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Vittorio Corbo: “Bajar la tasa en abril más allá de 50 a 75 puntos base sería una irresponsabilidad ”

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En el actual ciclo de la economía chilena, Vittorio Corbo ha sido un férreo defensor de la idea de que el Banco Central (BC) no debe apurarse en bajar la Tasa de Política Monetaria (TPM) -actualmente en 7,25%-, en contra de la visión de quienes acusan un retraso en los recortes y consideran que puede haber un riesgo de sobreajuste en la actividad. Y para el expresidente del instituto emisor, los datos de IPC de inicio de año, con sendas sorpresas al alza en enero y febrero, no han hecho más que refrendar su posición, esa que señala que el control de la inflación y su regreso al 3% aún no es carrera ganada y que el último tramo es muy importante. De hecho, concuerda con el mercado en que la convergencia a la meta ya se aplazó para 2025, y por lo mismo, su recomendación es que en abril el BC baje la tasa no más allá de 50 puntos base.

Conocidas las primeras cifras de actividad e IPC del año, ¿cómo está el control de la inflación en Chile?

-La inflación bajó paulatinamente el año pasado, pero en los últimos meses de nuevo hemos observado IPC más altos, de 0,7 en enero y de 0,6 en febrero, que responden, sobre todo, a un alza en la inflación de servicios. O sea, la última milla ha sido más difícil por los servicios, que tienen un componente muy importante de salarios y de ajuste del mercado laboral después de la pandemia.

El mismo fenómeno estamos viendo afuera, sobre todo en EE.UU. Está muy relacionado con el hecho de que había demasiado optimismo de que la inflación iba a seguir bajando, bajando. Pero ayudó mucho, inicialmente, la caída de los precios de commodities, sobre todo de alimentos. Por ejemplo, el índice de precios de alimentos de la FAO subió un 42% después de la invasión de Ucrania. Hoy está solo un 3% por encima del nivel previo a ese conflicto. O sea, la inflación de bienes se ha desacelerado en el mundo. Pero la última milla de la inflación es como las maratones: los kilómetros finales antes de llegar a la meta son más difíciles que al comienzo. Y muchos se caen antes de llegar a la meta. Entonces, lo que estamos viendo ahora es que la baja de la inflación va en la dirección correcta, pero es mucho más pegajosa de lo que se pensaba.

¿Y ese repunte en la inflación de servicios fue la sorpresa del alto IPC de febrero? ¿Es puntual o tiene algo de tendencia?

-Efectivamente, los servicios han subido mucho más allá de lo que se pensaba. Si miramos el IPC sin volátiles, el componente servicios se disparó a una velocidad del 6,9% en los últimos tres meses. La gente está viajando de nuevo y se presionan esos costos de servicio, también están subiendo los costos laborales en general y eso hace que cueste más encontrar gente para servicios, y lo mismo estamos observando en el exterior.

¿Puede haber algún efecto de la nueva canasta del IPC que se estrenó en enero, que tenga algún sesgo dados los cambios de productos y servicios que mide, y de ponderaciones?

-Es otro termómetro, es cierto, pero si miramos las diferencias entre la canasta anterior y la nueva en 2023, cuando se echaron a correr juntas, vemos que se movieron parecido. Entonces, esta sorpresa alcista de inflación en el inicio del año no la achacaría mayormente a la nueva canasta.

Santiago 14 de Marzo 2024 Entrevista a Vittorio Corbo ex presidente del banco central Foto: Juan Farias / La Tercera.

El mercado reaccionó elevando la proyección de inflación para este año y aplazando el retorno a la meta para 2025. ¿Comparte esa visión?

-Sí. La inflación a diciembre de este año puede que esté más cerca del 3,5% que del 3%, y, por lo tanto, lo más probable es que la convergencia a la meta de inflación ocurra ahora hacia fines del primer trimestre de 2025. Claramente se atrasa la convergencia a la meta de inflación del 3% y en su próximo Informe de Política Monetaria (Ipom) el Banco Central debiera transmitir que a diciembre va a estar algo por encima del 3%.

¿Se cantó victoria antes de tiempo?

-Es que existe mucha incertidumbre y hay que pensar que la última milla de bajar la inflación siempre es difícil. Y es más difícil en una economía como la chilena, donde hay muchos precios indexados a la inflación pasada, vía UF. Entonces, el sistema chileno tiene más inercia que otros países. El BC ha hecho un gran trabajo, con la colaboración de la política fiscal, pero tienen que completarlo. Y el riesgo de ahora es que todo el trabajo tan bueno que se ha hecho para bajar la inflación se ponga en peligro si se recorta la tasa muy rápido.

¿Puede el precio dólar incidir en los riesgos de alza de la inflación este año?

