En reserva, el jueves 8, a las 10 de la mañana, en medio del velatorio del expresidente Sebastián Piñera Echenique (74) en el Salón de Honor del Congreso Nacional en Santiago, llegaron hasta Vitacura 3535 los integrantes de las tres fundaciones creadas por el exmandatario: Futuro, Piñera Morel y Tantauco, más los miembros de esa oficina.
En la cita, en la que primó el recogimiento, Sebastián Piñera Morel tomó la palabra y les anunció que todo iba a seguir igual, que todos se mantendrían en sus puestos, tal como lo habría querido su padre. La decisión se había tomado en familia y el encargado de oficializarla fue el tercer hijo del matrimonio.
La determinación no es menor. Implica -según el círculo de los Piñera Morel- mantener vivo el legado del único Presidente de derecha que logró conquistar La Moneda dos veces desde el regreso de la democracia, y contribuir desde ese espacio a la unidad del sector y a la difusión de sus ideas. Esto, ante el impacto que provocó su sorpresiva pérdida -el martes 6, en el accidente aéreo que le costó la vida en el lago Ranco- y que dejó un vacío de liderazgo en la derecha.
En esa línea, sigue a firme -para el jueves 14 de marzo- el seminario de Educación al que el expresidente Piñera había invitado al ministro de Educación, Nicolás Cataldo, y en el que ahora participarán Magdalena Piñera y el exministro Raúl Figueroa.
El debate sobre cómo y quién llenará ese vacío político ya se tomó a las filas de Chile Vamos, en el comienzo de un año clave, con la elección municipal de octubre. E hizo que espontáneamente las miradas se dirigieran hacia Evelyn Matthei, la carta mejor posicionada en las encuestas para la presidencial de 2025. Pero la resistencia de la edil a tomar esa posta ha sido categórica. “No estoy dispuesta a hablar de liderazgos. Es el momento del Presidente Piñera, de su familia (…) Quiero ser superclara en una cosa: el domingo el Presidente era un posible precandidato y hoy día ya no está. La vida es frágil, nunca se deben centrar las esperanzas en una persona, sino que en la institucionalidad y en los equipos”, dijo esta semana a los medios.
Aparte de Matthei, en voz baja se menciona a Andrés Chadwick -primo y hombre de confianza del exmandatario- como una figura que podría asumir el rol de articulación política del sector. El hecho que la familia lo haya elegido como coordinador y enlace con el gobierno para las exequias del expresidente lo ubica -según se menciona- en un sitial especial de visibilidad.
“Piñera nunca impulsó un liderazgo que pudiera sucederlo, una suerte de delfín. No lo tuvo en su primer gobierno, oportunidad en que terminó entregándole el mando a Michelle Bachelet, ni en el segundo, cuando hizo lo propio con Gabriel Boric. Y, por lo tanto, eso es lo que provoca el vacío de poder”, sostiene el analista político Tomás Duval.
El impacto mayor lo recibió Renovación Nacional, partido que perdió a uno de sus líderes naturales. Ante ese vacío, que califican de irreparable, hay quienes sostienen que esto acelera una definición presidencial. “Hay un vacío y hay que actuar con realismo. Y el liderazgo de Evelyn Matthei es el que tenemos en Chile Vamos para enfrentar los próximos compromisos electorales”, dice el diputado de RN Andrés Celis.
En un rol coordinador y de articulación del sector también se menciona en ese partido al expresidente de la CPC, Juan Sutil, un hombre cercano a Piñera; como lo demostró con el tema de las vacunas y los ventiladores durante la pandemia y con capacidad de despliegue en campañas. Solo quedó fuera del consejo constitucional -al que postuló por Rancagua-, por el tema de la paridad.
Las masivas demostraciones de apoyo que recibió el exgobernante -con miles de ciudadanos haciendo filas por horas para despedirse de él en el Salón de Honor del Congreso en Santiago- provocaron un fuerte remezón en Chile Vamos y que en estos días incluyen en los análisis. Ello los obliga -como lo plantea Gloria Hutt, presidenta de Evópoli- a mirar con agudeza lo que hay detrás de esa espontánea movilización y el camino a seguir. “Nosotros -dice- tenemos que tomar una responsabilidad por mantener esta visión de democracia liberal que él planteaba con mucha fuerza. Aquí hay una responsabilidad en continuar ese ideario y fortalecerlo”. Para Chile Vamos el desafío se abre en medio del crecimiento de Republicanos.
