Por Xania Pantoja, gerente comercial y cofundadora de ZeroQ.
Xania Pantoja, gerente comercial y cofundadora de ZeroQ.
En tiempos de transformación tecnológica, nos hemos ido familiarizando con dos conceptos que se repiten en la conversación cotidiana: automatización e inteligencia artificial (IA), los que sin duda están cambiando la manera en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos. Sin embargo, vale la pena preguntarse qué entendemos de cada uno y cómo los estamos aplicando.
En términos simples, la automatización consiste en usar tecnología para la ejecución de tareas con poca -o ninguna- intervención humana, favoreciendo la optimización de procesos y la reducción de costos. La IA, por su parte, se enfoca en programas capaces de aprender y realizar tareas sin participación humana constante, con una orientación mucho más estratégica.
De esta forma, la inteligencia artificial con su capacidad para aprender, adaptarse y tomar decisiones, está marcando una nueva era para la automatización, por cuanto sus algoritmos avanzados permiten que las máquinas analicen datos, identifiquen patrones y generen respuestas contextuales. Y ello puede transformar la producción y sus niveles de eficiencia, sino también la naturaleza de los trabajos.
En este escenario, la disyuntiva para las empresas parece que es definir qué usar: automatización o IA. Sin embargo, la pregunta debiera ser otra: ¿Por qué necesito IA? Y para ello no sólo debemos analizar el problema a resolver, sino también entender que, más allá de sus posibilidades y desafíos, la inteligencia artificial también nos plantea interrogantes éticas y sociales.
Dice Elon Musk que la IA es como el fuego, una herramienta poderosa que puede cambiar el mundo, para bien o para mal, razón por la cual es clave cómo la usamos. Y ese precisamente es, a mi juicio, el gran dilema que enfrenta esta tecnología: cómo garantizar un viaje ético y seguro hacia un futuro innovador y valioso para nuestros clientes y la sociedad en su conjunto.
La IA no sólo viene a transformar la forma en que hacemos negocios, sino que también nos desafía a ser más conscientes, responsables y creativos, ya que la automatización de tareas nos permite enfocarnos en ámbitos más estratégicos y donde realmente podemos aportar valor.
En nuestra travesía hacia un futuro cada vez más automatizado y liderado por la inteligencia artificial, la clave reside en nuestra capacidad para adaptarnos a la tecnología, encontrando el equilibrio perfecto entre estas innovaciones y las habilidades humanas. En lugar de buscar el reemplazo, celebremos la colaboración: dejemos que las máquinas realicen tareas complejas, mientras nosotros nos enfocamos en lo que nos hace únicos. La verdadera sabiduría radica en reconocer cuándo cada fuerza debe entrar en juego. Adoptemos la inteligencia artificial no como una moda pasajera, sino como parte fundamental de un plan estratégico, donde la tecnología se convierte en nuestro aliado esencial para superar los desafíos de nuestro tiempo. Así, con una transformación consciente y medida, no solo nos adaptaremos al futuro, sino que lo moldearemos de manera estratégica.
Enjoy y sus acreedores acordaron, aplazar la junta de acreedores para votar el plan de reorganización de la empresa.
Esta instancia estaba convocada para este viernes 26 de julio en el 8vo Juzgado Civil de Santiago, sin embargo, según un comunicado emitido por la operadora de casino, se postergó tras un acuerdo unánime y “con el objetivo de afinar los últimos detalles del Plan de Reorganización Judicial y cerrar la obtención de financiamiento”.
Según lo anunciado, la nueva asamblea se realizará dentro de 10 días hábiles judiciales, por lo que se llevará a cabo el próximo 7 de agosto.
Cabe destacar que en dicha junta deliberativa los acreedores votarán la propuesta que busca dar continuidad a sus operaciones, cumplir sus obligaciones con sus trabajadores, clientes, proveedores y accionistas, y proyectar el desarrollo hacia el futuro. El nuevo plan busca maximizar la recuperación de deudas con los acreedores, a través de la reprogramación de los pasivos, y una reestructuración societaria de Enjoy.
En enero de este año, la Fiscalía Nacional Económica (FNE) inició un estudio de mercado sobre la educación superior chilena para analizar la evolución competitiva de este segmento. Sin embargo, casas de estudios han llegado a tribunales para reclamar contra la entidad por el pedido de datos personales en el marco de dicho informe.