-No lo veo mucho, porque en el actual escenario, en que el diferencial de tasas entre Chile y EE.UU. se debiera tender a cerrar algo más lento -con el BC chileno graduando más los recortes y la Reserva Federal postergando las bajas-, estimo que el tipo de cambio debiera tender a moverse de $950 hacia abajo, más que de $950 hacia arriba.

Usted ha sido persistente partidario de que el BC no se apure bajando la tasa. ¿Estos datos de inicio de año le dan la razón a su mirada y rebaten la de aquellos que critican que la política monetaria no se relaje más rápido?

-Al menos les daría un tranquilizante. Yo solo planteo un poco de prudencia respecto a qué velocidad se baja la tasa. Que hay que seguirla bajando, de eso no hay dudas, pero el punto es a qué ritmo. Si se baja muy rápido la tasa, el peligro es que la inflación se demore aún más en descender o que se quede pegada en torno al 4%. Por lo tanto, ahora se debe tener paciencia.

Santiago 14 de Marzo 2024 Entrevista a Vittorio Corbo ex presidente del banco central Foto: Juan Farias / La Tercera.

¿Qué significa eso? Hoy la tasa está en el 7,25%. ¿Cuánto debe bajarla el BC en abril?

-Mi recomendación sería bajar la tasa en 50 puntos base (pb) en abril, no más que eso. Pero puede que el BC también evalúe hacerlo en 75 pb y está bien.

¿Pero otros 100 pb, como en enero, por ningún motivo?

-No. Bajar la tasa de interés en abril más allá de 50 a 75 pb sería una irresponsabilidad tras los altos IPC de enero y febrero.

Sin embargo, otros dos expresidentes del BC igual que usted, antes José De Gregorio y esta semana Roberto Zahler, han insistido en que hay espacio para bajar con más fuerza la tasa rectora.

-A ambos los estimo mucho, pero podemos tener juicios distintos. En todo caso, leí lo de Roberto y él plantea para abril un recorte de 75 pb y yo digo ojalá 50 pb. No hay gran diferencia.

¿Y no hay riesgo de un sobreajuste de la economía como advierten algunos analistas, dado que la tasa seguirá aún por largo rato lejos del nivel neutral?

-Vamos a llegar a fin de año o a comienzos del próximo a tasas en torno al 4,5%, y a una neutral, del 4%, más avanzado 2025. Al igual que en EE.UU., donde la Reserva Federal va a esperar un poco más, acá también debemos mantener el antibiótico y reducir la dosis más de a poco. Hay que pedirle más exámenes al paciente antes de darle de alta. No se pueden hacer compromisos a priori sobre la política monetaria, porque puede haber nuevas sorpresas con el IPC, sobre todo por shocks externos, como el alza de fletes marítimos por los problemas en Medio Oriente y el mar Rojo, o fenómenos climáticos.

En cuanto a la actividad, no veo evidencia de sobreajuste ni mucho menos. De hecho, el Imacec no minero está creciendo en el margen algo por encima de su nivel de tendencia, que es en torno al 2%. Entonces, el auto está recuperando la velocidad que recomiendan los fabricantes. El déficit de fondo del país para volver a crecer sostenidamente no tiene nada que ver con que el BC se demore uno o tres meses más en bajar la tasa a equis por ciento.

Pero en lo más inmediato, ¿en qué pie está el repunte de la economía? El Imacec de enero sorprendió al alza…

-La economía chilena ya completó su ajuste, ya corrigió los grandes desequilibrios que se generaron a partir de la pandemia y hemos transitado hacia una demanda compatible con nuestra capacidad productiva. Para adelante, entonces, podemos expandirnos al ritmo del crecimiento tendencial.

El nuevo consejero del BC, Claudio Soto, señaló en entrevista con Pulso que ese Imacec del primer mes es importante, porque da un cierto tono para el año. ¿Lo comparte? ¿Mejoró su apuesta para 2024?

-Creo que Claudio Soto tiene un punto, porque se parte de algo más arriba. Si de ahí sigues creciendo, ya tienes un salto con respecto al año anterior. Estimo que este año vamos a crecer más cerca del 2% que del 1,5% que se proyectaba hasta no hace mucho.

No obstante, eso todavía es distante del 2,5% que prevé Hacienda…

-Ese resultado lo veo más difícil. Las medidas que se tomen ahora, recién van a ser importantes para el crecimiento de 2025, 2026, 2027. ¿Qué pasa este año? Va a depender de muchas otras cosas, incluido el escenario internacional, donde la mejor noticia es la resiliencia de EE.UU., que lograría tener un aterrizaje suave, mientras que Europea está estancada y las dudas apuntan a China con sus desequilibrios y menor crecimiento. Hoy la mejor estimación para Chile es un crecimiento del 1,5% al 2%, pero más cerca del 2%, por lo que vimos en enero y diciembre.

¿Qué va a impulsar ese crecimiento?

-La caída de la inflación está ayudando a los salarios reales y el empleo se ha estado recuperando. Con ello, el consumo va a aumentar más que el año pasado. Un tipo de cambio real alto debiera ayudar a las exportaciones, y la inversión va a tener algún avance.