Si bien la UDI cuenta con el asentado liderazgo de Matthei, en su interior se admite que el esfuerzo debe estar dirigido además hacia la unidad que levantó Piñera como fórmula de crecimiento electoral de la derecha, y que apuntaba a un entendimiento desde Amarillos a Republicanos. Javier Macaya, su presidente, precisa que enfrentan un vacío difícil de llenar, pero que “el mejor legado y lo mejor que podemos hacer con ese vacío es estar a la altura de lo que él hubiese esperado: la unidad del sector, la unidad del país”.
Desde que entregó el mando, hace casi dos años, Piñera nunca soltó las riendas de la política activa, a la que había ingresado oficialmente en 1989 cuando fichó por Renovación Nacional y conquistó la senaduría por Santiago Oriente.
Sus oficinas de Vitacura 3535 -las que seguirán en operaciones- funcionaban como una suerte de Moneda chica. Desde su escritorio, lleno de carpetas y blocks de apuntes, articulaba -por WhatsApp, celular y Zoom- a quienes habían sido parte de sus gobiernos (2010-2014 y 2018-2022), a parlamentarios, dirigentes de partido y alcaldes, espacio donde -según se confidencia- les ofrecía una “cancha neutral” para hablar con libertad sobre todos los temas.
“Esa ascendencia casi reverencial la tenía únicamente Piñera. A la hora que nos llamara, ahí estábamos. No veo por ahora a otro líder igual en mi sector”, plantea el exalcalde de Santiago Felipe Alessandri (RN).
Todos los jueves, sin excepción, el exgobernante encabezaba una especie de “comité político”, en el que participaban -en forma estable- Jaime Bellolio, exministro secretario general de Gobierno, Juan José Ossa, exministro secretario general de la Presidencia; Alejandro Weber, exsubsecretario de Hacienda, y Máximo Pavez, exsubsecretario general de la Presidencia.
A ellos se unían de manera intermitente Rodrigo Delgado, exministro del Interior; Karla Rubilar, exsegegob y exministra de Desarrollo Social, y Cristina Torres, exdirectora de Presupuestos. Más otros exministros y exsubsecretarios, dependiendo del asunto a tratar. Y si bien Piñera estaba concentrado en los comicios municipales y de gobernadores, la última tarea que les asignó el lunes 5 fue levantar propuestas para colaborar con el gobierno frente a los incendios forestales que han devastado especialmente a la Quinta Región, tal como se lo dijo al Presidente Boric en la comunicación telefónica que tuvieron ese día.
La aceitada estructura que había levantado -y que seguirá en funciones- considera un staff de generación de minutas, cálculos e ideas fuerza sobre distintos temas y proyectos de ley. De este modo, en un par de horas, los parlamentarios y dirigentes de Chile Vamos van a seguir contando con ese material, con la rapidez que ningún think tank tiene.
Pero, el sistema despertaba suspicacias. Detractores, y también partidarios, lo veían no solo como una plataforma para defender su legado, sino como base para una nueva incursión a La Moneda en 2025.
La encuesta CEP de noviembre lo había ubicado en el segundo lugar de los personajes mejor evaluados, con un 37%, después de Matthei (46%). Y antes, con motivo de los 50 años, el Presidente Boric -con quien ya había empezado a superar un historial de desavenencias- lo había calificado como un “demócrata”, dos hechos que lo habían revitalizado y que alimentaban aún más las suspicacias.
Pero su decisión de enfocarse en ser “un buen expresidente” -como lo confesó en agosto pasado en La Tercera-, y descartar cualquier postulación a La Moneda, ya estaba tomada.
En el entorno de Piñera se revela que ese fue un acuerdo adoptado en familia. La voz que pesó fue la de su esposa, Cecilia Morel, que no quería verlo sometido de nuevo a las tensiones que vivió durante su último mandato, con el estallido social y la pandemia. Punto que habló por última vez, el jueves 25 en un almuerzo con su “comité político”, en que les insistió en que esa puerta estaba cerrada.
