En los últimos meses, el costo de la construcción se ha disparado en más de un 10%, y sumado a las restricciones bancarias, no solo han estado en riesgo edificios privados, sino también proyectos de integración social que aún no pueden comenzar su ejecución.
“Hoy en el campo de la vivienda social, las principales empresas están en situación de caer en concurso de acreedores y, si eso sucede, las entregas de miles de casas y departamentos corren peligro de no completarse”, advierte Rodrigo Andreucci, socio fundador de Andreucci. & Torrejón abogados y expertos en el área inmobiliaria.
Carlos Montes, Ministro de Vivienda y Urbanismo. Rodrigo Andreucci socio de Andreucci & Torrejón.
En este contexto, las autoridades decidieron tomar medidas. El Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu) publicó recientemente en el Diario Oficial la Resolución Exenta 571°, que deroga las bases del concurso nacional 2022 para la presentación de proyectos de vivienda de integración social. E introduce mejoras en el programa más conocido como DS19 “para ir en apoyo al sector de la construcción y así poder retomar los proyectos que han abandonado, que aún no han comenzado o continuar las obras”, según el titular. de la cartera, Carlos Montes.
De modo que dicho documento mejorará “las condiciones de financiación para un total de 46.026 viviendas seleccionadas en las convocatorias de 2019, 2020, 2021 (y 2022)”, afirma la ministra. Lo anterior, siempre y cuando las subvenciones aún no hayan sido “presentadas a cobro ante el Serviu por la Entidad Promotora”, ni hayan iniciado el desarrollo de las obras.
precios de venta más altos
Entre los principales cambios, está la ampliación del número de cuotas de subsidio para este segmento en todo el país, pasando de 9.300 (según la derogada resolución 404°) a 11.000. A ello se suma la entrega a las constructoras de un crédito de enlace por un monto máximo de UF 300 por vivienda.
Además, en lo que respecta a la vivienda para familias vulnerables, la disposición reajusta el valor mínimo y máximo bajo el cual se pueden vender estas casas o departamentos, y el monto dependerá de la zona en la que se ubiquen. Así, en el caso de las viviendas DS 19 ubicadas en las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá, Antofagasta, Santiago, Aysén y en las provincias de Chiloé y Palena, la resolución fija un precio límite mínimo de venta que antes no se contemplaba. . De esta forma, los proyectos que postularon al programa en 2019, por ejemplo, podrían ver incrementado el valor de venta (a partir de ese momento) debido al reajuste de precios al año 2022.
Así, un ejemplo para los casos de viviendas en estas zonas que alcancen un precio máximo de comercialización de hasta UF 1.400 es que recibirán un subsidio de hasta UF 1.100 por unidad.
Mientras que las viviendas DS 19 ubicadas en las demás regiones, provincias y comunas del país podrán venderse por un máximo de hasta UF 1.300 y con un subsidio no mayor a UF 1.000.
En cuanto a los proyectos destinados a los sectores medios, la normativa aumenta el precio máximo de la vivienda de UF 1.100 a UF 1.400. Y en aquellas cuyo precio era de UF 2.600, ahora pasa a UF 2.800. Para estos casos establece subsidios que oscilan entre UF 250 y UF 437,5.
Aunque Andreucci sostiene que “esa es una buena ayuda que el Gobierno le está dando al sector”, recomienda que el Minvu emita pronto una resolución complementaria que corrija vacíos y contradicciones. Una de ellas es que “la resolución establece como requisito para cobrar el valor de las viviendas según el precio de 2022 que estas ‘no estén comprometidas’, sino que sean siempre a favor de las familias a las que se han adjudicado los subsidios”. el argumenta. la. Y agrega que “es posible que la Contraloría cuestione la legalidad de esta resolución, ya que el propio Estado no puede otorgar créditos afianzadores a las empresas constructoras. El Estado y sus agencias solo pueden hacer lo que la ley permite.
