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Daniel Zovatto: “Chile se encuentra en una encrucijada, en una coyuntura crítica”

Martina E. Galindez

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No hay país inmune.

Cada vez son más las voces que advierten sobre los peligros que está experimentando la democracia en el mundo. El politólogo Daniel Zovatto es uno de ellos.

Con números en mano, con cruce de datos, señala que Chile debe subir su nivel de alerta. Que no estamos tan lejos de los riesgos que vive el resto de América Latina y que el valor que la gente les da a los sistemas democráticos va en franco retroceso.

Este jurista y experto en elecciones y democracia estuvo en Chile para el lanzamiento de la Plataforma Más Democracia. Ahí planteó que el crimen organizado, el avance del narco, la inseguridad, son las principales amenazas que sobrevuelan la región y que podrían poner en jaque los sistemas democráticos.

En el caso chileno, ¿qué riesgos adviertes?

Lo primero es contextualizar. No es que a Chile le esté yendo estupendo y los demás estén pésimo. La verdad es que todos los países están enfentando riesgos bastante similares.

¿Qué tipo de riesgos?

El informe de Riesgo Político que hacemos con el Centro de Estudios Internacionales de la UC muestra seis riesgos principales que recorren a toda América Latina. El primero es la inseguridad, el crimen organizado y el narcotráfico. Touché. Eso lo tienes en Chile. Luego vienen la corrupción, la desafección democrática, crisis de gobernabilidad, el aumento de flujos migratorios y la posibilidad de protestas sociales frente al malestar creciente de la sociedad. Bueno, todos esos riesgos están presentes aquí.

¿Ese malestar social podría explicar la desafección ciudadana con la democracia, por ejemplo?

Absolutamente. El malestar, el cansancio, el hartazgo son un fenómeno creciente en la sociedad. Y ahí hay un gran peligro. De acuerdo a esa encuesta de riesgos, el 42% de las personas dicen que les es indiferente o que no le importaría que venga un gobierno de mano dura. Es lo que yo he llamado la bukelización de la política.

¿La fórmula de Nayib Bukele en El Salvador es sólo poner mano dura a la delincuencia o se arriesga más?

Hay que entender su magnitud. Mano dura para que me resuelvan rápido los problemas, porque mi percepción es que la democracia está empantanada, bloqueada y, por lo tanto, está siendo incapaz de darme soluciones. Chile debe entender que estos son los problemas de todos.

El camino de Bukele es hacer foco en la inseguridad. Pero está Javier Milei que cristaliza el “que se vayan todos”. ¿Son lo mismo?

Tienen rasgos comunes, pero también tienen diferencias importantes. El problema central es cómo la democracia logra dar soluciones democráticas para evitar que el malestar se convierta en un problema con la democracia. Si eso pasa, la democracia pierde su valor.

¿Y podría no importar perderla?

Así es. Lo que estamos viendo es que ante el cansancio, la impotencia por falta de resultados y de eficacia, la gente se está desafectando. La encuesta de la Open Society acaba de hacer un estudio en 30 países del mundo y qué vemos: que hay una demanda de democracia que aún se ve como algo valioso, pero crece la percepción de que falta eficacia. O sea, la democracia no me está dando resultados. Esto está siendo más común en los jóvenes que en las personas de mayor edad.

¿Los jóvenes están dispuestos a renunciar a sus libertades?

No es un dato definitivo. Es lo que está saliendo en varias encuestas y debemos seguir investigando. Los datos de Latinobarómetro muestran que el apoyo a la democracia está cayendo.

¿Mucho? ¿Poco?

El apoyo pasó del 63% al 48 % en casi 15 años. Pero lo más preocupante es que está aumentando fuertemente la insatisfacción con la democracia. Hay un 28% que dice que le da lo mismo vivir en un gobierno democrático o en uno autoritario. Y hay un 54% que está diciendo que no le importaría que llegue al gobierno un régimen autoritario si les dan solución a sus problemas. La fórmula Bukele.

¿Qué es la bukelización de la política?

La bukelización de la política es un manual perfecto de cómo desmantelas una democracia con apoyo popular. Lo que haces es un ejercicio de transacción: yo te defiendo frente a las pandillas, pero tú me das poder total. Así debilitas el Estado y vas deteriorando la democracia.

Pareciera que lo de Bukele no es solamente una toma del poder, sino que lo hace con una cierta estética que otros comienzan a emular, ¿o no?