Fue así que, en dos informes presentados ante la Corte de Apelaciones de Santiago, en respuesta a recursos de protección interpuestos por la Universidad de Santiago de Chile (Usach) y por la Universidad de Chile contra solicitudes de información, la FNE destacó las atribuciones que posee para solicitar información.
Los informes sobre las acciones de la Usach y de la Universidad de Chile se suman al ingresado el 11 de julio en respuesta a un recurso de protección de similares características presentado por la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC).
La FNE dio cuenta de las atribuciones que -dijo- expresamente le confiere la ley para requerir información y tratar datos personales; descartó que haya actuado de manera arbitraria, pues indicó que en todo momento lo hizo de manera fundada, razonable y proporcionada; y expresó que no hay una afectación de las garantías constitucionales invocadas por las recurrentes.
Además, la entidad expuso a la Corte que estas acciones no tienen precedentes en la institucionalidad de libre competencia nacional y que acceder a lo solicitado tendría consecuencias sistémicas que “podrían extenderse mucho más allá de los estudios sobre la evolución competitiva de los mercados que el legislador expresamente ha encomendado realizar a la FNE, causando un incalculable detrimento a las capacidades de este servicio para cumplir con su cometido legal en prácticamente toda la extensión de sus funciones y, con ello, un grave menoscabo del interés general proyectado al orden económico nacional”.
En sus respuestas, la FNE también solicitó a la Corte que rechace ambos recursos, considerando su carácter extemporáneo y que no son la vía idónea para impugnar solicitudes de información, como sí lo son los procedimientos ante el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC), que ya se pronunció sobre el oficio a través del cual se pidió la información, manteniéndolo vigente en todas sus partes.
Supuestas amenazas
En su acción, la Usach señaló que es una institución pública, que no debe ser tratada como un agente económico privado que ha infringido la ley, y acusó que la FNE habría incurrido en “amenazas de sanciones pecuniarias y privativas de libertad” al solicitar la entrega de información de estudiantes y exestudiantes.
Al respecto, la Fiscalía respondió que la ley la autoriza expresamente para requerir información tanto a agentes o instituciones privadas como a diversas entidades del Estado y que estas últimas tienen, además, un deber especial de colaboración cuando son órganos de la Administración del Estado.
Asimismo, aportó antecedentes para negar las amenazas señaladas y que la institución “carece de atribuciones autónomas para la imposición de cualquier tipo de sanción o apremio respecto de las entidades y agentes económicos que intervienen en sus investigaciones o estudios de mercado”.
En el caso de la Universidad de Chile, el recurso de protección coincide con el argumento de la Usach respecto al carácter de institución pública de la casa de estudios y alude también a supuestas infracciones a la Ley de Protección de Datos Personales en la solicitud de la FNE.
Deberes de confidencialidad
En este sentido, la Fiscalía sostuvo que su solicitud de información fue emitida en el ejercicio de las atribuciones que le confiere la ley y que es justificada y proporcional a la labor que realiza, cuyo desarrollo en ocasiones hace imprescindible solicitar y analizar antecedentes que califican como datos personales, encontrándose facultada legalmente al efecto. Planteó que, precisamente por lo anterior, es que la ley sujeta a los funcionarios de la Fiscalía a estrictos deberes de confidencialidad.
Otro antecedente que presentó la FNE es que 45 instituciones de educación superior -tanto públicas como privadas- respondieron solicitudes de información idénticas a la impugnada por la Usach y por la Universidad de Chile.
Nuevo Pudahuel, operador del Aeropuerto de Santiago, anunció este viernes el inicio de operaciones de Turkish Airlines.
A partir de diciembre, la aerolínea turca iniciará sus operaciones para conectar la capital de Chile y Estambul.
Con cuatro frecuencias semanales, el vuelo se realizará vía Sao Paulo en un Airbus A350-900, con capacidad para 324 asientos. Por esto, el servicio ofrecerá una capacidad de 2.600 pasajeros por semana.
A través de un comunicado, Nuevo Pudahuel expresó “su gran satisfacción de recibir a Turkish Airlines, por el gran alcance que dará su extensa red de conexiones, a los pasajeros que viajen desde y hacia Santiago”.