Como buen negociador -habilidad que potenció como empresario- logró que su familia aceptara que siguiera en política, pero solo desde su rol de exjefe de Estado. Esto, porque no estaba dispuesto a abandonar el desafío que venía impulsando desde el año pasado: la unidad del sector a través de la conformación de un gran arco político, una Concertación de centroderecha, que abarcara desde Amarillos y Demócratas hasta Republicanos.
Por ello no extrañó que ese ideario fuera el que rescató Chadwick en la improvisada tribuna que se armó el jueves en los jardines de la Cámara de Diputados, para no interrumpir el ingreso de los cientos de ciudadanos que querían despedirse del exmandatario en el Salón de Honor del Congreso Nacional.
“Tenemos que estar unidos. Todos unidos para recordarlo y seguir su camino. Los vamos a necesitar, reunirnos todos”, fue el emplazamiento que hizo -junto a los presidentes de Chile Vamos- ante unos 70 exministros y exsubsecretarios, parlamentarios y alcaldes.
Sus palabras estuvieron dirigidas al núcleo duro del piñerismo, que si bien pasa por su momento más complejo, hoy tiene un vínculo importante con las presidencias de Rodrigo Galilea (RN) y Gloria Hutt (Evópoli); en sintonía con la jefatura de Javier Macaya (UDI), y con ramificaciones en el Parlamento y en más de 400 o 500 jóvenes formados en los dos gobiernos del exmandatario.
Si esa plataforma alcanza para levantar o no la marca del “piñerismo”, es algo que ningún partido se atreve a apostar. Lo único claro -dicen- es que si los laguistas son exageradamente laguistas, los piñeristas también son exageradamente piñeristas.
“Es difícil -comenta Juan José Ossa– predecir el efecto de la prematura partida de Sebastián Piñera. Pero sí, lo que es objetivo, es que se va alguien que aglutinaba y coordinaba a las fuerzas de centroderecha con vocación y desinterés, y ese vacío no es fácil de llenar”.
La conquista de un espacio en la derecha no fue fácil para Piñera, coalición en la que siempre se le vio como un advenedizo. Los más conservadores no le perdonaban sus orígenes democratacristianos. Su padre, José Piñera Carvallo, había sido fundador de la DC y él -en sus años universitarios, en ingeniería comercial en la Católica-, era un simpatizante de esas filas.
Más resquemor provocaba todavía que hubiera participado en el “Caupolicanazo”, cuando Eduardo Frei Montalva llamó a rechazar la Constitución del 80, entre cuyos ideólogos figuraba nada menos que Jaime Guzmán. Y, luego, que hubiera defendido y votado por el No en el plebiscito del 88, que implicaba un rechazo a la continuidad de Augusto Pinochet en el poder. En uno de esos debates, en Canal 13, se enfrentó con dureza a Cristián Larroulet, con quien estrecharía fuertes relaciones con el tiempo y se convertiría en su jefe de los asesores del Segundo Piso, en su segundo mandato.
Su historia no impidió que Andrés Allamand y Alberto Espina lo convencieran para que se uniera a Renovación Nacional -tensionada por dos almas, una más conservadora y otra más liberal- y postulara como candidato a senador por Santiago Oriente, escaño que conquistó el 89.
Ese triunfo no sólo marcó el inicio oficial de su carrera política, sino que abrió interminables rencillas con las figuras históricas de la derecha -Sergio Onofre Jarpa, Carlos Larraín, Sergio Romero, Alberto Cardemil y Jovino Novoa-, por sus ideas liberales, que se plasmaban en el Congreso, en varias votaciones alineadas con la Concertación, entre ellas, la reforma tributaria del 90, que impulsaba el ministro de Hacienda Alejandro Foxley, quien el jueves acudió al funeral.
“Es verdad que no fue un período fácil para él. Pero lo importante es que su ingreso fue clave para que la derecha asumiera un compromiso irrestricto con la democracia”, señala Espina.
