Compras Cencosud, brazo inmobiliario del holding vinculado a la familia Paulmann dedicado a la operación de centros comerciales, presentó sus resultados financieros del primer trimestre de este año.
La empresa informó a la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), ingresos por $66.594 millones, 51,5% superior al mismo período de 2021. Por su parte, la utilidad ascendió a $39.534, lo que representa un aumento del 72%.
Estos números vienen de la mano con el regreso de los consumidores al comercio presencial. La compañía registró casi 26 millones de visitas entre enero y marzo, un 39,2% más en comparación con el mismo período del año anterior. Las ventas de locatarios también crecieron un 20,9%, alcanzando los $1.022 millones.
“Continuamos viendo una vigorosa recuperación en las visitas a nuestros centros comerciales y cifras de ventas constantemente por encima de los niveles previos a la pandemia, lo que demuestra que los centros comerciales siguen siendo esenciales en la vida de las personas y lugares preferidos para comprar productos. y servicios, la socialización y la búsqueda de experiencia y entretenimiento”, expresó Rodrigo Larraín, gerente general de Cencosud Shopping, en el análisis razonado de la empresa.
La firma también destacó la llegada de grandes empresas como Amazon, Globant y Maersk a las oficinas premium de Costanera Center, así como el inicio de operaciones de la sede de Cornershop en este mismo complejo.
Existe un elefante en la habitación en las políticas públicas de todos los países. Una realidad que incomoda a los políticos y a las autoridades encargadas de diseñar los sistemas de pensiones: los jubilados cada vez viven más años.
Gracias a los avances en medicina y en la calidad de vida, las personas vivimos por más tiempo, lo que es una gran noticia. Pero, esta mayor longevidad implica un desafío para la seguridad social: se debe financiar las pensiones por un tiempo más largo. ¿Quién asume la carga de este mayor financiamiento? Depende del sistema previsional.
En países con sistemas de reparto, este mayor gasto en pensiones se traspasa a los actuales y futuros trabajadores y ciudadanos. En estos sistemas, la población activa es la que financia las actuales pensiones a través de impuestos o contribuciones sociales. Si las jubilaciones duran más tiempo, se necesitan más recursos, ya sea a través de mayores impuestos y contribuciones, recortes en programas públicos o aumento de deuda que se tendrá que pagar en el futuro.
La buena noticias para Chile es que bajo nuestro sistema de capitalización individual, en que cada trabajador ahorra un porcentaje de sus sueldos para financiar su futura jubilación, la carga de financiar jubilaciones más largas no se traspasa a los actuales trabajadores y futuras generaciones. La mala noticia es que el costo de la mayor longevidad la asumen los mismos jubilados: un período más largo de retiro exige que el ahorro acumulado se distribuya durante más años, lo que disminuye el monto de la pensión recibida.
Por lo tanto, en cualquier sistema de pensiones, la mayor longevidad de las personas supone un desafío. Una solución: postergar la edad de jubilación, medida impopular, incómoda y no fácil. Chile, sin embargo, tiene una ventaja respecto a los países con sistemas de reparto para enfrentar este desafío: bajo nuestro sistema de capitalización individual, el mismo pensionado se beneficia al postergar su jubilación. Hagamos un ejercicio numérico.
Supongamos una mujer que entra a trabajar hoy a los 25 años y recibe un sueldo constante de $500.000. Si jubila a la edad mínima legal de 60 años, su pensión sería de $152.218. Por cada año que posterga su jubilación su pensión aumenta en un 6,4%. Si la mujer logra jubilarse a los 65 años en vez de a los 60, su pensión aumenta en un 36%, recibiendo una pensión de $207.473.
En la misma línea, si un hombre con el mismo sueldo de $500.000 logra jubilar a los 67 en vez de a la edad mínima legal de 65, su pensión sube desde $225.932 hasta $258.144, un aumento de 14%. ¿Por qué al postergar la jubilación aumenta la pensión? Porque durante el tiempo de postergación el ahorro previsional acumula más intereses y cotizaciones, y porque al momento de la jubilación este ahorro debe distribuirse por un menor número de años.
Nuestro adultos mayores voluntariamente pueden jubilar después de la edad mínima legal y experimentar aumentos en sus pensiones, pero si analizamos el mercado laboral por rango de edad se suma otro desafío. Tanto para hombres y mujeres, la mayor participación en el empleo formal es entre los 30 y 34 años, y a medida que se acercan a la edad de jubilación, esta participación se debilita gradualmente. Luego, una vez cumplida la edad legal de retiro, la participación en el empleo formal cae bruscamente.