Respecto a dos episodios relacionados con el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental -los casos de Dominga y Fundamenta, con grandes inversiones-, se ha hablado mucho en los últimos días de que necesitamos “más técnica y menos política”. Pero la tensión que muestra nuestra institucionalidad demuestra que hoy es precisamente cuando necesitamos más de esto último. Hay varios ejemplos que lo demuestran. Por mencionar solo tres: Actualmente cuando el “impacto ambiental cero” no es más que una utopía, debemos definir como un país qué impactos y, lo más importante, en qué lugares será aceptado y en cuáles no. Asimismo, se requiere mayor claridad sobre los requisitos impuestos por la autoridad a través de guías, instructivos, criterios y su aplicabilidad a los proyectos en trámite. En resumen, es inaceptable que cada proceso de impugnación, en teoría con solo unos pocos pasos procesales, fácilmente lleve más de tres años. En resumen: debemos modernizar nuestro sistema. Para ello se debe llegar a un acuerdo transversal similar al que existía en 2009 cuando se aprobó la “nueva institucionalidad ambiental”. Hoy entonces. más política. Podemos dejar la técnica para más adelante.
Pablo Méndez Académico, Facultad de Derecho de la Universidad Alberto Hurtado
En Chile, la industria de la tecnología de la información (TI) está dominada en gran medida por hombres. Según el último informe del Servicio Nacional de Formación y Empleo, de las 10.358 personas con perfiles vinculados a este mundo, solo el 16% son mujeres.
Ante este escenario, tres mujeres profesionales vinculadas a esta industria comentaron a DF las principales barreras a las que se han enfrentado, los retos que implica el desempeño de estos trabajos y cómo avanzar hacia una mayor igualdad de género en este ámbito.
Principales barreras
Alejandra Pinto se desempeña como líder del equipo de operaciones de TI de Acid Labs, encargada de brindar servicios de soporte y monitoreo y mantener la continuidad operativa a los clientes.
Describe su experiencia en esta industria como “agradable”, de constante aprendizaje y sin discriminación por su género.
Aunque admite que el porcentaje de mujeres en TI es bajo, y que él mismo lo ha podido comprobar, no cree que eso se deba a menos oportunidades, sino que lo vincula a una “barrera social o cultural, lo cual encasilla que tenemos que trabajar en ciertas áreas y no esto (TI)”, señala.
A pesar de ello, comenta que no hay diferencia en capacidad técnica o profesional entre un hombre y una mujer, y destaca que las mujeres tienen aún mayor habilidad en ciertos aspectos.
“Nos cuestionan más que a los hombres, suponiendo que ellos tengan la verdad y siempre tenemos que demostrar lo que sabemos innecesariamente”. BARBARITA LARA, DIRECTORA EJECUTIVA DE EMERCOM.
“Es difícil que las mujeres se destaquen más, porque se cuestiona nuestra opinión y los resultados. (…) Las barreras están ligadas a diferentes salarios por hacer el mismo trabajo y al cuestionamiento del saber”. SANDRA REYES, RESPONSABLE DE DISEÑO Y UX DE DESTÁCAME.
“No creo que las mujeres tengamos menos oportunidades, pero hay una barrera social o cultural que nos encasilla en tener que trabajar en ciertas áreas y no en esta (TI)”. ALEJANDRA PINTO, LÍDER DE OPERACIONES DE TI EN ACID LABS.
“Siempre digo que tenemos un sexto sentido, para ser más sensoriales y eso nos permite desarrollar habilidades blandas”, dice la experta.
Barbarita Lara, ingeniera de ejecución informática y CEO de Emercom, firma tecnológica de desarrollo de plataformas, va un paso más allá, quien se define como una “inventora e innovadora” que busca articular las startups con la industria.
Lara señala que, aunque ha sido más independiente en su vida laboral, ha notado aspectos negativos en la industria, principalmente relacionados con las diferencias de salario en comparación con los hombres para el mismo trabajo.
También asegura que habría una “doble validación” para las mujeres.
“Nos cuestionan más que a los hombres, asumiendo que ellos tienen la verdad y siempre tenemos que demostrar lo que sabemos innecesariamente”, dice.
Sumado a eso, dice que la barrera más “básica” es la propia presencia de la mujer en la industria, ya que el hecho de no sentirse en comunidad las pondría en desventaja.
Un diagnóstico similar hace Sandra Reyes, jefa de diseño y UX de la fintech Destácame, quien señala que a las mujeres “les cuesta más destacar, porque se cuestiona nuestra opinión y los resultados”, y agrega que las barreras están ligadas al salario. para realizar el mismo trabajo y el cuestionamiento del saber.
Sin embargo, dice que en su vida laboral tomó estos comentarios como un “reto y aprendizaje” más que como un obstáculo para trabajar en la industria de TI, y que asocia estas barreras con la formación de estudiantes de colegios y, más tarde, universidades.
¿Cómo mejorar?
