La propuesta de la Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales (Subrei) de legitimar la política comercial chilena a través de una consulta ciudadana -non-binding- no ha pasado desapercibido en los últimos días. De hecho, abundan las dudas sobre el proceso que emprenderá la entidad que dirige José Miguel Ahumada, incluso dentro del gobierno.
El ministro de Hacienda, Mario Marcel, reconoció este miércoles que “en este caso particular, no teníamos conocimiento previo de esta propuesta”. Por ello, afirmó que “Nos va a interesar mucho saber al respecto, cuál es el significado, cuál es el diseño que se ha establecido o que se ha propuesto, y por supuesto es parte del trabajo interno del gobierno”.
Desde el Congreso, el titular de las finanzas públicas afirmó que “Hubiera sido preferible que se hubiera hecho antes, pero si esa propuesta ya está ahí, por supuesto que la miraremos con interés”.
Consultado sobre los riesgos del proceso que impulsará la Subrei, afirmó que “Quizás el concepto de legitimidad, dependiendo de dónde se ponga, puede inducir a cierta confusión”. El economista recordó que “todos sabemos que los acuerdos comerciales de Chile han sido aprobados por este Congreso, todos los tratados que están vigentes”, y agregó que “en el futuro seguramente seguirá pasando lo mismo, para que exista esa institucionalidad base aquí”. en la institucionalidad democrática, que es muy sólida y muy evidente”.
La espalda de Urrejola
También del Congreso, La ministra de Relaciones Exteriores, Antonia Urrejola, reconoció que “ha habido confusión sobre lo que está haciendo el subsecretario de Relaciones Económicas”y explicó que lo anunciado por Ahumada es “un participación ciudadana limitada durante tres meses a través de la web”, dirigido a actores de la política comercial, tales como grandes empresarios, pequeñas y medianas empresas (PYMES) y sociedad civil organizada.
“Es simplemente escucharlos, me parece que siempre hay que escuchar al pueblo, también en materia de política exterior me parece muy importante”, enfatizó la autoridad.
El canciller también recordó que el proceso se basa en las buenas prácticas de países como Nueva Zelanda y Australia, y en lineamientos de la OCDE y la Unión Europea. “A saber, No es un deseo caprichoso, es simplemente escuchar a los stakeholders”, sentenció.
Urrejola también explicó que los resultados de la consulta en línea serán sistematizados “y serán un insumo muy importante para establecer la política comercial en materia exterior en el futuro”. Aclaró, eso sí, que será “obviamente un insumo” y reiteró que no es vinculante, ya que “al final es el Presidente de la República quien determinará la política comercial en materia exterior”.
El ministro también aclaró que la consulta no es sobre ningún tratado en particular -como el TPP-11-, sino que “es simplemente para establecer estrategias, los grandes lineamientos y prioridades para hacer una propuesta entre muchas otras que tendrá el Presidente, para establecer cuál será la política exterior en materia comercial en el futuro”.
De acuerdo con lo publicado por la Subrei en Twitter, los dos hitos de la consulta ciudadana serán identificar las percepciones de los ciudadanos y recibir propuestas, además de diseñar una política comercial “que contribuya al desarrollo con mayores niveles de productividad, ecológicamente sostenible”. , incluyente y equitativo”.
“Legitimar”
El senador Ricardo Lagos Weber recordó que en el pasado han sido consultados en temas de política comercial, y puso como ejemplo el TLC con Estados Unidos, en el que -entre finales de los ’90 y principios de los 2000- hubo una cuarta diputada, en la que participó la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y la sociedad civil.
La parlamentaria del Partido por la Democracia (PPD) afirmó que le parece “sano” y “bueno” la consulta y participación ciudadana en muchos temas, entre ellos la política comercial. También reiteró que esto es lo que está pasando en el mundo: ha pasado en Canadá, en Nueva Zelanda, en Australia, en la UE permanentemente. “Eso es sano y así es”, insistió.