Esto nos indica dos cosas: primero, que a medida que la población envejece, el mercado laboral se debilita. Segundo, que dada la brusca caída en el empleo a partir de la edad mínima de jubilación, esta edad legal afecta el mercado laboral de los adultos mayores. Por lo tanto, el verdadero desafío es postergar gradualmente la edad legal de jubilación, pero al mismo tiempo incorporar medidas que fortalezcan y faciliten el trabajo de los adultos mayores. Varios países de la OECD ya han aplicado algunas de ellas, como implementar una jornada laboral más flexible para los trabajadores de mayor edad, invertir en su capacitación digital, programas de mentorías dentro de las empresas para que los trabajadores de mayor edad entreguen sus experiencias a los más jóvenes, entre otros.
La mayor longevidad es un desafío para todos los países, y para nosotros es una realidad ineludible que debemos enfrentar cuanto antes. En Chile tenemos la ventaja de que los mismos adultos mayores se benefician al retrasar su retiro, con un aumento en su pensión. Sin embargo, el mercado laboral se debilita en los rangos de mayor edad, por lo que esta postergación debe ser gradual y acompañada de medidas que fortalezcan y faciliten el empleo de los adultos mayores.
Por meses, si acaso no los dos últimos años, los mercados se han empeñado en ignorar los crecientes conflictos que amenazan la estabilidad global. Si bien el mundo pareció contener la respiración ante la imagen de los drones y misiles iraníes dirigiéndose hacia Israel, el impacto ha sido hasta ahora limitado. Incluso horas después de la aparente represalia israelí, el petróleo y el oro volvieron a sus niveles previos.
“Los participantes en el mercado parecen haber decidido que el ataque de Irán fue simbólico, cuando en realidad fue frustrado por unas defensas aéreas superiores. Creemos que es un error suponer que las guerras entre Rusia y Ucrania y las de Medio Oriente son de algún modo “guerras Ricitos de Oro”, que se gestionarán y no se agravarán demasiado”, advierte la directora de Fordham Global Foresight, Tina Fordham.
Al cierre de esta edición, Irán habría declarado “fallido” un ataque israelí cerca de una base aérea en Isfahan, la tercera ciudad más grande del país. Israel no se pronunció oficialmente sobre el ataque, y no hay claridad de si se trató de un misil o de drones.
Analistas advierten que sería un error esperar que el conflicto termine tras este episodio, especialmente considerando las presiones políticas sobre el primer ministro Benjamin Netanyahu desde el ala más dura de su partido y coalición de Gobierno.
Para la jefa de riesgo para Medio Oriente y África en BMI, Ramona Moubarak, , un elemento positivo es que el ataque iraní pareció más bien dirigido a demostrar su fuerza ante sus aliados, que a crear verdadero daño físico o provocar víctimas en suelo israelí.
En ese sentido, Moubarak advierte del riesgo que supone el fortalecimiento del denominado “eje de la resistencia” liderado por Irán, y que incluye agrupaciones terroristas como Hamás, Hezbolláh y los hutíes en Yemen. Esto último es uno de los factores tras su predicción de un escenario de mayor riesgo geopolítico en la región por los próximos dos o tres años.
Lo limitado del ataque iraní habría justificado el tipo de acción que habría lanzado este viernes Israel, que se interpretó más como una advertencia de su capacidad de alcanzar territorio de Irán y no una acción que buscaba causar daño físico.
Es el escenario al que BMI da un 50% de probabilidad y que contempla que Irán no respondería con un nuevo ataque. Es un caso en el que las disrupciones en el tráfico áereo y marítimo de la región serían también limitadas, eliminando el riesgo sobre las cadenas de suministro, especialmente de petróleo y combustibles. De ahí que el petróleo se mantendría por debajo de los US$ 100.
Este pronóstico coincide con el escenario más optimista previsto por el Banco Mundial y que contempla una disrupción menor en la cual el principal impacto para el resto del mundo sería un alza del precio del petróleo, pero limitada a un alza de entre 3% y 13% desde el nivel considerado base de US$90 por barril.
Para el director de Hermann consultores, Jorge Hermann, este es un precio que ya incorpora el mayor riesgo geopolítico en Medio Oriente desde el ataque de Hamás contra Israel el pasado 7 de octubre.
Sin embargo, motivaciones políticas internas podrían llevar a que tanto Israel como Irán avancen hacia una espiral de ataques-contraataques, manteniendo el elevado riesgo político y con ellos manteniendo la presión sobre el precio del petróleo.
El caso más drástico sería el de una guerra frontal como entre Rusia y Ucrania. BMI ve solo un 10% de probabilidad para este escenario, que acarrearía una regionalización del conflicto. Un escenario en el que podrían esperarse más sanciones y embargo petrolero contra Irán, ataques contra Israel y sus aliados en la región (especialmente Jordania) y una reducción de las inversiones en la zona afectando a países como Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos.