Esta semana, Zahler también dijo que existían condiciones para la recuperación de la inversión y mencionó el tipo de cambio, tasa de interés, salarios, expectativas de actividad y consumo, y un bajo riesgo país. ¿Hay algo que pueda seguir lastrando la inversión?

-Hay un problema grande todavía en un sector muy crucial para el empleo y la inversión, que es la construcción. Para ello es importante acelerar las concesiones y destrancar los proyectos grandes de la minería, afectados sobre todo por la permisología. A mi juicio, esa permisología, que en muchos casos termina siendo inseguridad jurídica, es hoy la amenaza más grande en Chile para los proyectos de inversión. El costo es muy grande. O sea, se siguen las reglas, después de un largo periodo se obtienen todos los permisos, pero llega un grupo que se opone, se judicializa y el proyecto se paraliza.

Santiago 14 de Marzo 2024 Entrevista a Vittorio Corbo ex presidente del banco central Foto: Juan Farias / La Tercera.

Y en las reformas estructurales que impulsa el gobierno, ¿qué viabilidad le ve al pacto fiscal?

-Me parece correcto hacer un esfuerzo grande para atacar la evasión y elusión de impuestos. Ese es un ámbito más técnico y se trata de una cosa de equidad también: que dos personas que hacen lo mismo paguen los mismos impuestos. Sobre el aumento del impuesto a la renta, es una discusión política, donde lo que digo es que con respecto a los impuestos corporativos no podemos quedar demasiado desajustados de la Ocde, porque los capitales son móviles. Hoy el impuesto corporativo lo tenemos por encima de la Ocde y estamos compitiendo con otros países. Y otra cosa que tenemos que enfrentar en algún momento es ampliar la base. Se puede hacer muy de a poquitito y eso va a ayudar a formalizar también.

En el gobierno se cierran a eso, porque dicen que no corresponde cobrarle impuestos a la gente de menores recursos, cuando el Estado todavía no les da servicios suficientes y de calidad…

-Pero, entonces, que el Estado se haga cargo de mejorar sus servicios. Mucho es gestión, no solo más recursos. Y se puede avanzar en paralelo incorporando un pequeño impuesto a partir de un ingreso más bajo que hoy y mejorando las prestaciones. Por último, lo que no debe olvidar el gobierno es que no hay nada que recaude más que crecer.

Y en la reforma de pensiones, ¿cuál le parece la fórmula razonable para avanzar?

-Gran parte del problema de pensiones de los quintiles bajos se resolvió con la PGU, el problema hoy son las bajas pensiones de la clase media. Si se quiere aumentar la solidaridad con ese grupo, lo mejor es hacerlo con impuestos generales y no al trabajo. En cuanto al 6% de cotización extra, creo que al menos un 4% tiene que ir a capitalización individual, si no, algo más. Pero, además, de nuevo, nadie le quiere poner el cascabel al gato subiendo la edad de jubilación, y hay que hacerlo. Puede ser a ritmo de medio año por año, como lo han hecho otros países.

En Francia eso le costó a Macron protestas muy duras el año pasado.

-Sí, claro, así son los problemas políticos. Pero hay que enfrentarlos y resolverlos.

¿En qué debiera enfocarse el gobierno en los dos años que le quedan?

-Yo pondría mucha urgencia en resolver el tema de la permisología y atacar los problemas que hemos tenido en educación por la pandemia y otros factores que se arrastran por mucho tiempo. Es esencial ahí mejorar la gestión, porque para elevar el crecimiento de mediano plazo del país, el camino es capital humano, capital humano y capital humano. También me preocupa mucho la pérdida de bienestar de los chilenos por la inseguridad y el crimen organizado que nos está inundando. Ese cáncer hay que controlarlo antes de que sea tarde. Además, hay que hacer un esfuerzo por disminuir las colas y tiempos de espera en salud. Y, finalmente, dejar el país ordenado en la macro. Eso es imprescindible, porque los países se destruyen por las crisis macro.

¿Chile está mejor hoy que hace 2 años, cuando asumió el actual gobierno, como dijo el Presidente Boric?

-Primero, la inflación ha ido bajando. Pero eso es principalmente por el buen trabajo del Banco Central, que se lo hicieron casi imposible en un momento con los retiros y todo lo que aprobaba el Parlamento. En ese instante, el ministro de Hacienda, como presidente del Banco Central, explicó en el Congreso las consecuencias más probables, pero nadie le hizo caso. Ahora estamos celebrando que el Banco Central puso las cosas en orden, frente a una situación a la cual contribuyeron la irresponsabilidad política chilena y la pandemia.