El único objetivo de Piñera era llegar a La Moneda, proceso en el que pasó por grandes dificultades y en el que también cometió errores. Tras irrumpir en la primera vuelta de 2005, arrebatándole las opciones a Joaquín Lavín, finalmente perdió en el balotaje contra Michelle Bachelet. Pero empezó a construir una plataforma de contactos transversales que pavimentaron su doble llegada a La Moneda en los años siguientes y generaron lealtades transversales que derivaron -tras sus dos gobiernos- en una fuerza política casi paralela: el piñerismo. Clave en la recomposición de sus relaciones con la UDI fue su primo Andrés Chadwick y Juan Antonio Coloma.
Las hostilidades no pararon con su primer arribo a La Moneda, a pesar de haberse convertido en el primero en conquistar ese sitial para la derecha desde Jorge Alessandri en 1958. El fuego amigo provino por no haber incorporado a más gente de la coalición al gobierno. Carlos Larraín (RN) -con quien siempre mantuvo una tirante relación- fue el más duro. “No quiero hacer juicios -dijo-. Creo sí, que ha habido poco respeto por los partidos políticos”.
Apenas salió del gobierno, Piñera empezó a articular su regreso. Fue así como el mismo 2014 creó Avanza Chile, que se transformó en su plataforma con estos objetivos y en la que fichó a Gonzalo Blumel, Andrés Chadwick, Cecilia Pérez, Roberto Ampuero, Felipe Larraín, Cristián Larroulet, además de Lavín y Matthei. Pero el retorno le depararía inesperados desafíos. El estallido social del 18-0, la pandemia y un crudo fuego amigo por no estar de acuerdo con los retiros del 10% y por haber abierto la vía democrática, con una nueva Constitución, para encauzar el malestar social.
La decisión de Chile Vamos es rescatar y proyectar su legado, mientras buscan llenar el vacío político que dejó y que todavía no tiene rostro.
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Según el más reciente pronóstico de los Centros Mundiales de Producción de Predicciones a Largo Plazo de la OMM, publicado ste miércoles, hay una probabilidad del 55% de que, durante los meses de septiembre a noviembre de 2024, las actuales condiciones neutras (en las que no se está produciendo un episodio de El Niño ni de La Niña) evolucionen hasta dar lugar a un episodio de La Niña.
Este porcentaje aumenta hasta el 60 % para los meses de octubre de 2024 a febrero de 2025, mientas que la posibilidad de que vuelva formarse un episodio de El Niño durante ese período es ínfima.
El informe es muy similar al publicado el pasado 8 de agosto por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE.UU. (Nooa, su sigla en inglés), que le asignaba un 66% de probabilidades a que el fenómeno llegara en septiembre.
La Niña es un fenómeno que produce un enfriamiento a gran escala de las aguas superficiales de las partes central y oriental del Pacífico ecuatorial, además de otros cambios en la circulación atmosférica tropical, por ejemplo, en los vientos, la presión y las precipitaciones. Los efectos de cada episodio de La Niña varían en función de su intensidad y duración, así como de la época del año en que se desarrolla y de la interacción con otros condicionantes climáticos.
Por lo general, La Niña genera en el clima efectos opuestos a los de El Niño, en especial en las regiones tropicales.
Sin embargo, los fenómenos climáticos de origen natural, como La Niña y El Niño, ahora tienen lugar en el contexto más amplio del cambio climático antropógeno, que provoca un aumento de las temperaturas mundiales, exacerba los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos y altera la configuración de las temperaturas y las precipitaciones estacionales.
La Secretaria General de la OMM, Celeste Saulo, destacó en un comunicado que “desde junio de 2023 hemos sido testigos de una prolongada racha de temperaturas excepcionales en la superficie terrestre y marina del planeta. Incluso aunque se forme un episodio de La Niña y ejerza un efecto de enfriamiento a corto plazo, ello no invertirá la tendencia a largo plazo de aumento de las temperaturas mundiales fruto de los gases de efecto invernadero que retienen el calor en la atmósfera”.