Absolutamente. En cinco años, Bukele ha diseñado un manual de cómo desmantelar una democracia con apoyo popular. También tiene un sofisticado equipo de comunicación para manejar la represión y el autoritarismo. Las fotos y los videos de los presos se parece bastante a lo que ha mostrado en estos días Daniel Noboa en Ecuador.

¿Ecuador podría ser el primer síntoma de lo que podría pasar en el resto de la región?

Absolutamente.

¿Hay una advertencia para Chile?

Estoy viendo con preocupación que se está generando una combinación tóxica de varios elementos que podrían generar un caldo de cultivo o abrir la puerta a estos liderazgos personalistas, con un discurso antisistema y antipolítica. Yo los llamo los liderazgos PAP que proponen soluciones fáciles y rápidas a problemas complejos.

¿Puede ser una amenaza más lejana para Chile?

En reuniones recientes que tuve en Ecuador todos me decían: “Pensamos que esto jamás iba a ocurrir”. Pasar de seis a 46 homicidios por cada cien mil habitantes y en tan solo cuatro años era inimaginable. Creían que eso podía ser en Colombia, en Perú o México, pero en un país pacífico como Ecuador les parecía imposible. Entonces, la primera llamada de advertencia es que no hay imposibles.

Entrevista a Daniel Zovatto, director regional de IDEA.

El Presidente Gabriel Boric ha dicho claramente que Chile no es Ecuador…

Y tiene razón, pero cuidado. Esto puede llegar a convertirse en un fenómeno similar al de Ecuador. Te doy un ejemplo. En los últimos tres años, Costa Rica pasó de siete a 18 homicidios por cien mil habitantes. Entonces, cuidado.

¿Cuidado con qué?

Con la velocidad de estos procesos. Bukele construyó un modelo autoritario en apenas cinco años. La espiral de los homicidios, el avance de la delincuencia son como el control de la diabetes: si pierdes ciertos niveles, después se acelera. Nadie está vacunado.

¿Qué advertencias le harías a Chile?

Observo una combinación de factores que deben llamar la ateción. La falta de crecimiento económico tiene consencuencias. En el 2023 Chile tuvo crecimiento cero y este año va a estar dentro del promedio de la región. Además, han ido perdiendo niveles de productividad. Eso te pega en tu capacidad de generar empleos formales, de calidad. Sumemos la aparición de la corrupción, el temor por la inseguridad, la delincuencia, el crimen organizado. Y cuando tienes un sistema político bloqueado, sin capacidad para avanzar en reformas, estás en el peor de los mundos.

¿Por qué? ¿Qué escenario se podría configurar?

Porque toda esta combinación de factores va generando malestar en la sociedad. En el estallido del 2019 tenías malestar con esperanza. Hoy tienes malestar con agobio y desesperanza. Se podría instalar la idea de que por aquí no está la salida.

¿Somos un paciente de alto riesgo?

Exactamente. Pero no quiero ser alarmista. Todavía tienen anticuerpos para combatir esos riesgos. Pero Chile se encuentra en una encrucijada, en una coyuntura crítica.

¿Cuál?

No puede subestimar la gravedad y seriedad de los problemas que le afectan. No puede seguir soñando que este es el mismo Chile que teníamos. Este es un Chile que se ha venido complejizando. Dicho eso, creo que tampoco se debe caer en el extremo de un alarmismo total. Y ahí está la capacidad y la obligación del liderazgo político, empresarial, académico de evitar caer en lo extremos. No puedes decir: “Aquí no nos va a pasar”. A veces la realidad te pega en la cara, como pegó con el estallido. Por lo tanto, el único antídoto es que la democracia tenga capacidad de poner sobre la mesa soluciones democráticas.

En la realidad política chilena, ¿cómo ves el liderazgo del Presidente Boric para afrontar estos riesgos?

Me gusta el coraje con que Boric defiende los valores democráticos. Sus credenciales democráticas, su convicción son una parte virtuosa en él. El problema es cuando llega la hora de patear penales. ¿Me explico?

