El gran edificio Portal Fernández Concha fue en su día un hotel de moda en el centro de Santiago. Ahora, este inmueble estilo Beaux-Arts del siglo XIX se ha convertido en el rostro de la ola de delincuencia que azota al país.
En los últimos cinco años, cuando la banda venezolana Tren de Aragua se introdujo por primera vez en Chile -una de las economías más seguras y desarrolladas de América Latina-, varios presuntos miembros de la banda convirtieron las habitaciones alquiladas del céntrico edificio en la base de una red de tráfico sexual.
La policía informó que desmanteló la operación en 2023, pero en una tarde reciente, las mujeres jóvenes todavía rondaban en la plaza exterior, acercándose a los hombres que pasaban.
“En el peak, teníamos 1.500 personas entrando cada día”, dijo un guardia de seguridad del edificio. “Casi todas las semanas veía peleas con cuchillos en el exterior. Nunca había visto nada igual”.
Los expertos afirman que Chile ha sido víctima de una tendencia regional, en la que los grupos de delincuencia organizada han adoptado modelos de negocio menos ligados a sus territorios de origen a raíz de la pandemia. Células situadas en distintos países ejercen su autonomía a la vez que se comunican con su base de origen y asumen trabajos por encargo, lo que permite a las bandas expandirse a nuevas regiones.
Oportunidad criminal
El Tren de Aragua, formado en 2014 dentro de una prisión venezolana, ha sido una de las más exitosas. Aprovechó el éxodo de unos 7,7 millones de refugiados del colapso económico de su país de origen, lo que ha ampliado el grupo de pobres, desempleados y marginados vulnerables a la explotación en toda la región.
Aunque Perú, Ecuador y Colombia han denunciado su presencia, la falta de competencia delictiva y la relativa riqueza de Chile lo han convertido en un objetivo especialmente apetecible.
“El Tren de Aragua y otros grupos extranjeros vieron una gran oportunidad de negocio en el flujo de personas vulnerables hacia el país”, dijo a Financial Times el director de crimen organizado de la Fiscalía Nacional, Ignacio Castillo. “Han cambiado fundamentalmente la naturaleza de la delincuencia en Chile”, sostuvo.
La tasa de homicidios de Chile se ha casi duplicado desde 2019, llegando a 4,5 por cada 100 mil habitantes en 2023, muy ligeramente por debajo de 2022. El año pasado perdió su lugar como el país con la tasa de homicidios más baja de la región en favor de El Salvador, donde una ofensiva contra las pandillas locales redujo drásticamente la violencia, según un ranking del grupo de vigilancia Insight Crime.
Los secuestros, la extorsión y el tráfico sexual también han aumentado en Chile, según Castillo.
El temor a las bandas ha transformado la política del país. Siete de cada 10 chilenos consideran que la delincuencia es su principal preocupación, según una encuesta de Ipsos realizada en marzo. Eso ha desviado la atención de las desigualdades económicas que provocaron protestas masivas en 2019, y ha ayudado a minar la popularidad del presidente Gabriel Boric, incluso mientras su gobierno de izquierda trabaja para reforzar la política de seguridad.
“La delincuencia y el crimen organizado son las mayores amenazas que enfrentamos hoy”, dijo Boric el fin de semana pasado en su discurso de la Cuenta Pública 2024. “Sin seguridad no hay libertad, y sin libertad no hay democracia”, consignó.
El caso Ojeda
En una tarde reciente en Maipú, la música salsa sonaba a todo volumen desde una de las centenares de casas improvisadas con fibropanel y chapa ondulada bajo un paso subterráneo, que albergan principalmente a inmigrantes haitianos y venezolanos.
En marzo se encontró aquí un cuerpo metido en una maleta y enterrado bajo cemento: el cadáver de Ronald Ojeda, exmilitar venezolano y crítico del régimen autoritario del presidente venezolano Nicolás Maduro.
El fiscal de la República dijo que el Tren de Aragua había llevado a cabo el asesinato de Ojeda. Más tarde añadió que el asesinato había sido “organizado” desde Venezuela y que probablemente tenía motivaciones políticas.
El ministro de Asuntos Exteriores de Maduro respondió afirmando que la banda “no existe”, lo que desencadenó una disputa diplomática.
Asentamientos de inmigrantes similares al de Maipú han surgido por todo Chile, al no poder absorber el Estado a millones de recién llegados: la población nacida en el extranjero en el país pasó de sólo el 1,8% en 2013 al 13% en 2023.
“El Estado pierde el control en estas zonas, y hay una generación de jóvenes que no tiene acceso a la educación, la salud y el empleo”, afirmó Claudio González, director del Centro de Estudios de Seguridad Ciudadana de la Universidad de Chile. “Es un terreno de caza perfecto para los grupos delictivos”.