Pero no hemos hecho nada por retomar el crecimiento. Recién ahora está volviendo a la agenda. Y en términos de bienestar, hemos sufrido mucho por la violencia, la inseguridad y los problemas de salud pública, que golpean con más fuerza a la clase media y a los grupos de menos ingresos. ¿Cuánto de eso es responsabilidad del gobierno y cuánto de otros factores? Eso se lo dejamos a los sociólogos…

Entonces, ¿estamos mejor que hace dos años?

-Pregúntenle a la gente.

Respecto a lo mismo, el economista Klaus Schmidt-Hebbel señaló que los resultados económicos del gobierno de Boric emulan a los de Allende. ¿Comparte ese juicio?

-Por lo menos una cosa no tenemos que hubo bajo Allende, que fue una hiperinflación, un desorden macro brutal. Hoy día ese desorden macro no está, porque el Banco Central ha hecho su trabajo y el ministro de Hacienda ha colaborado con la política fiscal. Y controles de precios e intervenciones de empresas no hay.

En lo que sí tiene razón Klaus es en que los resultados, en términos de crecimiento, son malos. A esto han contribuido la pandemia y el deterioro en el ambiente de inversión. El crecimiento bajo Allende fue muy bueno el 71, pero aceleramos hasta que nos dimos vuelta en el auto. Gastamos como país árabe sentado en un pozo de petróleo, pero estábamos en un pobre país que tenía un poco de cobre nomás.P

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Colombia le empata a Perú y evita que Chile sea colista de las Eliminatorias

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A raíz de la mala campaña en las Eliminatorias Sudamericanas para el Mundial 2026, Chile necesariamente debe estar pendiente de otros resultados, con la calculadora en la mano. En ese sentido, una particular atención debía tener con lo sucedido en Lima, en el duelo entre Perú y Colombia, que cerró la séptima fecha clasificatoria. La Bicolor es uno de los rivales directos de la Roja, en la disputa del sexto cupo y el repechaje, por lo tanto era necesaria (desde los intereses nacionales) una ayuda de los cafetaleros. En la capital peruana, fue un empate 1-1 que terminó siendo un alivio para el Equipo de Todos, por el devenir del cotejo.

Sin el castigado Jorge Fossati al borde de la cancha, Perú salió a la cancha buscando su primera victoria en estas Eliminatorias, para salir del fondo de la tabla. Además de esa presión, requería cambiar la imagen luego de una deslucida Copa América, en la cual quedó en el camino en la fase grupal. La novedad fue la vuelta de Renato Tapia, portando la jineta de capitán, quien se perdió el certamen en Estados Unidos con una polémica de por medio.

La Selección Colombia, subcampeona de América y uno de los elencos que mejor fútbol exhibe en este lado del mundo, goza de una generación que destaca en Europa y que cuenta con una holgura que le ayuda en el tránsito de las Clasificatorias. El DT Néstor Lorenzo se guardó a James Rodríguez para el segundo tiempo. El 10 colombiano, flamante refuerzo del Rayo Vallecano de España, venía con inactividad.

El primer tiempo fue tan dinámico como impreciso. Colombia tuvo un dominio relativo. Si bien registró el 68% de la posesión durante el lapso inicial, Perú tuvo un par de acercamientos hacia la meta de Camilo Vargas que despertaron a la efervescente hinchada local. En los 11′, un cabezazo de Alex Valera obligó a la gran intervención de Vargas, quien despejó. Luego, en los 24′, se anula un gol a Gianluca Lapadula, por fuera de juego.

En líneas generales, Colombia tuvo un mayor afán de protagonismo, que se acentuó en el complemento. Perú, en casa, apostaba a salir de contragolpe. La Blanquirroja dio un sorpresivo golpe en el partido abriendo la cuenta gracias a una acción de pelota detenida. En los 66′, el zaguero Alexander Callens pone el 1-0, desatando una algarabía contenida por mucho tiempo en el país vecino. Luego de un centro, el defensor va a la segunda jugada y conecta el balón.

Este resultado mandaba a Chile en el último lugar de la tabla, al tener peor diferencia de gol que los peruanos. El peor escenario imaginable para el fútbol criollo. Rozando el papelón.

Colombia mejoró, haciendo figura al portero Pedro Gallese. En el epílogo, llegó el empate, que se festejó tanto en Bogotá como en Santiago. Con un cabezazo, Luis Díaz puso el 1-1, entregándole algo de justicia al partido y devolviendo a Perú al fondo de la clasificación. Una sensación de alivio inconmensurable en Pinto Durán.

De esta manera, Perú se mantiene en el fondo con solo 3 puntos. Es el único elenco sin victorias en el proceso rumbo a 2026.

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Las distintas realidades financieras de las constructoras

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Una semana después de que acabara el primer semestre, el gerente de una constructora de edificios residenciales dijo que lo peor de la crisis que ha sufrido su sector ya pasó y que se estaba viendo la luz al final del túnel. Ahora, cuando las empresas del rubro que cotizan en bolsa ya dieron a conocer sus estados financieros, es posible indagar para saber cuánto de realidad tenía esa afirmación. Y lo cierto es que, a la luz de los balances, todavía parece ser pronto para dar por acabada esta negativa etapa, azuzada por la debilidad del consumo, el endurecimiento del crédito y las altas tasas de interés, que provocó el brote inflacionario.