A ver…

Por su corta trayectoria, el Presidente Boric no tenía experiencia, pero tampoco tenía equipo. Su primer gabinete era más bien simbólico. Una suerte de arcoíris, donde todos estaban representados. Pero se fue dando cuenta de que con ese equipo iba a seguir perdiendo partidos. Hizo cambios. Sumó gente con experiencia para manejar un Estado complejo por la coyuntura que está viviendo: un país con profundo malestar y crecientes demandas ciudadanas. Sin embargo, hasta ahora, el Presidente Boric no ha logrado patear los penales ni hacer los goles. El problema es que ya se está acercando a su segundo año…

Y viene una etapa de elecciones que puede dificultar los acuerdos…

Absolutamente. Y el problema es que no sólo está en minoría en el Congreso, sino que comienza a estar en minoría frente a la ciudadanía. Tiene un rechazo de poco más del 60% y un apoyo que gira en torno al 30%.

¿Y eso qué quiere decir?

Que está en doble minoría, y eso comienza a afectarlo, porque no tiene mucho tiempo. Su tercer año de gobierno es el definitivo. Entonces, o el Presidente Boric alinea a sus equipos y consolida algunas de sus reformas o va a llegar a su cuarto año sin grandes logros. Y ahí es donde se puede dar una situación de máxima preocupación.

¿En qué escenario está pensando?

Frente al desencanto, puede venir la tentación de irse a un extremo. Claramente, no será hacia la izquierda, sino más bien hacia la extrema derecha. De hecho, Renovación Nacional y la UDI han sido corridos a la derecha por los republicanos. Pero ahora vemos que también al Partido Republicano lo están corriendo más a la derecha. Cuando se perdió el segundo referéndum constitucional, el senador Rojo Edwads dijo: “¡Viva la libertad, carajo!”. Es un dato.

¿A Boric le podría aparecer un Milei?

Pareciera que el sistema se está corriendo. Si la competencia no gira hacia el centro, lo hará hacia la derecha. Y podría surgir un liderazgo tipo Bukele o Milei.

Eso dicen muchos, ¿pero no es un escenario lejano? Chile no es ni El Salvador ni Argentina.

A ver. Hasta hace sólo dos años, Milei era un comentarista de televisión. Nadie en su sano juicio habría imaginado que sería Presidente. De las últimas cuatro elecciones que hemos tenido en América del Sur durante el 2023, tres las ganó la derecha. Ganó en Paraguay, Argentina y Ecuador. Y salvo Paraguay, las otras arrojaron resultados totalmente sorpresivos, de personas que no figuraban en el radar.

Pero Boric no es Alberto Fernández ni la izquierda chilena es el kirchnerismo…

De acuerdo. Lo que digo es que yo no descartaría que la combinación de estos fenómenos que hemos analizado, y que se pueden ir agravando con una situación de malestar social, podría abrir un escenario para un candidato de la extrema derecha.

O sea, si el Presidente Boric no logra entregar resultados que descompriman el clima político y social, no descartaría que surja un candidato más a la derecha que José Antonio Kast. Y, por lo general, estos candidatos surgen a último momento y dan la sorpresa.

Daniel Zovatto, director regional de IDEA.

¿Es como que se dan momentos de locura colectiva?

Frente a esos fenómenos, no podemos decir “es una locura”. Es verdad. Tiene algo irracional, pero cada vez vemos más países donde suceden locuras. ¿No es una locura que en Estados Unidos un expresidente como Trump esté compitiendo con muchas posibilidades de volver? Yo distingo entre los cisnes negros y los rinocerontes blancos.

¿Quiénes son los cisnes y quiénes los rinocerontes?

Los cisnes negros son un fenómeno que no podías anticipar. Son personas que irrumpen en un momento determinado y generan un efecto mayúsculo, disruptivo. Pero no lo podías prever. Los rinocerontes blancos son aquellos fenómenos que sí veías, pero que subestimaste hasta que te lleva puesto. ¿Me explico? Milei tenía pocas probabilidades de llegar, pero estaba en el juego. No es un cisne negro que de pronto irrumpe.

Era un rinoceronte blanco.

Claro. Y yo creo que en Chile hay que comenzar a analizar la situación tratando de identificar no a los cisnes negros, porque esos son imposibles, sino a los rinocerontes blancos que ya están en el escenario político y que pueden darte la sorpresa. Y para eso hay que partir por eliminar la palabra imposible.

¿Saber desde ya que todo el juego está abierto?

Absolutamente. El juego está abierto. A nivel geopolítico mundial la realidad te está demostrando que no hay imposibles. Esos son los rinocerontes blancos que hay que detectar.

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