Los últimos nueve años han sido los más cálidos de los que se tiene constancia, a pesar del efecto de enfriamiento ejercido por el episodio plurianual de La Niña que tuvo lugar desde 2020 hasta principios de 2023. El episodio de El Niño de 2023/2024, uno de los cinco de mayor intensidad jamás registrados, comenzó a manifestarse en junio de 2023, y entre noviembre de 2023 y enero de 2024 alcanzó su punto álgido antes de disiparse. Incluso tras haberse extinguido algunos de sus efectos persistieron.
“Durante los últimos tres meses han prevalecido unas condiciones neutras, es decir, no se ha producido un episodio de El Niño ni de La Niña. Con todo, se han dado condiciones meteorológicas extremas generalizadas, como episodios de calor intenso y lluvias devastadoras. Por ello, la iniciativa Alertas Tempranas para Todos sigue siendo la máxima prioridad de la OMM. Los pronósticos estacionales de El Niño y La Niña, y de sus efectos conexos en los patrones climáticos a escala mundial, son una herramienta importante para fundamentar las iniciativas relacionadas con las alertas tempranas y las medidas anticipatorias”, declaró Celeste Saulo.
Este miércoles se cumplen 51 años del Golpe de Estado de 1973, encabezado por el general Augusto Pinochet.
Bajo este marco, el Partido Socialista compartió su declaración sobre esta fecha, recordando la figura del expresidente Salvador Allende.
“Un 11 de septiembre de 1973, Chile fue testigo de un golpe cívico militar que acabó con el gobierno del Presidente Salvador Allende, instaurando una dictadura militar bajo el mando de Augusto Pinochet”, se lee en el post de X.
El texto continúa señalando que “la brutal represión que siguió a este hecho dejó miles de víctimas: ejecuciones, desapariciones forzadas y torturas sistemáticas marcaron el régimen”.
Para cerrar, el PS marcó: “Este día se convirtió en un símbolo de violencia y quiebre democrático en la historia chilena, cuyas heridas aún perduran”.
En la IFA-Berlín, la feria tecnológica más grande, antigua e importante de Europa, todos buscan asombrar. No es fácil conseguirlo cuando 1.800 empresas o exhibidores lo intentan al mismo tiempo, en un inmenso recinto de 130 mil metros cuadrados —cinco veces más grande que Espacio Riesco—, saturado de estímulos, promotores y pantallas pero sobre todo de productos: miles y miles de artefactos que se exhiben en pedestales como joyas de un museo, solo que aquí, en este gran evento alemán, las reliquias se pueden tocar y manipular.
Aparte de las estadounidenses Apple y Amazon, casi todas las principales marcas tecnológicas de consumo masivo estuvieron presentes: incluso Google, en un moderado espacio en el segundo piso, mostró las últimas versiones de su línea Pixel, que incluye teléfonos —como el 9 Pro Fold, un móvil que se suma al carro de los plegables—, tablets, relojes y audífonos.
Si bien las estrellas acá son los aparatos —pequeños como un anillo inteligente o inmensos como un refrigerador de dos puertas—, la competencia por el asombro es tan feroz que las empresas intentaron que el protagonista de sus pabellones no fueran tanto los productos como su relato. Es decir, que más allá de las novedades, las que cada vez son más específicas, lo que resalte sea la narrativa tras ellas, el estilo de vida que se quiere promover. Y eso, durante la IFA que acaba de finalizar, ninguna marca lo consiguió mejor que Samsung.
Con el mayor showroom de toda la feria, equivalente en tamaño a dos canchas del Movistar Arena, Samsung demostró por qué es el líder mundial en ventas de varios productos esenciales —como televisores y smartphones— así como cuáles son sus planes para el futuro próximo. Su sala de exhibición era en realidad un paseo, algo más parecido a la experiencia de un parque de atracciones, lleno de luces, imágenes e innovaciones con las que se podía interactuar, que al stand de una empresa.
El lema de su pabellón, AI for All —inteligencia artificial para todos—, dejó claro el camino que quieren trazar: que cada aparato que produzcan, ya sea un laptop o una aspiradora, tenga IA incorporada, sea capaz de tomar ciertas decisiones —cuánta energía usar, a qué hora encenderse— y se conecte con los demás dispositivos de la casa.
