Holguras fiscales acotadas en un escenario de déficits persistentes

Según el Informe de Finanzas Públicas del tercer trimestre (IFP3T25) de la Dirección de Presupuesto (Dipres), entre 2027 y 2030 la holgura fiscal –diferencia entre el gasto compatible con la meta de Balance Estructural (BE) y el gasto comprometido– sería levemente positiva, alrededor de 0,13% del PBI en promedio. Si bien mejoran respecto a las proyecciones del informe anterior (IFP2Q25), aún son reducidos y no permiten nuevos compromisos sin ingresos permanentes. Estos se producen en un contexto de persistentes déficits fiscales y de aproximación al nivel prudente de deuda pública.

El ligero alivio respecto al IFP2T25 se debe a la actualización de parámetros estructurales -aumento del PIB no minero tendencial y del precio de referencia del cobre- y a la proyección del precio efectivo del metal. En particular, la actualización de estos parámetros implica un aumento de 0,6% del PIB en el ingreso estructural al 2030, mientras que la disminución del precio efectivo (US¢434/lb en 2026 a US¢396,5/lb en 2030) respecto al precio de referencia (US¢438/lb) genera un ajuste cíclico creciente que alcanza el 0,6% del PIB en ese año. Al respecto, el Consejo Fiscal Autónomo (CFA) en su más reciente informe semestral destaca, por razones de prudencia, que la Dipres considera con cautela el aumento de los ingresos estructurales derivado de dichas actualizaciones y revisa sus metodologías para estimar la tendencia del PIB no minero, el precio de referencia del cobre y los ajustes cíclicos.

Por su parte, el CFA advierte que el cálculo de la holgura se limita a las obligaciones fiscales, la continuidad operativa y los remanentes de inversión, y no incorpora presiones adicionales como aumentos reales de la remuneración del sector público, subsidios educativos o el mantenimiento del nivel de inversión pública con respecto al PIB. Esta advertencia cobra relevancia considerando que las proyecciones oficiales contemplan una disminución de 1 punto porcentual del PBI en la inversión pública hacia finales de la década, equivalente a unos US$3 mil millones respecto a 2025. Esto sugiere que el espacio fiscal efectivo podría ser menor o incluso negativo al no incluir los gastos probables. En este sentido, se requiere mayor detalle y transparencia en la programación financiera y se avanza en el desarrollo de un marco fiscal de mediano plazo que incorpore proyecciones por programa y riesgos fiscales.

En resumen, la diferencia entre el gasto compatible con la meta de BE y el gasto comprometido sigue siendo limitada, lo que limita la capacidad de afrontar contingencias sin afectar las metas fiscales. Este estrecho margen también condiciona nuevas prioridades programáticas y refuerza la necesidad de mantener la prudencia y fortalecer la planificación presupuestaria con una perspectiva de mediano plazo.

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