Que la economía finalmente muestre una pendiente de recuperación creíble nos saca del subterráneo para colocarnos recién en el primer piso de este edificio que se llama crecimiento y desarrollo económico. No podemos, en este momento, arriesgar nuevos avances, dado el desafiante escenario externo y febles síntomas de mejora.
En efecto, la economía parece haber entrado en una etapa de recuperación. Las cifras de actividad muestran que esta reactivación viene ocurriendo de manera relativamente sostenida desde hace varios meses, se acentuó en enero, y espero que febrero no nos decepcione. Nos encaminamos hacia un crecimiento sobre el potencial este año, muy por sobre el que están proyectando organismos internacionales y varias encuestas. Sin embargo, aquello no puede conformarnos.
“Parecería necesario pensar en proyectos menos ambiciosos que avancen en objetivos consensuados y de manera acotada, dejando para las próximas administraciones nuevos avances”.
En este proceso de ajuste de los desequilibrios macroeconómicos incubados por el estallido social y la pandemia, con la consecuente inadecuada reacción de las políticas públicas, recién en enero pasado recuperemos el nivel de actividad de fines de 2021. Han sido años complejos, con una histórica destrucción del empleo, inflación alta, incertidumbre política y enorme volatilidad financiera.
El deterioro del consumo privado fue más profundo de lo que pensábamos, en tanto que la inversión mostraba una preocupante pendiente negativa hacia fines de 2023. Aún queda mucho trabajo para recuperar el tiempo perdido, entendido como una mejora en el bienestar de las familias proveniente de la más antigua de las recetas: el crecimiento económico.
Crecer sobre nuestro potencial este año es necesario, diría casi indispensable. No haber iniciado el proceso de recuperación probablemente habría significado un deterioro socioeconómico difícil de soportar para la población.
Este 2024 estará lleno de desafíos desde el ámbito externo. Son muchas las cosas que pueden salir mal y varias pueden interrumpir el camino ascendente de la economía chilena. Pocas veces se habían reunido tantos riesgos externos en un periodo tan breve. La mejor manera de proteger esta recuperación es alejarnos de las discusiones usuales de países en desarrollo y dar cierre a las reformas estructurales que están pendientes. Sin embargo, aquello no significa firmar cualquier reforma. Primeramente, parecería necesario pensar en proyectos menos ambiciosos que avancen en objetivos consensuados y de manera acotada, dejando para las próximas administraciones nuevos avances.
En la reforma de pensiones, introducir mayor competencia parece de consenso, pero es fundamental también preservar ese valioso know-how de las administradoras de fondos e incrementar la contribución obligatoria. El aumento de la PGU, en tanto, tiene apoyo político, pero bastante menos técnico. Resultados intermedios parecen aconsejables en este ámbito. Para la reforma tributaria, el objetivo recaudatorio se reduciría bastante si también acotamos los beneficios sociales en salud y pensiones que ha definido el gobierno.
A estas reformas se suman las crisis de seguridad y laboral, y más recientemente la de vivienda, que está mostrando síntomas preocupantes. Sin medidas administrativas y financieras tempranas, esta última puede transformarse en una de las principales preocupaciones ciudadanas en poco tiempo más.
Son tantos los problemas estructurales que quedan por sanar y para los que sólo el crecimiento económico es el remedio, que lo más juicioso parece ser preservarlo y cuidarlo dado que, aun así, no estaría asegurado.
Nuevo Pudahuel, operador del Aeropuerto de Santiago, anunció este viernes el inicio de operaciones de Turkish Airlines.
A partir de diciembre, la aerolínea turca iniciará sus operaciones para conectar la capital de Chile y Estambul.
Con cuatro frecuencias semanales, el vuelo se realizará vía Sao Paulo en un Airbus A350-900, con capacidad para 324 asientos. Por esto, el servicio ofrecerá una capacidad de 2.600 pasajeros por semana.
A través de un comunicado, Nuevo Pudahuel expresó “su gran satisfacción de recibir a Turkish Airlines, por el gran alcance que dará su extensa red de conexiones, a los pasajeros que viajen desde y hacia Santiago”.
La startup tecnológica de conducción autónoma WeRide presentó su solicitud para lo que podría ser la mayor Oferta Pública Inicial (OPI) de una empresa china en Estados Unidos desde la desastrosa cotización de la empresa de viajes compartidos Didi Global, en 2021.
WeRide dijo en una presentación este viernes que puede enfrentar “varios riesgos e incertidumbres legales y operativos asociados con tener nuestra sede o nuestras operaciones principalmente en China continental”. La compañía no revelará el número ni el rango de precios propuesto para sus Acciones Depositarias Estadounidenses (ADR, sigla en inglés) hasta que esté lista para comenzar a comercializarlas.