Por ejemplo: que el refrigerador, como el Bespoke AI, sea capaz de detectar por sí solo qué y cuántos ingredientes tiene adentro, y que sugiera, mediante un mensaje al teléfono, las recetas que pueden cocinarse con ellos. O que el aire acondicionado, conectado al calendario familiar, sepa que esta tarde viene de visita la suegra y ajuste la temperatura al gusto de la señora.
Casi todos estos productos, eso sí, Samsung ya los había presentado en otros eventos o lanzamientos, a excepción de uno: la Lavadora-secadora Bespoke AI, una máquina que lava la ropa y también la seca, pero con mucha mayor eficiencia que modelos 2-en-1 anteriores, y por supuesto con inteligencia artificial.
Fue el principal estreno de la marca en cuanto a electrodomésticos y por dos razones: la primera, y más rimbombante, es la inclusión de IA en su funcionamiento. Además de poder programarla, controlarla por el teléfono y mediante la voz —algo que ya podían hacer otros ejemplares de Samsung—, la Bespoke AI tiene sensores que detectan el tipo de tela que se está lavando y también el nivel de suciedad de la ropa, por lo que ajusta automáticamente las cantidades de detergente y agua, además de regular el tiempo de lavado y secado.
Más que la automatización, el principal beneficio de la IA en esta lava-secadora está en su eficiencia, pues necesita menos recursos para hacer un mejor trabajo. Según Samsung, al identificar el material y la cantidad de mugre, esta máquina usa un 25 por ciento menos de energía que otros combos de la marca, y puede llegar a generar un 19 por ciento de ahorro general en la cuenta de la luz. No es poco, dada el alza actual de las tarifas.
Además tiene un depósito de detergente que alcanza para unos 17 lavados, que la máquina dosifica según el peso, la tela y suciedad de la ropa. Cuando le está quedando poco, manda un mensaje al celular advirtiendo de que es tiempo de recargarlo. Otro sensor también mide el nivel de humedad de la carga y así calibra la duración y la temperatura del secado.
La otra gran innovación está en su hardware: la bomba de calor de la secadora, que es la pieza más grande y compleja de estos aparatos, es en este caso mucho más pequeña y está situada en la parte superior de la máquina. Ayudada por unos conductos, el aire caliente fluye con más volumen y reduce así el tiempo de secado: dice la marca que una carga puede salir completamente seca en solo 70 minutos, mientras que un ciclo completo de lavado y secado rápido puede estar listo en 98 minutos. Entre que empieza y termina un partido de fútbol, uno podría volver a ponerse la ropa que hace un rato estaba sucia.
Como dicta la tendencia, la lavadora-secadora Bespoke AI, con una enorme capacidad de 25 kilos para lavar y 15 para secar, tiene una importante pantalla táctil de 7 pulgadas, que sirve tanto para elegir los programas de lavado como también para pasar el rato: incluye aplicaciones como YouTube y Spotify, por si alguien necesita quedarse cerca de la máquina mientras hace su trabajo. Obviamente, tiene el sistema de control de voz de Samsung, Bixby, que a su vez se conecta al sistema SmartThings: así, todos los dispositivos de la marca pueden encenderse, apagarse o programarse hablándole al teléfono.
En productos como este es cuando el discurso de la inteligencia artificial cobra más sentido y coherencia. ¿Realmente nos mejorará la vida generar imágenes falsas, redactar correos automáticos o que nos cuente chistes una voz virtual? Son herramientas tan espectaculares como inútiles. Pero en un aparato como una lava-secadora, en cambio, donde efectivamente la IA puede mejorar el rendimiento, reducir el gasto energético, cuidar la ropa y ahorrarnos tiempo, parece justificarse el optimismo que hoy reina en la industria hacia esta tecnología.
La Bespoke AI Laundry Combo estaría disponible en Chile desde el 21 octubre, a un precio de 2.349.990 pesos. ¿Cara? Sí, pero no mucho más que comprar ambos productos por separado —que cuestan, los de última generación y máxima capacidad, algo más que un millón cada uno. Y el ahorro en espacio y tiempo que genera parece realmente invaluable.