El problema fundamental se centra en las compañías mayoritariamente volcadas al segmento inmobiliario. En cambio, algunas de las mayores constructoras del país trabajan también en grandes obras civiles, lo que les reporta diversificación y más solidez. El nuevo presidente de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), Alfredo Echavarría, resumió este momento apuntando a que se deberá poner “énfasis en los sectores que están más afectados, como la vivienda privada”.

Así, el estado financiero de cada firma depende de cuánto peso tienen sus áreas de negocio y cuán diversificada se encuentra. Esto, en un contexto macroeconómico que aún muestra un bajo dinamismo este año. “El crecimiento del PIB tiene un fuerte impacto en el sector construcción en Chile, y si bien se espera una expansión este año, se espera que haya una evolución de los resultados del sector, pero será de manera gradual”, comenta Paula Acuña, analista senior de la clasificadora de riesgo Humphreys. Por tanto, que estas empresas “mantengan una amplia diversificación de sus negocios morigera el riesgo de pérdidas en periodos desfavorables”, agrega.

Pero la preocupación en el mercado financiero se centra en el nivel de deuda que carga la construcción. Las firmas abiertas en bolsa suman una deuda financiera de casi US$2.400 millones, donde cuatro de ellas representan casi el 80%: Socovesa, con US$723 millones; SalfaCorp, con US$470 millones; Paz, con US$422 millones, y Besalco, con US$306 millones. Por eso, algunas empresas se han dedicado fuertemente a trabajar con el gran objetivo de reducir su deuda, como Moller & Pérez-Cotapos, que la disminuyó en un 30%.

En este contexto, se puede dividir el rubro en tres grupos, de acuerdo a cómo están enfrentando este periodo complejo.

Construcción, edificios, departamentos, propiedades.

Aún sin risas, pero al menos dejando el tono sombrío que las ha caracterizado en el último tiempo, de entre las siete compañías constructoras que cotizan en bolsa, hay dos que dan muestras de una mayor firmeza. Se trata de Besalco y Salfacorp, que poseen un área de obras civiles potente y que, según los especialistas, fundan su fortaleza en la diversificación de sus negocios, puesto que también participan en montaje industrial y en el rubro inmobiliario.

De hecho, los ingresos de ambas subieron 20,6% y 17,2%, cada una, en la primera mitad del año, lo que se correspondió con sus Ebitda (ganancias antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización, una medida de su flujo de caja operacional), que aumentaron 2,4% y 13,2%, respectivamente. Pero donde se denota su mayor solidez es en sus indicadores de endeudamiento, que han mejorado.

La deuda financiera sobre patrimonio en Besalco, controlada por la familia Bezanilla, cayó a 0,9 veces desde 1, lo mismo que su pasivo financiero frente al patrimonio, a 1,2 desde 1,3 veces, y la proporción de su deuda financiera de corto plazo sobre el total, que se redujo 13,5 puntos, a un 38,9%.

“La diversificación de la compañía es uno de los pilares más relevantes que ha explicado el comportamiento menos cíclico de su desempeño respecto a la industria en la que opera, justificando el rating relativamente alto en comparación a otros incumbentes con exposición a rubros en los que Besalco tiene participación”, explicó en junio pasado la clasificadora de riesgo ICR al otorgarle perspectiva “estable” a la nota A- de su solvencia.

En el caso de Salfacorp, ligada a Andrés Navarro, disminuyó la relación de pasivo financiero versus patrimonio a 1,0 veces desde 1,1 veces y su deuda financiera de corto plazo sobre el total en 7,7 puntos, a un 49,8%.

“La amplia gama de actividades de la entidad, con una diversificación y complementariedad entre áreas que le otorgan una mayor capacidad relativa para generar sinergias (…) sumado a su vasta experiencia en gestión de proyectos de construcción de obras de gran tamaño y alta complejidad, le han permitido compensar las caídas de actividad en algunos sectores durante los últimos periodos”, dijo la agencia Feller Rate en mayo, al subirle su calificación de solvencia a BBB+.

Edificios Construccion
Edificios departamentos en construcción.

Hay otras dos compañías que, aunque no denotan tensión urgente, venían de cifras más o menos positivas y tuvieron malas noticias a mitad de año.