El Banco Mundial compara este posible escenario con el impacto producido por el embargo al petróleo árabe en 1973 y que redujo en casi 8% el suministro mundial de petróleo desatando una crisis y recesión. De forma similar, el peor escenario previsto podría llevar al petróleo en torno a los US$ 150 por barril.
Pero desde los años ’70 el mundo ha diversificado sus fuentes de energía y reducido en unos 10 puntos su dependencia de la OPEP y el petróleo del Golfo Pérsico. Mientras, el apoyo de China ayudaría a Irán a evadir las eventuales sanciones económicas, tal como ha sucedido con Rusia desde su invasión a Ucrania.
Impacto local y un nuevo súper ciclo
Otro ejemplo que el mercado debería sacar de la guerra entre Rusia y Ucrania es que el impacto de los conflictos puede ser global. El mundo aún está luchando contra el auge inflacionario que agravó la crisis energética desatada por Rusia.
“Los mercados estadounidenses pueden estar en una posición más fuerte para encogerse de hombros ante los conflictos gracias a la independencia energética de Estados Unidos, pero es diferente para países como el Reino Unido y Alemania que son importadores netos de energía y están luchando por salir de la recesión”, advierte Fordham.
Chile es otro de esos países importadores de energía. Hermann proyecta que, de mantenerse el petróleo en precios cercanos a los US$90 y dada la baja de inventarios en EEUU, el precio de los combustibles en Chile subiría $ 32 pesos el 2 de mayo y $ 16 pesos el diésel; y la tendencia al alza se mantendría hacia adelante.
La otra vía de contagio es el dólar. Analistas proyectan que, de agudizarse el conflicto tras la eventual represalia israelí, la divisa estadounidense se aprecie aún más que el 4,5% que ha acumulado en lo que va del año, dado su rol de activo refugio. El impacto sería especialmente grave para las economías emergentes.
El alza de los combustibles y la apreciación del dólar incrementarían las presiones inflacionarias, en lo que sería un obstáculo para que la Reserva Federal y otros bancos centrales avancen con los recortes de tasas de interés.
Uno de ellos sería el Banco Central de Chile. “Si llegamos a tener un shock importante, si el precio del petróleo supera los US$100 por barril, si hay una guerra entre Israel-Irán tipo Ucrania-Rusia, el Banco Central está en un pie más complicado, dado que está en un proceso de bajar la tasa de interés”, apuntó Hermann.
En algo que debería preocupar a los mercados hay una mayor recurrencia de amenazas y eventos de conflicto. Una mirada al Índice de Riesgo Geopolítico, elaborado por los economistas de la Fed Dario Caldara y Mateo Iacovello, muestra un alza considerable del nivel de riesgo desde la invasión de Rusia a Ucrania. Desde el ataque ruso (febrero de 2022), el índice de ubica en un promedio de 50 puntos más alto que los dos años anteriores (febrero de 2020-febrero de 2022).
Fordham sostiene que el mundo ha entrado a un “súper ciclo de riesgo geopolítico”. Un período definido por la presencia de un mayor número de factores de riesgo (por ejemplo, la tensión entre China y Taiwán); más conflictos, e instituciones mundiales más débiles para enfrentarlos.
Como explican Caldara y Iacovello al presentar el índice, períodos sostenidos de mayor riesgo geopolítico están asociados con menores incentivos a la inversión y un aumento de los riesgos a la baja para el crecimiento económico. Suficientes razones para adoptar una mirada, no pesimista, pero más realista sobre la amenaza que se gesta no solo en Medio Oriente, sino en varias regiones.
En la previa del 1 de mayo el Presidente Gabriel Boric y los empresarios se verán las caras este jueves en el encuentro más relevante entre ambos sectores: el Enade 2024. Se espera una gran convocatoria de empresarios y ejecutivos que irán a escuchar a sus pares y a las autoridades de Gobierno, entre quienes está el Presidente de la República, su ministro de Hacienda, Mario Marcel y la ministra del Interior, Carolina Tohá. A ellos se sumarán dos invitados internacionales, la ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich y el exPresidente de Colombia, Iván Duque.
El encuentro empresarial ha generado gran interés en la opinión pública. Cerca de 120 representantes de los medios de comunicación se han acreditado para el evento, bautizado como “Contra inmobilis. Contra el inmovilismo”. El foco estará en debatir sobre crecimiento y seguridad, los dos temas que preocupan al sector privado y también a la autoridad.
La asistencia será acorde a la expectación que genera el encuentro entre los dos mundos: 1.100 personas entre empresarios, representantes de la sociedad civil, dirigentes gremiales, académicos y ejecutivos. El tono, aseguran conocedores, será de tender puentes entre las partes. Esto pues si bien algunos sectores empresariales, como la gran minería, tienen una mayor sintonía con el Gobierno, saben que existe molestia en ciertos segmentos y que el rol de Icare es representarlos a todos.
