Durante la pandemia el teletrabajo llegó a máximos históricos en el país. Es más, de acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en el peor momento de la crisis sanitaria, que se produjo en el trimestre móvil junio-agosto de 2020, más del 20% del total de los trabajadores asalariados llegó a desempeñarse de forma remota.
Una cifra que llevó a los actores del mercado laboral a decir que el teletrabajo habría llegado para quedarse. Sin embargo, con el retorno a la normalidad dicho porcentaje comenzó a caer.
No obstante, la modalidad que sí habría llegado para quedarse es el trabajo híbrido, aquel formato que permite combinar labores presenciales con las remotas. Así lo arroja una encuesta de la consultora WTW, a 1.000 personas que trabajan para empleadores medianos y grandes del sector privado en Chile.
De acuerdo a la encuesta, cada vez son más las personas que están pactando desempeñarse bajo un formato híbrido. Si en 2022 dicha cifra llegaba a 14%, en 2024 el dato escaló a un 22%. En la otra vereda, el trabajo totalmente remoto bajó de 22% en 2022 a 18% en 2024.
La encuesta también permitió constatar que quienes tienen hijos menores de 18 años expresan un mayor deseo de trabajar desde sus hogares: 55% contra 43%.
“A diferencia del trabajo remoto, la modalidad híbrida permite generar un equilibrio entre la conciliación de la vida personal y laboral. Esto, ya que contribuye a la generación y mantención del clima y cultura organizacional al mismo tiempo que les entrega flexibilidad a los trabajadores. De hecho, la fuerza laboral entrante en el mercado tomó la flexibilidad en la modalidad de trabajo como un ‘desde’ al momento de elegir en qué empresas trabajar”, explica Mauricio Vargas, consultor de beneficios de WTW.
El sondeo, además, mostró que casi dos tercios de los empleados creen pueden trabajar de forma remota, ya que sus labores son compatibles con esta modalidad.
Diferencias
Otro resultado del sondeo es que mientras mayores son los ingresos, más factible es poder realizar el trabajo de forma remota. De hecho, la posibilidad de desempeñarse de forma remota es de 81% para aquellas personas que ganan $ 1.500.000 o más; 70% para entre $700.000 y $1.499.999; y 50% para aquellos que ganan menos de $700.000.
Consultado respecto a si este resultado podría leerse como un indicador de desigualdad, Vargas lo descarta, agregando que más bien responde a la naturaleza de las funciones de los cargos.
“Donde los trabajadores que poseen menor renta se pueden relacionar a actividades que deben realizarse in situ en el lugar del trabajo. Por ejemplo, las operaciones que requieren trabajo físico y presencial. Incluso, hemos observado que en varias empresas trabajadores pertenecientes a roles de mayor responsabilidad (gerentes) tienen una prevalencia mayor a la presencialidad”, sostiene.
Al mirar la situación por sexo, son más las mujeres que hombres que trabajan de forma remota (35% contra 25%), pero son más hombres que mujeres quienes de desempeñan de forma híbrida (36% contra 32%).
“Si observamos objetivamente la variación del trabajo híbrido entre hombres y mujeres, no creemos que exista una diferencia significativa en las prevalencias. Sin embargo, en el caso de la modalidad de trabajo remoto la diferencia es más notoria, lo cual podría ser atribuible a un concepto cultural que aún existe en nuestra sociedad. En línea con lo anterior, en los últimos años, y debido al cambio o impulso de la inclusión, diversidad y en especial para equidad, las mujeres han tomado mayor presencia en cargos profesionales de mayor liderazgo”, sostiene Vargas.
Con todo, para él aún existen brechas respecto a la naturaleza de los cargos, siendo los operacionales los más ejercidos por hombres que mujeres. “Un claro ejemplo del cambio que se está realizando a favor de la equidad de género, es lo que ocurre en la industria de la minería, donde se está fortaleciendo la presencia de mujeres tanto a nivel de cargos operacionales como también en posiciones de liderazgo”, dice.
La encuesta también permitió constatar que quienes tienen hijos menores de 18 años expresan un mayor deseo de trabajar desde sus hogares: 55% contra 43%. Para el vocero, este resultado refleja que los trabajadores quieren y piden más conciliación trabajo – vida familiar.
“Un claro ejemplo de ello fue lo evidenciado durante la pandemia, donde forzosamente estuvimos confinados en nuestros hogares, demostrando que es posible mantener una conciliación de lo familiar y laboral. En adelante, los mitos y paradigmas sobre este tema se han ido derribando, incorporándose incluso modificaciones sustanciales desde el punto de vista legal, como son la ley de las cuarenta horas, conciliación de vida personal, familiar & laboral, Ley Sanna, entre otras normativas que seguirán desarrollándose en el futuro, las cuales abarquen la importancia de esta situación y potencien la corresponsabilidad parental”, dice Vargas.
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