El temor al crimen organizado ha fomentado el sentimiento antimigrante entre los chilenos, según las encuestas, pero González afirmó que las propias víctimas de las bandas son en su mayoría inmigrantes. Los casos de delitos violentos cometidos por bandas contra chilenos son “muy excepcionales”, afirmó.
Un voluntario que trabaja con niños en un proyecto artístico comunitario en el asentamiento -quien no quiso dar su nombre, porque también trabaja para el Gobierno-, dijo que las autoridades sólo habían llevado a cabo “intervenciones aisladas”, como dispensarios de salud improvisados, y no habían llegado a los migrantes indocumentados.
“La mayoría de las veces tratan a estas comunidades como un problema de seguridad; no dan prioridad a su calidad de vida, así que no resuelven el problema”, afirmó el voluntario.
Según Ronna Rísquez, periodista venezolana que publicó un libro sobre la banda el año pasado, el Tren de Aragua difiere mucho de otros grupos más conocidos, como los cárteles mexicanos.
“Esos grupos están militarizados y [tienden a permanecer en] territorios fijos, mientras que el Tren de Aragua es más fluido, con células poco conectadas”, dijo, añadiendo que el grupo contaba con 3 mil personas como máximo.
La banda realiza trabajos por encargo, como asesinatos o transporte de drogas para otras bandas, explicó González. “Son básicamente depredadores que buscan nichos que explotar: hacen mucho daño, pero no son muy sofisticados”, añadió.
Impacto electoral
La llegada del crimen organizado a Chile, unida a un conflicto con grupos indígenas separatistas en el sur, ha situado la seguridad en el primer plano de la agenda política de cara a las elecciones del próximo año.
La derecha chilena ha aprovechado el historial de Boric como crítico con la policía del país. Sus índices de aprobación han subido a un máximo histórico del 84% en medio de la ola de crímenes, según la encuestadora Cadem.
La situación se ha convertido en un quebradero de cabeza para Boric, que esperaba ampliar la red de seguridad social y la protección de los derechos humanos en Chile, pero que se ha visto obligado a centrarse en la seguridad.
Desde 2022, el gobierno ha creado unidades contra la delincuencia organizada en la fiscalía y la policía, ha puesto en marcha la primera política nacional contra la delincuencia organizada y ha aprobado decenas de reformas relacionadas con la delincuencia.
Tras haber encarcelado a unos 100 miembros del Tren de Aragua, según las autoridades, Chile se prepara para iniciar el primer juicio masivo de la región contra el grupo, con 38 personas -34 venezolanos y cuatro chilenos- que se enfrentan a cargos donde se incluyen asesinato, secuestro y tráfico de personas y de drogas.
Sin embargo, el país no es inmune a la corrupción institucional que permite la expansión del crimen organizado. En abril, los medios de comunicación chilenos informaron de que dos miembros de la Policía de Investigaciones de Chile habían compartido información con el Tren de Aragua.
“Nuestras instituciones han reaccionado de manera ejemplar y muy eficiente”, aseguró Castillo, pero advirtiendo que “cuando se trata de este tipo de delitos, hay que estar permanentemente alerta”.
Nuevo Pudahuel, operador del Aeropuerto de Santiago, anunció este viernes el inicio de operaciones de Turkish Airlines.
A partir de diciembre, la aerolínea turca iniciará sus operaciones para conectar la capital de Chile y Estambul.
Con cuatro frecuencias semanales, el vuelo se realizará vía Sao Paulo en un Airbus A350-900, con capacidad para 324 asientos. Por esto, el servicio ofrecerá una capacidad de 2.600 pasajeros por semana.
A través de un comunicado, Nuevo Pudahuel expresó “su gran satisfacción de recibir a Turkish Airlines, por el gran alcance que dará su extensa red de conexiones, a los pasajeros que viajen desde y hacia Santiago”.
La startup tecnológica de conducción autónoma WeRide presentó su solicitud para lo que podría ser la mayor Oferta Pública Inicial (OPI) de una empresa china en Estados Unidos desde la desastrosa cotización de la empresa de viajes compartidos Didi Global, en 2021.
WeRide dijo en una presentación este viernes que puede enfrentar “varios riesgos e incertidumbres legales y operativos asociados con tener nuestra sede o nuestras operaciones principalmente en China continental”. La compañía no revelará el número ni el rango de precios propuesto para sus Acciones Depositarias Estadounidenses (ADR, sigla en inglés) hasta que esté lista para comenzar a comercializarlas.