Echeverría Izquierdo, por ejemplo, anotó una caída de 16,2% en sus ingresos, de 17,9% en su Ebitda y de 38,8% en su utilidad. Y la empresa ligada a los hermanos Fernando y Bernardo Echeverría y a Álvaro Izquierdo, cuenta con un antecedente que la apremia: la deuda financiera de corto plazo respecto a todos sus pasivos, que subió 7,2 puntos, a un 89,2%. Es decir, debe responder en poco tiempo a muchos compromisos. Pero su índice de deuda financiera sobre patrimonio aún no es preocupante: de 1,2 veces. Y los expertos lo avalan: “Se deben considerar las características propias del negocio inmobiliario, donde parte relevante de este vencimiento de deuda se enfrenta con la venta del inventario liquidable o susceptible de liquidar, como las viviendas terminadas y obras en etapa de ejecución”, señala Acuña, de Humphreys. Incluso, la analista recuerda que la compañía cuenta con terrenos para futuros proyectos que podría dar en garantía o vender, y que podría utilizar para reforzar su liquidez.

La otra empresa que no tuvo un buen pasar al exhibir sus resultados semestrales fue Ingevec que, junto con su negocio inmobiliario, cuenta con ingeniería y construcción (I&C), renta residencial y administración hotelera. La firma de Francisco Vial, José Antonio Bustamante y Enrique Besa, redujo sus ingresos en un 21,5%, pero elevó ligeramente su Ebitda y sus utilidades en un 3,9% y un 8,8%, respectivamente. De entre las constructoras, es la más conservadora en términos de endeudamiento, ya que su relación de deuda financiera neta sobre patrimonio es la menor, con 0,8 veces, pero tiene sus ojos puestos en los pasivos bancarios de corto plazo que casi se duplicaron respecto al año pasado. En todo caso, la mirada de los especialistas es “positiva”. “El cambio de perspectivas -de estables a positivas- refleja la amplia experiencia y especialización en el segmento de edificación con que cuenta Ingevec. Ello, en conjunto con una conservadora política financiera en su principal actividad, le ha permitido mantener indicadores crediticios en la unidad de I&C por debajo del promedio de la industria, pese al desafiante escenario del segmento”, comentó Feller Rate en junio al ratificar su clasificación de solvencia BBB.

Las tres compañías del rubro abiertas a la bolsa con un desempeño y un escenario deuda más complicados son Socovesa, Paz y Moller & Pérez-Cotapos. Ahora, de todos modos, es una situación que se ha morigerado respecto a lo que mostraron a fines del año pasado.

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Construcción de viviendas

Socovesa, focalizada en viviendas, mostró en el primer semestre una recuperación operacional que le dio cierto aire. Elevó sus ingresos un 69% debido a una fuerte venta con descuento de su cartera y triplicó su Ebitda, pero dado su interés por saldar deudas, elevó sus costos financieros, lo que la obligó a seguir mostrando pérdidas. La compañía controlada por la familia Gras continúa siendo la que tiene peores ratios de endeudamiento, con una deuda financiera neta de 1,9 veces su patrimonio, pasivos financieros totales de dos veces su patrimonio y una deuda de corto plazo que es el 99,5% de todos sus pasivos financieros.

En mayo pasado, la agencia ICR puso “en observación” la nota BB+ de solvencia de Socovesa, que “captura la incertidumbre respecto al proceso de recuperación financiera de la compañía, teniendo en cuenta las dificultades que seguiría presentando el sector en el corto y mediano plazo”. El futuro de la firma, dice ICR, depende de que se dé “un alza sostenida en la demanda de viviendas nuevas, siempre y cuando la empresa mantenga el adecuado acceso al financiamiento bancario”. La agencia espera una normalización de sus resultados hacia 2026, “dado que los controles de oferta implementados para responder al nivel actual de demanda implicarían contar con un menor stock disponible para escriturar en 2025″.

Paz, por su parte, ligada a la familia homónima, mostró mejoras en sus ingresos del 10,9% y en su Ebitda, del 20,7%, pero sus utilidades cayeron a la mitad, ante un aumento al doble de sus costos financieros. Sus ratios de apalancamiento también son altos, con una deuda financiera neta de dos veces su patrimonio y un pasivo financiero total de 1,7 veces. Pero redujo en 1,7 puntos su deuda de corto plazo, a un 74,8% de su pasivo total.

El futuro de esta compañía, centrada en la vivienda en edificios, tal como en el caso de Socovesa, depende de las condiciones macroeconómicas futuras. Las perspectivas de la agencia Feller Rate son “estables” para una nota de solvencia de BBB+, un escenario que depende de que la firma continúe “con una estrategia conservadora tanto en términos de ejecución de proyectos como de lanzamientos, y en los requerimientos para la generación de promesas, que se traduzcan en adecuados niveles de escrituración para alcanzar un equilibrio inmobiliario similar a lo histórico en el mediano plazo”, sostuvo, lo que permitiría una reducción en sus niveles de deuda.