Para Lara, los aspectos a mejorar para acortar las brechas comenzarían por aspectos básicos, como incentivar a las empresas a tener cuidadores de los hijos de los trabajadores, apoyo psicológico y reforzar el teletrabajo, señalando que la industria TI es una de las que se puede desempeñar a distancia sin mayores. . problemas. “Ha servido para que las mujeres puedan empoderarse para la independencia en el ámbito laboral”, añade.
Avanzar hacia la igualdad de género en los consejos de administración y en los puestos de decisión de las organizaciones también aparece como una recomendación de los tres.
Pinto enfatiza que es importante que más mujeres tengan posiciones de liderazgo para convertirse en mentoras de otros trabajadores, apoyarlas con mentorías y seguir animándolas a seguir una carrera en tecnología.
Mientras que Reyes llama a impulsar instancias como talleres dentro de las empresas, con mujeres que den consejos para motivar y ayudar a retener el talento femenino dentro de las empresas, además de que las empresas “salgan a buscar mujeres y no esperar a que lleguen hojas de vida”, dice.
A fines de 2022, el jefe de la inteligencia nacional alemana, Thomas Haldenwang, lo expresó muy bien: “Rusia es la tormenta”, les dijo a los parlamentarios alemanes. “China es el cambio climático”.
El año pasado también fue la primera vez que la administración estadounidense actuó como si realmente creyera en esa distinción. Aunque la mayor parte de la atención del presidente Joe Biden se centró en Rusia después de su invasión de Ucrania en febrero, sus movimientos más importantes en 2022 se dirigieron a China. La incertidumbre ya no es si se producirá el desacoplamiento entre EE. UU. y China, sino hasta dónde llegará. Gran parte de la respuesta quedará clara en 2023.
“Se sospecha que el imperativo competitivo del presidente Biden hacia China superará su imperativo cooperativo”.
Esto plantea dos preguntas apremiantes. ¿Qué entiende Biden por desacoplamiento? ¿Y podrá Estados Unidos convencer a sus aliados y socios para que se unan a él?
En cuanto a lo primero, la administración estadounidense todavía está probando el terreno. Biden heredó una serie de medidas comerciales punitivas “ad hoc” que la presidencia de Donald Trump impuso a China: aranceles a las exportaciones de acero y aluminio, así como diversos controles de exportación por parte de las empresas de telecomunicaciones chinas, en particular Huawei y ZTE. Ninguno de estos ha sido revocado.
En octubre, Biden llevó al mundo un paso más cerca de la bipolaridad económica total. El Departamento de Comercio de EE. UU. emitió órdenes para cerrar el acceso de China a semiconductores avanzados. Esta medida se tomó sobre la base de que el impulso del líder chino Xi Jinping para lograr la “fusión civil-militar” significaba que el desarrollo económico de China ya no podía disociarse de su alcance militar acelerado.
La realidad es que Biden está improvisando sobre la marcha. Su administración incluye librecambistas clásicos, que continúan creyendo en la globalización de suma positiva, y otros que ven la rivalidad entre Estados Unidos y China como una competencia de suma cero en la que solo puede prevalecer una potencia. La sospecha es que, en lo que respecta a China, el imperativo de competencia de Biden tendrá prioridad sobre el de cooperación.
Si ese es el camino que Biden elige tomar, tendrá que traer consigo aliados y socios comerciales clave de Estados Unidos. Oficialmente, se habla de “friendshoring” (favorecer cadenas de suministro de aliados estratégicos). Esto significaría trasladar las cadenas de suministro centradas en China a países de ideas afines como Vietnam, India y México. Algo de esto ya estaba sucediendo debido a la política ahora abandonada de “cero covid” de China. Por ejemplo, Apple planea producir una cuarta parte de sus iPhones en el sur de la India. Pero el grado de dependencia global de China como proveedor de bienes intermedios en la mayoría de las áreas de producción moderna significa que el objetivo implícito de EE. UU. es casi una bifurcación.
Esto desaceleraría el crecimiento global y agudizaría el dilema para los amigos de Estados Unidos que son altamente interdependientes con China, como los Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Singapur. Ninguno quiere verse obligado a elegir entre EE. UU. y China, y esa elección podría perjudicar a EE. UU.
China y EE. UU. continúan aumentando sus capacidades militares en el Indo-Pacífico. Cualquiera que sea su ritmo este año, la relación entre Estados Unidos y China se dirige en una dirección inquietante. Las empresas, los países, las regiones y el mundo apenas comienzan a absorber las posibles consecuencias.