La presidenta del gremio, Karen Thal, basará su intervención en la persecución de ese diálogo, considerando que se ha conversado al interior de la organización -lo que han respaldado varios gremios- que no se puede estar congelando por dos años más reformas que apuntalen el crecimiento y la inversión. No se trata de un acuerdo de la presidenta de Icare con el actual mandatario, sino que de una postura de no seguir esperando para avanzar en asuntos clave para todo el país.
“Si el país sigue confrontado entre el tercio que apoya al Gobierno y los dos tercios que lo desaprueban, deberemos conformarnos con un crecimiento nulo o mediocre; con las listas de espera manteniéndose o aumentando; con la delincuencia creciendo; sin un aumento en las cotizaciones previsionales para mejorar las pensiones futuras ni los recursos para incrementar las actuales y, finalmente, con niños que no disponen de escuelas. Parecemos haber perdido la capacidad de asombro. ¿Es eso lo que queremos para Chile?”, dijo la presidenta de Icare en una columna de opinión a El Mercurio en la antesala del evento.
Cercanos a La Moneda reconocen que, si bien hay evidentes diferencias, el Presidente siempre ha tenido buena disposición de participar en todas las actividades empresariales con una lógica de colaboración y que por ello no se ha restado de ninguna instancia. Su discurso más bien, aseguran conocedores, irá por hacer un llamado de dejar de lado el discurso catastrofista, a reconocer los avances en materia de crecimiento y a trabajar en avanzar, algo en lo que mostraría coincidencia con la agenda de Enade.
El llamado de Boric tendría foco, no en enardecer los ánimos, sino en remecer a la voluntad de los empresarios, sobre todo de aquellos que tienen una visión más negativa de la economía país, aun cuando las noticias de crecimiento han mejorado objetivamente.
En el sector privado la reacción es mixta. Dicen que, si bien hay sectores del Gobierno con escucha, como grupos técnicos al interior de los ministerios de Hacienda o de Minería, conviven dos estilos en el Ejecutivo: el más radical, que quiere mantener las reformas más profundas a toda costa y aquel que tiene más conciencia de los proyectos que convocan voluntades, como el de permisología planteado por el titular de Economía, Nicolás Grau.
Una previa incómoda
Desde el comentado: “más Narbona y menos Craig”, en el marco de la inauguración de una planta desaladora de Antofagasta Minerals la última semana de marzo, que la relación entre los empresarios y el Gobierno ha evidenciado una tensión.
Boric acusó -en esa oportunidad- una “soberbia paternalista que lleva a emitir juicios denigratorios a Gobiernos que obedecen a la voluntad popular. Para que se entienda más claro: más Narbona, menos Craig” lo que generó reacciones en todos los sectores.
Poco después el grupo Matte evidenció, en la carta anual a sus accionistas, su preocupación por la situación del sector forestal. “Hace años que el estado chileno no le otorga el valor a la industria forestal la importancia que tiene en todo el mundo”, manifestó el presidente de Empresas CMPC, Luis Felipe Gazitúa en una entrevista con Señal DF.
Cuando las cosas parecían calmarse, la crítica provino del controlador del grupo Copec. “Qué lejos estamos de los tiempos cuando Chile crecía sostenidamente sobre el promedio del mundo (…). Hoy aspiramos a estar en el promedio, y ni siquiera eso conseguimos”, dijo el empresario Roberto Angelini en la misiva a sus accionistas.
La tensión escaló esta semana tras conocerse las declaraciones de uno de los dueños de Carozzi, Gonzalo Bofill. “Nada de esto es casual, fue advertido en todos los tonos y formas, se fue hasta majadero respecto de las nefastas consecuencias que traerían las reformas que se implementaron durante el segundo gobierno de la Presidenta Bachelet”, señaló en la memoria anual del grupo.
El martes, Boric lanzó un duro mensaje a los empresarios: “En vez de estar permanentemente aportillando las propuestas para el pacto fiscal, pongámonos de acuerdo”.
Su reacción a Bofill, fue a través de un RT de un post de Gonzalo Martner, que indicaba que era falso lo que planteaba Bofill respecto a que somos más pobres que hace 10 años. Tras ello, la noche del miércoles, en la cena del Centro de Estudios del Cobre y la Minería (Cesco), respondió de manera generalizada y les dijo a los empresarios que creía que era el momento “de pasar de los discursos pesimistas y catastrofistas hacia generar en conjunto un clima de confianza”. Un discurso directo y que fue bien valorado por los presentes.
Con ese ánimo partirá la nueva versión de Enade, con pañuelos blancos al viento y con la intención de poner fin al inmovilismo.