En el caso de Moller & Pérez-Cotapos, la preocupación por la deuda es evidente. Así, el gran esfuerzo del primer semestre de la compañía, que tiene una base en el negocio de la vivienda, pero que ha crecido en obras civiles en las últimas décadas, fue achicar sus ratios de apalancamiento financiero. Y consiguieron reducirla un 30%. “Cabe destacar la relevante reducción de la deuda financiera que ha venido realizando la compañía en estos últimos años”, resaltó la propia empresa en su balance al primer semestre. Moller cuenta con una cartera acotada de proyectos y no está en busca de terrenos para desarrollar más, lo que le ha permitido disminuir sus gastos de administración. Con todo, logró que sus ingresos crecieran un 7,1%, aunque su Ebitda y su resultado final cayeron 75,4% y 54,2%, cada uno, afectados por menores márgenes en el sector inmobiliario y una menor actividad en construcción de obras mayores. En sus resultados, Moller resumió lo que concuerdan las constructoras respecto al futuro, especialmente en lo referido al sector hipotecario, central para las perspectivas del negocio inmobiliario: “En el sector hipotecario, las tasas de interés se han mantenido estables en un rango elevado, aún lejos de los niveles anteriores a la pandemia, sin embargo, la situación para el segundo semestre parece más prometedora gracias al control de la inflación. Esto permite anticipar una posible reducción en las tasas de interés tanto hipotecarias como de financiamiento. Se estima que la industria podría experimentar una mejora hacia finales del segundo semestre de 2024 y principios de 2025″, auguró.

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PIB per cápita crecerá en torno a 1,3% en la próxima década

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Para este año, el panorama que entregó el Banco Central en su Informe de Política Monetaria (Ipom) no fue auspicioso: un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de 2,25% a 2,75%, una inversión cayendo 0,8% y un crecimiento del consumo privado bajo 2%. Además, proyectó una mayor inflación para 2024 pasando de 4,2% a 4,5%.

Pero el escenario sombrío que delineó el ente rector no solo fue para el corto plazo, sino que también para el mediano: un crecimiento tendencial de 1,8% en promedio hasta el 2034, por debajo del 1,9% que previó en diciembre pasado.

En su mensaje al Senado, la propia presidenta del Banco Central, Rosanna Costa, levantó la alerta: “Crecer a las tasas de mediano plazo que proyectamos no permite satisfacer nuestras necesidades y aspiraciones, entonces es algo de lo que debemos hacernos cargo. Enfrentar este desafío y superarlo requiere de políticas públicas bien diseñadas, requiere de la creatividad y esfuerzo tanto del sector privado como del público. Requiere de instituciones sólidas”.

En ese sentido, Costa dijo que existen oportunidades, pero ello “exige prepararse en forma oportuna”, pues “enfrentamos desafíos ante avances tecnológicos que requieren capacidad de adaptación. Es necesario mejorar la calidad de nuestra educación, destinar recursos a proyectos que permitan aumentar la productividad, avanzar en iniciativas que favorezcan la inversión, fomenten la competencia, la profundidad de los mercados financieros, y por cierto aprovechar las ventajas que se nos presentan”.

Si entre 1995-2004 la economía creció 5%, entre 2005 y 2014, bajó a 4,3% y entre 2015 a 2024 siguió descendiendo hasta 2%. Y ahora entre 2025 y 2034 la proyección apunta a una expansión de 1,8%.

El PIB tendencial es la capacidad de crecimiento de mediano plazo que tiene la economía sin generar efectos adversos como la inflación. En el largo plazo, las tasas de crecimiento potencial y tendencial convergen al mismo número.

Esta fuerte desaceleración de la actividad económica ha impactado un indicador que sirve para cuantificar qué tan cerca o lejos está el país de alcanzar ingresos de naciones desarrolladas, como es el PIB per cápita (el PIB dividido por la población).

Un efecto directo sobre las personas es precisamente ese: si se considera la proyección oficial del INE de un crecimiento de la población del 0,5% por año, el PIB per cápita del país se expandiría a una tasa levemente por encima del 1% (1,3%), lo que para los economistas es insuficiente para mejorar la calidad de vida de las personas.

Los analistas coinciden que una de las principales implicancias de crecer bajo 2% en la próxima década es no poder satisfacer las demandas sociales como salud, educación, seguridad pública y pensiones. A ello se suma la desigualdad y la pobreza.

Alejandro Fernández, economista de Gemines consultores, lo explica así: “El problema del bajo crecimiento es mucho más complejo que, simplemente, tratar de invertir un poco más o aumentar algo la productividad, ya que está involucrado el sistema político, la educación, la regulación laboral, etc. Desde esta perspectiva los que dicen que el país se jodió con la reforma tributaria de Alberto Arenas, están siendo reduccionistas. Ven solo una parte del problema y este viene de mucho antes y se agrava después”.

