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Elijah Oliveros-Rosen: “Es claro que las tensiones geopolíticas en el mundo están aquí para quedarse un tiempo”
Hace ocho meses Elijah Oliveros-Rosen asumió como el nuevo economista jefe para mercados emergentes de la clasificadora de riesgo internacional Standard & Poor’s (S&P). Desde su oficina en Nueva York, el especialista enumera los riesgos que podrían enfrentar las economías emergentes y América Latina a raíz de las recientes tensiones en el Medio Oriente, y calibra la importancia de una escalada del precio del petróleo para la región.
“Es claro que las tensiones geopolíticas en el mundo están aquí para quedarse un tiempo y la elección en Estados Unidos podría tener un impacto en qué tan elevadas son esas tensiones geopolíticas”, afirma Oliveros-Rosen, quien estima que el crecimiento de Chile podría ser más alto en el corto plazo.
“La balanza de riesgos se ha incrementado un poco más hacia el alza por los datos económicos que hemos visto en los primeros meses del año y por el precio del cobre. Es decir, la probabilidad de un crecimiento más alto para Chile se ha incrementado”, sostiene.
¿Cómo evalúa las reacciones de los mercados frente a las tensiones en Medio Oriente del fin de semana pasado?
-La reacción en variables como el precio del petróleo y las tasas de interés quizá no fue tan dramática como se esperaba. Una posible explicación es que ha habido un intenso esfuerzo por no escalar el conflicto y el mercado está reflejando eso. Pero queda claro que la incertidumbre sobre lo que va a ocurrir con el conflicto y lo que va a ocurrir con variables como los precios energéticos es más alta hoy que la semana pasada.
Es decir, las tensiones y volatilidades en los mercados van a seguir de la mano de lo que suceda en términos geopolíticos en esa zona…
-Exacto. Se va a ver muy influenciado con lo que ocurra en el Medio Oriente. Pero también hay que considerar lo que está ocurriendo fuera del conflicto, como es el accionar de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos. La Fed ha tenido un impacto mucho más grande en estas últimas dos semanas en las tasas locales que el efecto que ha tenido el conflicto en Medio Oriente. Estamos observando muy de cerca la evolución de expectativas sobre el rumbo de las tasas de la Fed, las que han cambiado; ha tenido un impacto importante en tasas en América Latina y en otros países emergentes.
Hoy hay expectativas de que las tasas de interés en Estados Unidos se mantengan altas por más tiempo de lo esperado. Incluso, hay quienes apuestan a una primera baja recién en 2025. ¿Cuál es su pronóstico?
-En nuestro último pronóstico publicado prevemos que los recortes de la Fed comenzarán en junio o julio próximos. De todas formas, la evolución de los datos macroeconómicos en Estados Unidos ha sido más fuerte de lo que esperábamos y ha habido datos de inflación un poco más altos, lo cual incrementa el riesgo de que la Fed empiece bajar la tasa de interés un poco más tarde en el resto del año. Ha cambiado la balanza de probabilidades a una acción más hacia fines de año que en junio o julio. Es básicamente un empuje en el “timeline” y no un cambio en el perfil.
Pero las tensiones en el Medio Oriente probablemente seguirán. ¿Cómo podría afectar a mediano plazo a los mercados emergentes y a América Latina?
-Hay tres canales. El primero es la aversión al riesgo. Si el conflicto escala aún más y crea aversión al riesgo y aprieta las condiciones financieras, los activos de mercados emergentes serán más impactados que los activos de mercados desarrollados.
El otro efecto es en las cadenas de valor. Lo que suceda en el mar Rojo (ruta mundial clave para el comercio mundial de petróleo y gas) y el escalamiento del conflicto con los hutíes (grupo rebelde chiita apoyado por Irán) es importante. La duración del conflicto importa mucho. Gran parte de los contratos de comercio están hechos a un año y se revisa cada año el precio de los seguros de esos flujos de comercio. Lo que puede suceder ahí es que se incrementen los costos por transitar en el mar Rojo y, como consecuencia, los precios que paga el consumidor.
También está el tema de los precios energéticos que aún no se han visto afectados justo después del conflicto. De todas formas, el precio del crudo sí ha estado subiendo y el Brent acumula un alza en torno al 16% durante el año. Los países más vulnerables a precios energéticos altos son los importadores netos de energía y en los mercados emergentes tenemos muchos de esos ejemplos, como Chile. Otros países están en Asia, como Tailandia, Filipinas y China. Eventualmente en esos países el impacto puede ser un poco más dramático en términos de crecimiento e inflación.
Además, frecuentemente, cuando el precio del petróleo sube por razones de una aversión al riesgo, se fortalece el dólar. Entonces hay impacto de precios más altos, pero en moneda local son aún más altos. Por ejemplo, si el Brent ha subido un 16% este año, en pesos chilenos ese incremento es de un 25%; hay un doble impacto ahí.
