de “dictadura”.
“El Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, ante las insolentes, injerencistas y groseras declaraciones de la ministra española Margarita Robles, que apuntan a un deterioro de las relaciones entre ambos países, ha decidido llamar a consultas a la embajadora venezolana acreditada ante el Reino de España, Gladys Gutiérrez; a la vez que ha citado al Embajador español acreditado en Caracas, Ramón Santos Martínez, a comparecer el día viernes 13 de septiembre en la sede del Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exteriores”, indicó el canciller venezolano.
Las relaciones entre ambos países se han vuelto tensas desde que el gobierno de Pedro Sánchez decidiera no reconocer los resultados de las elecciones presidenciales del 28 de julio, en las que el Consejo Nacional Electoral dio ganador a Maduro.
Este jueves, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, se reunió con Edmundo González, en Madrid, un día después que el Congreso de los Diputados aprobó una propuesta del Partido Popular para que el Gobierno de ese país reconozca al líder opositor, como presidente electo de Venezuela. La moción fue apoyada por Vox, el Partido Nacionalista Vasco (PNV), Unión del Pueblo Navarro (UPN) y la Coalición Canaria (CC).
La oposición venezolana ha publicado un recuento detallado de los votos que indica una victoria contundente del exabanderado de la Plataforma Unitaria Democrática.
Pero el Consejo Nacional Electoral de Venezuela, que no ha publicado la totalidad de las actas electorales, declaró como ganador al actual presidente Nicolás Maduro.
El gobernante chavista ha restado importancia a las críticas internacionales, calificándolas de complot de la Derecha encabezada por Estados Unidos.
Un sismo de magnitud 4,4 ML se registró esta noche en la Región de Antofagasta, de acuerdo al Centro Sismológico Nacional de la Universidad de Chile.
Según se indicó, el movimiento, registrado a las 23.03 de este jueves, tuvo su epicentro a 56 kilómetros al sudeste de la localidad de Socaire, emplazada a 86 kilómetros de San Pedro de Atacama.
En tanto, su hipocentro se estableció a una profundidad de 231 kilómetros.