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“Ignoranta”, “payaso”, “vieja loca” y otros episodios que han puesto a prueba a la Cámara
“Presidente…”, dijo el diputado Gonzalo de la Carrera (independiente-republicano) al dirigirse a su homólogo del PC y titular de la Comisión de Constitución, Karol Cariola, en una sesión de ese organismo el 5 de abril.
“Presidente,” ella lo corrigió.
“No, presidente, para mí es presidente”, insistió De la Carrera.
“Me está faltando el respeto, diputado… Lo llamo al orden”, respondió Cariola enojada.
“No lo hagas. No eres ignorante ni ignorante”, respondió, sugiriendo implícitamente el concepto de “ignorante”.
Eso fue parte del diálogo en el que se involucró la Comisión de Constitución y que llevó a que un grupo de diputados saliera en apoyo a Cariola, acusando de “una provocación”.
Más temprano, en la sala, De la Carrera había protagonizado una polémica similar al tratar de “presidenta” a Claudia Mix (Comunes), vicepresidenta de la Cámara, quien encabezaba el debate en ese momento.
El argumento de De la Carrera fue que el sufijo “entidad” o “ante” es neutro y que el “participio activo” de “preside es presidente”, leyendo un texto que supuestamente fue sacado del “diccionario”, según la diputada Gloria Naveillan. interviniendo en la sala en apoyo de su colega.
Lo que citó De la Carrera, sin embargo, fue un texto que circulaba en redes sociales (al menos desde 2011) y que no es correcto, según Fundeú (Fundación España Urgente, entidad creada por la agencia EFE, BBVA y la Real Academia). Español). De hecho, la propia RAE recomienda “presidenta” en el caso de las mujeres, añadiendo que su uso está documentado desde el siglo XV y que el diccionario lo recoge desde 1803.
Ambos episodios protagonizados por De la Carrera motivaron al presidente de la Cámara, Raúl Soto, a hablar con el jefe de la bancada republicana, Cristóbal Urruticoechea, para pedir a sus representantes evitar este tipo de incidentes.
A la semana siguiente, De la Carrera se dirigió a Cariola como “señorita presidenta”, precisando que lo hizo solo como una “deferencia”, pero sin retractarse.
Consultado por La Tercera, De la Carrera dijo que no hubo mediación de Urruticoechea y que solo le interesaba hacer un “punto político” de que se puede usar el lenguaje de esa manera “sin ánimo de ofender”.
Si bien la secuencia de episodios no escaló, se convirtió en una alerta más para las autoridades de la corporación.
Ante la diversa integración que existe hoy en el Congreso, con grupos tan opuestos que se encuentran incluso a la derecha del Partido Republicano y a la izquierda del PC, se mantienen a raya estos incidentes, donde algunos protagonistas tienden a repetirse. en más de un caso- es una preocupación, como admitió el presidente de la Cámara, Raúl Soto. “Ha habido casos puntuales, pero al hablar con los grupos se han podido calmar”, agregó.
Pese a ello, Soto remarcó que “hemos tenido un clima, dentro de todo, controlado. Al menos desde la mesa nos hemos preocupado por conversar y tratar de generar un ambiente de respeto, más allá de las diferencias legítimas”. “Lo que está pasando en las escuelas y en la sociedad en general, creo que también es un precedente que tenemos que tomar en cuenta. Lo que sucede en el Congreso repercute en el resto de la sociedad”, comentó el presidente de la Cámara.
Este clima aparentemente controlado, sin embargo, tiene varias amenazas latentes. Uno de ellos es la rivalidad colectiva entre las facciones del PC y el Partido Republicano, cuya definición estratégica es ser una “alternativa contra el próximo gobierno comunista”, según dijo Urruticoechea en febrero.
Además del episodio que vivió Cariola con De la Carrera, la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos, Lorena Pizarro (PC y líder de la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos), ha tenido varios roces con Gloria Naveillán y Johannes Kaiser ( ambos representantes del comité republicano independiente), que van desde diferencias conceptuales hasta decisiones regulatorias. Sin embargo, detrás de estas fricciones también hay una decisión de cuestionar la presidencia de esa comisión a cargo de un militante comunista.
“La inconsistencia de elegir al representante del partido que más viola los derechos humanos en la historia como presidente de esta comisión me sorprende”, escribió Kaiser en Twitter el 16 de marzo.
En la misma red social, su homóloga comunista Carmen Hertz le respondió: “Payasa insolente y descarada. Lorena Pizarro es una mujer digna y valiente”.
El 22 de marzo, Kaiser le respondió en el pleno de la Cámara, ejerciendo su derecho estatutario, argumentando por qué el comunismo era responsable de crímenes contra la humanidad. “El PC no puede presidir la Comisión de Derechos Humanos”.
Luego, solo le tocó al subjefe de la bancada del PC, Boris Barrera, tomar la palabra para informar sobre el proyecto que abarató el precio de la gasolina. “¡Gracias presidente (dirigiéndose a Raúl Soto), por darle la palabra a este comunista!… y, después de este bochornoso momento, me voy al salón de honor”, dijo.
De la Carrera y Kaiser también acumulan episodios con representantes de otros partidos, que derivan de viejas polémicas, incluso anteriores a su llegada al Congreso. Por ejemplo, cuando De la Carrera, en su primer día, preguntó a la diputada de RD Maite Orsini cómo llegar a su oficina y ella le reprochó los insultos que escribió en Twitter años atrás.