Hermann González, coordinador Macroecómico de Clapes UC y socio de Valtin Consulting, se suma al análisis y menciona que “en el marco de la regla fiscal vigente en Chile, un bajo crecimiento tendencial limita las posibilidades de expansión del gasto público de forma responsable. Esto implica que necesidades no cubiertas de la población en materia de educación y salud pública, vivienda o seguridad, tendrán que esperar más tiempo para ser satisfechas, con el potencial riesgo de aumentar el malestar social”. Otra implicancia entrega el economista jefe de Bci, Sergio Lehmann: “El sueño de alcanzar estándares de país desarrollado, como planteábamos hace pocos años atrás, es hoy, bajo las actuales condiciones estructurales del país, inalcanzable”.

Y Tomás Flores, economista de LyD, apunta que “un crecimiento de 1,8%, que supera levemente el aumento de la población, genera una condición en donde tras una década prácticamente no se observará ningún progreso en bienestar, ya que el crecimiento per cápita tan reducido solo mantiene los niveles de ingresos actuales”.

Uno de los factores que explica el estancamiento de la expansión del PIB per cápita es el deterioro de los factores que están detrás del crecimiento potencial del país. Uno de ellos es que la tasa real anual de la inversión pasó de crecer 10% (2004-2013) a una expansión de 0,8% entre 2014 y 2023. Asimismo, la productividad está estancada desde hace más de una década.

Los expertos también mencionan que este escenario de menor crecimiento se explica por un deterioro del sistema político, el que califican como “polarizado, fragmentado” y ya no es capaz de lograr acuerdos en las reformas sociales y económicas necesarias para mejorar el bienestar de la población.

El bajo crecimiento económico genera mayor pobreza y desigualdades.

La pobreza en el país ha venido bajando de manera sostenida desde 1990 a la fecha. En la última medición, Casen 2022, la pobreza por ingreso se redujo a 6,5%. Esto, según los expertos, se debe principalmente al mayor crecimiento y las políticas sociales impulsadas por los distintos gobiernos, quienes lo han podido financiar gracias al mayor crecimiento de la economía.

“Uno de los riesgos de este bajo crecimiento es que se revierta parte de los avances alcanzados hasta ahora. La pobreza se ve impactada por el menor crecimiento del empleo y de los salarios reales, que implica un escenario como este, pero también por una menor capacidad del Estado de invertir en áreas que permitan apoyar a los hogares más vulnerables para salir de esta situación”, argumenta González.

Esa misma visión es complementada por Lehmann: “Con el crecimiento tendencial que hoy registramos, no lograremos avances relevantes en mejoras en la distribución del ingreso y reducción de la pobreza. Para ello, es necesario acelerar el crecimiento y abordar cuestiones de carácter estructural que hoy frenan el crecimiento y desarrollo de la economía”.

Fernández menciona que “se hace muy difícil reducirlas, porque la única forma es quitándole a los que están mejor en vez de aprovechar los beneficios del crecimiento, si este fuera más rápido. De hecho, se imposibilita reducirlas y, peor aún, es probable que ocurra lo contrario”.

Alejandro Micco, exsubsecretario de Hacienda y actual académico de la Universidad de Chile, argumentó que “lo principal es el impacto que tiene en el poder adquisitivo de las personas” Y lo ejemplifica así: un crecimiento hoy día de 1,8% de largo plazo dada nuestra tasa de crecimiento de la población es de 1,2% de crecimiento del PIB perca. Y si esto lo llevamos a los años 90, el crecimiento per cápita hubiera sido 0% por el mayor aumento de la población”.

ALEJANDRO MICCO.
Alejandro Micco, exsubsecretario de Hacienda.

Otro ejemplo: “Si hoy gano 100 pesos, de aquí a 10 años estaré ganando 120 pesos. Es un aumento, pero pobre. O una persona que gana $600 mil y en 10 años subirá a $$720 mil. Es poco el aumento en el bienestar que tendrán las personas y eso afecta a todas las personas. Esta debe ser una señal de alerta para la política, ya que puede generar frustración y tensión social”. Para Micco, parte del estallido social de octubre de 2019 se debió a que el “país no creció nada durante la última década, pese a que el Fisco gastó más en protección social, el país no creció”.

González acota que “en un país que crece menos existe menos movilidad social y el Estado tiene menos herramientas para reducir las brechas que hay entre sus habitantes, todo lo cual amplia las desigualdades existentes”.

Tomás Flores sostiene que “los motores del crecimiento son la inversión, el empleo y la productividad”. Sin embargo, dice que “no se observa una agenda consistente que busquen acelerar esos tres motores y de hecho en algunos casos la discusión pública lleva a ponerlos en reversa”.

Flores
Tomás Flores, economista y exsubsecretario de Economía.

Para Fernández, “hay que hacer muchas cosas más o menos al mismo tiempo, pero reformar el sistema político es imprescindible”.

Y González apunta a que “se requiere un Estado más ágil y eficiente, un sistema político menos fragmentado y más competencia en los mercados. Además, posiblemente, tendremos que generar incentivos tributarios y garantizar estabilidad de las reglas del juego para reencantar a los inversionistas nacionales y extranjeros con nuestro país”.

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