WeRide, constituida en las Islas Caimán, solicitó de forma confidencial una OPI con un plan para recaudar hasta US$ 500 millones, informó Bloomberg News el año pasado. Después de que la OPI de Didi por valor US$ 4.440 millones provocara una ofensiva por parte de Beijing contra las empresas con datos confidenciales que vendían acciones en el extranjero, los listamientos en Estados Unidos de empresas con sede en China se habían estancado.
En su presentación ante la Comisión de Bolsa y Valores (SEC, sigla en de EEUU), WeRide dijo que tuvo una pérdida de US$ 268 millones de sobre ingresos de US$ 55 millones el año pasado.
Fundada en 2017, WeRide desarrolla tecnología de conducción autónoma y la está probando o implementando comercialmente en 30 ciudades en siete países, dijo en el documento. WeRide produce vehículos que incluyen robotaxis, minibuses, furgonetas y barredoras de calles, además de sus soluciones de software y hardware para conducción autónoma.
Según el documento, el actual inversor Renault-Nissan-Mitsubishi Alliance acordó comprar acciones en la OPI en una colocación privada.
La oferta está dirigida por Morgan Stanley, JPMorgan Chase y China International Capital. La compañía planea que sus ADR coticen en el mercado de valores Nasdaq con el símbolo WRD.
La espectacular ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de París comenzó el viernes por la noche con una flota de barcos que transportaban a 10.500 atletas a lo largo del río Sena, la primera versión al aire libre del espectáculo que se espera sea visto por mil millones de personas.
Sin embargo, el evento se vio ensombrecido por un acto de sabotaje criminal que afectó a la red ferroviaria de alta velocidad de Francia en las primeras horas de la mañana y provocó un caos en el transporte en todo el país. Una fuerte lluvia comenzó a caer aproximadamente a los 30 minutos del espectáculo de tres horas, un escenario de pesadilla para los organizadores de la representación teatral que contó con un elenco masivo de bailarines, dos orquestas y un grupo de estrellas del pop, incluida Lady Gaga haciendo una actuación con tintes de cabaret.
“Estamos preparados para este magnífico acontecimiento”, afirmó el ministro del Interior, Gérald Darmanin, antes de la ceremonia, añadiendo que no se habían detectado amenazas específicas. El sabotaje ferroviario “no tendría consecuencias directas sobre los Juegos Olímpicos ni sobre la ceremonia”.
Lady Gaga lleva el cabaret a la ceremonia de apertura de los Juegos de París en el Sena
A media tarde se habían formado largas filass para que los poseedores de entradas ingresaran al perímetro altamente seguro a lo largo del río Sena, donde se esperan 320.000 espectadores a lo largo de los muelles adoquinados de la época medieval. El formato del evento requirió una fuerte seguridad: 45.000 policías fueron desplegados en tierra y en el aire, utilizando helicópteros, drones y francotiradores colocados en los tejados.
El clima también puso a prueba a las docenas de capitanes de barcos experimentados que impulsaron el desfile, quienes navegaron precisamente a la velocidad adecuada para mantener el espectáculo en línea. Algunos espectadores huyeron de los muelles para refugiarse mientras llovía a cántaros.
El presidente Emmanuel Macron recibió a más de 100 jefes de estado en la plaza Trocadero, al otro lado del río desde la Torre Eiffel, donde los atletas desembarcaron para un desfile final y una actuación esperada por la favorita francófona Céline Dion. Jill Biden, esposa del presidente estadounidense, y otros líderes asistieron previamente a una recepción en el palacio del Eliseo.
El espectáculo de tres horas contó con bailarines de ballet en el tejado del Louvre, mientras que cientos de bailarines modernos y breakdancers actuando en los muelles y en algunos de los barcos. Los artistas lucieron trajes hechos a mano por modistos franceses, incluidos Louis Vuitton y Dior de LVMH.
Cuando Reboul le propuso la idea a Tony Estanguet, jefe del comité organizador de París, el dos veces ganador de la medalla de oro reaccionó con un estupor que rápidamente se convirtió en entusiasmo. “Será ambicioso, audaz y totalmente loco”, afirmó Estanguet recordando el momento.
Aunque los funcionarios se han mostrado vagos sobre el precio, los medios franceses han informado que la ceremonia costará alrededor de 120 millones de euros, es decir unos US$ 130 millones y aproximadamente cuatro veces el costo de la inauguración de los Juegos de Londres 2012. Se espera que el coste total de los Juegos de París, que se presentó como una edición más ecológica porque se construyó poca infraestructura nueva, alcance entre 9.000 y 10.000 millones de euros, según el auditor nacional. Alrededor de un tercio de esa cantidad será costeada por los patrocinadores.