De la Carrera también incomodó a RN cuando arremetió contra sus compañeras Érika Olivera y Ximena Ossandón porque solían votar en sintonía con la izquierda.
Kaiser, por su parte, se ha convertido en un usuario habitual del espacio que otorga el artículo 33 del Reglamento de la Cámara para que los legisladores hagan descargos cuando sientan que su reputación ha sido dañada. Hasta la fecha, este artículo ha sido invocado siete veces. Cuatro de ellos han sido solicitados por Kaiser. La primera vez, el 22 de marzo, para responder a Hertz y reiterar su objeción contra Pizarro.
El 11 de abril invocó el artículo 33 para dar su defensa frente a las críticas de Orsini al proyecto que protege la menstruación. “Quiero decirle al diputado Kaiser que se lave la boca antes de repetir que las feministas queremos invisibilizar a las mujeres”, le había dicho el favorito el 6 de abril.
El 19 del mismo mes, Kaiser hizo un punto reglamentario para cuestionar el uso por parte de los socialistas del mencionado artículo después de que el diputado Gael Yeomans los criticara, en alusión a Carlos Lorca, parlamentario del PS detenido y desaparecido. El argumento del independiente-republicano fue que se trataba de una “interpretación histórica”, por lo que -a su juicio- no correspondía invocar el espacio normativo. El hecho molestó a la comisión del PS, que a través del vicepresidente de la bancada, Tomás de Rementería, aseguró que “si se está cuestionando el martirio de Carlos Lorca, me parece que es más grave”. Minutos después, el independiente-PPD René Alinco llamó “fascista” a Kaiser.
Al día siguiente, miércoles 20, Kaiser volvió a invocar su derecho a réplica cuando se sintió “insultado por el honorable diputado Alinco” e hizo una definición de “fascista” en la “imperativa necesidad de mejorar el lenguaje en esta sala”. “George Orwell también fue tildado de fascista por matones fascistas”, dijo.
De todas formas, la primera diputada en solicitar el espacio reglamentario fue la RD Ericka Ñanco, el 21 de marzo, para responder al propio Kaiser, quien la semana pasada había señalado que era una falta de cortesía hablar en mapudungun en la sala.
Además de los incidentes colectivos, Cariola ha comenzado a desarrollar una tensión latente al interior de la Comisión de Constitución con la diputada Pamela Jiles, a partir de lo que fue la tramitación del “quinto retiro”.
En las sesiones de la comisión, entre finales de marzo y principios de abril, Jiles acusó a Cariola de retrasar el debate e incluso amenazó con presentar una moción para destituirla como presidenta de la instancia. Además, la llamó a ella y a su caucus “comunistas neoliberales”.
El PC respondió que “sus acusaciones son insultantes” y que nunca demoró el trámite. De hecho, se le puso en tabla en las primeras sesiones. Y a pesar de que la reforma de la reforma de pensiones fue rechazada, la polémica siguió en las redes sociales.
Otra rivalidad incipiente ha sido entre las diputadas María Luisa Cordero (indep. RN) y Orsini. Cuando se discutía un proyecto de la parlamentaria de RD que sanciona el acoso sexual en Bomberos, Cordero acusó a su pareja de enfrentarse a ella de forma violenta, a lo que le preguntó si ella “creía que esto era una discoteca”. Orsini respondió por el micrófono: “¿Qué te pasa, vieja loca”.
El hecho ocurrió en la sala de sesiones del 19 de abril; El vicepresidente Mix, que dirigía el debate, llamó al orden al legislador de RD.
En RN comentan que el episodio no está cerrado y adelantan que el diputado Cordero hará una presentación ante la Comisión de Ética de la Cámara, órgano encargado de resolver conflictos y sancionar las malas conductas de los diputados.
El problema es que la citada comisión aún no se ha constituido y no se sabe quiénes serán sus integrantes.
En 2018, el órgano disciplinario se constituyó el 9 de mayo de ese año, por lo que la definición de sus integrantes es una asignatura pendiente que las bancadas deberán dirimir en la reunión del comité de la próxima semana.
Sin embargo, dado que los casos se han ido acumulando, a juicio del presidente de la Cámara, los integrantes, y en especial el que encabeza la Comisión de Ética, deben ser diputados que den garantías a todos y generen respeto transversal.
“¿Cómo te han tratado?” El senador y presidente del Partido Republicano, Rojo Edwards, le dijo a su colega independiente Fabiola Campillai cuando se topó con ella en el corredor del Senado el 20 de abril. “Bien, gracias”, respondió Campillai con una sonrisa.
A pesar de que Campillai y Edwards representan los cargos más distantes dentro del Senado, el buen trato que existe en la corporación es un valor que suelen destacar los senadores.
De hecho, los conflictos desde el 11 de marzo se han limitado a la tensión dentro de la derecha que se suscitó entre la UDI y la RN por la elección de la mesa y las recriminaciones que han recibido los comunistas de sus pares del PPD y DC por apoyar el fin de la Cámara Alta. Sin embargo, en ambos casos las diferencias no han roto la relación.
A juicio del actual presidente de la Cámara Alta, Álvaro Elizalde, existe un buen clima de convivencia, donde cada uno defiende con respeto sus convicciones. “De eso se trata la democracia”, dijo.
Uno de los mecanismos del Senado para apaciguar los conflictos es trasladar los nudos principales a la “reunión de comisiones”, donde están representadas todas las formaciones políticas, salvo el independiente Karim Bianchi.
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