WeRide, constituida en las Islas Caimán, solicitó de forma confidencial una OPI con un plan para recaudar hasta US$ 500 millones, informó Bloomberg News el año pasado. Después de que la OPI de Didi por valor US$ 4.440 millones provocara una ofensiva por parte de Beijing contra las empresas con datos confidenciales que vendían acciones en el extranjero, los listamientos en Estados Unidos de empresas con sede en China se habían estancado.
En su presentación ante la Comisión de Bolsa y Valores (SEC, sigla en de EEUU), WeRide dijo que tuvo una pérdida de US$ 268 millones de sobre ingresos de US$ 55 millones el año pasado.
Fundada en 2017, WeRide desarrolla tecnología de conducción autónoma y la está probando o implementando comercialmente en 30 ciudades en siete países, dijo en el documento. WeRide produce vehículos que incluyen robotaxis, minibuses, furgonetas y barredoras de calles, además de sus soluciones de software y hardware para conducción autónoma.
Según el documento, el actual inversor Renault-Nissan-Mitsubishi Alliance acordó comprar acciones en la OPI en una colocación privada.
La oferta está dirigida por Morgan Stanley, JPMorgan Chase y China International Capital. La compañía planea que sus ADR coticen en el mercado de valores Nasdaq con el símbolo WRD.
La espectacular ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de París comenzó el viernes por la noche con una flota de barcos que transportaban a 10.500 atletas a lo largo del río Sena, la primera versión al aire libre del espectáculo que se espera sea visto por mil millones de personas.
Sin embargo, el evento se vio ensombrecido por un acto de sabotaje criminal que afectó a la red ferroviaria de alta velocidad de Francia en las primeras horas de la mañana y provocó un caos en el transporte en todo el país. Una fuerte lluvia comenzó a caer aproximadamente a los 30 minutos del espectáculo de tres horas, un escenario de pesadilla para los organizadores de la representación teatral que contó con un elenco masivo de bailarines, dos orquestas y un grupo de estrellas del pop, incluida Lady Gaga haciendo una actuación con tintes de cabaret.
“Estamos preparados para este magnífico acontecimiento”, afirmó el ministro del Interior, Gérald Darmanin, antes de la ceremonia, añadiendo que no se habían detectado amenazas específicas. El sabotaje ferroviario “no tendría consecuencias directas sobre los Juegos Olímpicos ni sobre la ceremonia”.
Lady Gaga lleva el cabaret a la ceremonia de apertura de los Juegos de París en el Sena
A media tarde se habían formado largas filass para que los poseedores de entradas ingresaran al perímetro altamente seguro a lo largo del río Sena, donde se esperan 320.000 espectadores a lo largo de los muelles adoquinados de la época medieval. El formato del evento requirió una fuerte seguridad: 45.000 policías fueron desplegados en tierra y en el aire, utilizando helicópteros, drones y francotiradores colocados en los tejados.
El clima también puso a prueba a las docenas de capitanes de barcos experimentados que impulsaron el desfile, quienes navegaron precisamente a la velocidad adecuada para mantener el espectáculo en línea. Algunos espectadores huyeron de los muelles para refugiarse mientras llovía a cántaros.
El presidente Emmanuel Macron recibió a más de 100 jefes de estado en la plaza Trocadero, al otro lado del río desde la Torre Eiffel, donde los atletas desembarcaron para un desfile final y una actuación esperada por la favorita francófona Céline Dion. Jill Biden, esposa del presidente estadounidense, y otros líderes asistieron previamente a una recepción en el palacio del Eliseo.
El espectáculo de tres horas contó con bailarines de ballet en el tejado del Louvre, mientras que cientos de bailarines modernos y breakdancers actuando en los muelles y en algunos de los barcos. Los artistas lucieron trajes hechos a mano por modistos franceses, incluidos Louis Vuitton y Dior de LVMH.
Cuando Reboul le propuso la idea a Tony Estanguet, jefe del comité organizador de París, el dos veces ganador de la medalla de oro reaccionó con un estupor que rápidamente se convirtió en entusiasmo. “Será ambicioso, audaz y totalmente loco”, afirmó Estanguet recordando el momento.
Aunque los funcionarios se han mostrado vagos sobre el precio, los medios franceses han informado que la ceremonia costará alrededor de 120 millones de euros, es decir unos US$ 130 millones y aproximadamente cuatro veces el costo de la inauguración de los Juegos de Londres 2012. Se espera que el coste total de los Juegos de París, que se presentó como una edición más ecológica porque se construyó poca infraestructura nueva, alcance entre 9.000 y 10.000 millones de euros, según el auditor nacional. Alrededor de un tercio de esa cantidad será costeada por los patrocinadores.