¿Hay otros posibles impactos?
-Otra razón de la importancia del precio del petróleo para los mercados emergentes es porque en la canasta del IPC de esos países los energéticos tienen una ponderación más alta que en los países desarrollados.
Por ejemplo, si consideramos los precios en la canasta de los energéticos, tanto de lo que se paga en casa (electricidad y gas) como en el transporte (gasolina) en Estados Unidos, esta ponderación es de alrededor del 6,9% de toda la canasta. En la media de los países emergentes es del 10%. De hecho, Chile está justo en el 10%. Pero hay países como Polonia o Hungría en que son dos o tres veces más altos que en Estados Unidos, 18% o 20%. Entonces, el impacto de los energéticos es mucho más grande en la inflación en los emergentes que en países desarrollados. Por eso hay que poner mucha atención a la evolución del conflicto, por su impacto en los precios del petróleo.
¿Cómo proyecta el 2025 para los mercados emergentes, tanto en términos de tensiones geopolíticas como de variables económicas y políticas? Es posible además que Donald Trump vuelva a ser electo a fin de año en Estados Unidos…
-No tenemos pronósticos sobre lo que va a pasar con el conflicto en Medio Oriente, pero lo que sí es claro es que las tensiones geopolíticas en el mundo están aquí para quedarse un tiempo y la elección en Estados Unidos podría tener un impacto en qué tan elevadas sean esas tensiones geopolíticas. El escenario base es que las tensiones geopolíticas siguen presentes en 2025, siguen impactando a los mercados emergentes y la gran pregunta es cuánto.
Pese a los efectos del alza del precio del petróleo, el valor del cobre se mantiene alto, lo que puede ser importante para un país exportador de esta materia prima como Chile…
-El cobre ha sido uno de los commodities que más ha subido este año. Hay factores de oferta y factores cíclicos detrás, como el optimismo económico que incrementa la demanda de commodities en general. Pero el tema más importante es el estructural. En China hemos visto un ligero cambio en lo que produce: más vehículos eléctricos, más paneles solares, más baterías de litio, más tecnologías. Estas van a demandar más cobre u otros metales estratégicos. Este factor estructural es muy positivo para los precios y pone un buen piso en términos de precios de cobre en los próximos años.
Chile ha salido relativamente exitoso del ajuste de su economía y ha tenido un crecimiento por sobre lo esperado en el inicio del año. ¿Cuál es su evaluación de lo que está pasando con la economía chilena?
-Chile está en el final del ajuste de la “fiesta” del 2022 y 2021. Chile es una de las economías de América Latina que tuvo una contracción del consumo privado y la inversión en 2023. Hoy estamos pasando a un escenario en el que van a crecer ambos en 2024, impulsados por una tasa real más baja, lo que ayuda a incrementar la inversión y el consumo.
Habíamos proyectado un crecimiento del 2% para Chile este año, pero hubo un crecimiento más fuerte de lo esperado a principios de año. En los próximos meses vamos a reanalizar nuestras expectativas de crecimiento para este año. Para el próximo año proyectamos un crecimiento del 2,7%, más cerca del potencial de Chile, que creemos está cerca del 3%.
Prevén, entonces, un crecimiento más saludable para el 2025…
-Exacto. El riesgo, considerando todo lo que está pasando con el cobre y todo lo que está pasando con el arranque del año en la economía, es al alza.
En octubre del año pasado, Standard and Poor’s confirmó la clasificación crediticia de Chile en “A”, pero bajó la perspectiva a largo plazo (outlook) de “estable” a “negativo”. Muchos interpretaron en ese momento que eso era el primer paso para que S&P bajara la clasificación de riesgo de Chile. ¿Ha cambiado ese escenario?
-Las calificaciones soberanas son temas más de largo plazo, institucionales, de crecimiento. Vamos a ver en los próximos 12 meses o 24 meses cuál es el horizonte en el cual se reanaliza la calificación.
De todas formas, tal como me comentaba, las perspectivas para Chile en el corto plazo son más al alza que lo estimado hace unos meses atrás…
-Sí. El último par de meses la balanza de riesgos se ha incrementado un poco más hacia el alza por los datos económicos que hemos visto en los primeros meses del año y por el precio del cobre. Es decir, la probabilidad de un crecimiento más alto para Chile se ha incrementado.
¿Cómo visualiza el desempeño de Chile en el largo plazo?
-Para la economía chilena no tener consensos políticos es una debilidad, por ejemplo. Chile ya está pasando este ajuste de su economía y estamos viendo para los próximos años, adicionalmente, qué tanto puede beneficiarse de ser parte de la economía verde.
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