Pero, afirmó que “lo que genera un ruido en la forma de comunicarlo, es cuando se utiliza el concepto de legitimar, y es en ese aspecto que tengo una diferencia en lo anunciado por el gobierno, porque lo que se puede inferir de censo contrario es que lo que se hizo hasta ahora que llegó mi gobierno -al cual yo apoyé- es que lo anterior era ilegítimo”.
La autoridad indicó que no cree que ese haya sido el espíritu del Subrei, por lo que estima que muy probablemente se aclare el tema, “y eso espero”, dijo.
“La participación, la consulta, es lo que está pasando, pasa en muchos países, y eso es saludable. Pero no me parece que para hacer eso se diga ‘entonces vamos a legitimar’, porque se puede interpretar que lo que se hizo antes no fue legítimo”, resumió.
[Hilo 1/5] Buscamos un nuevo enfoque para nuestra política comercial bajo el concepto #ComercioparaelDesarrollo. Realizaremos una gran consulta no vinculante para dar legitimidad ciudadana a nuestra política comercial y así certidumbre a largo plazo para los inversores 👇 pic.twitter.com/hqhMvu0cEq
— Subsección. de Relaciones Económicas Internacionales (@subrei_chile) 9 de mayo de 2022
Las últimas tres décadas han sido ajetreadas: reducciones de jornada laboral; reformas tributarias, la implementación de una licencia de postnatal, un estallido social e incluso una pandemia. Situaciones a las que las empresas han debido hacer frente, adaptándose a los cambios y a los escenarios adversos.
¿Cuán profundos han sido los cambios dentro de las organizaciones en estas últimas tres décadas?
Esta fue una interrogante que se realizó la consultora Spencer Stuart Chile. En el marco de su 30º aniversario, la entidad conversó con 50 líderes, gerente generales actuales y anteriores de las compañías más grandes del país, para hacer un diagnóstico de cómo han cambiado los líderes en los últimos 30 años.
De acuerdo a las conversaciones en las que participaron ejecutivos de empresas como Sonda, Google, Antofagasta Minerals, Anglo American, Agrosuper, Collahuasi, Colbún, Accenture, Derco, entre otras, el cambio ha sido significativo.
Según plasmó la consultora en un documento, elaborado en base a las conversaciones, en los 90 la fuerza laboral se estaba profesionalizando y la economía se encontraba “muy cargada a los recursos naturales, especialmente la minería” y dicho periodo fue, además, la época de la llegada masiva de empresas multinacionales y de inversión extranjera.
“Chile se estaba abriendo al mundo. En esa época, los líderes que conducían las empresas se centraban en demostrar resultados, en aprovechar el momento de crecimiento. Eran líderes que debían validarse en mundos absolutamente homogéneos, donde la coherencia entre lo que se planificaba y lo que se entregaba era un must (un deber)”, rescata el texto.
Sin embargo, el crecimiento y desarrollo de compañías como Latam, Falabella, Antofagasta Minerals y Cencosud llevó a que las firmas comenzaran a traer ejecutivos de afuera, y los liderazgos fueron evolucionando.
En palabras de Juan Pablo Solar, socio de Spencer Stuart, esto significa que el cómo hacer empresa comenzó a tomar más valor en las organizaciones. “El cómo pasa a ser algo muy relevante de los resultados. El cómo se generan esos resultados finalmente tiene que ver con una mirada de largo plazo y de preocuparse de que el negocio siga siendo exitoso en el futuro. Y en este sentido, el desarrollo de capacidades en los equipos, el ser capaces de atraer y retener al talento adecuado, es un tema fundamental a la hora de enfrentar ese desafío”.
El cambio en lo relevante
De esta forma, si en los 90 los líderes destacaban por contar con atributos como ser visionarios, tener capacidad de abstracción, experiencia, disciplina, entre otros; hoy lo que se busca es que cuenten con otras características, como por ejemplo que sean: vinculadores, formativos, comprometidos, colaborativos, humildes, transparentes, honestos, entre otras.
“Los entrevistados dieron cuenta de lo difícil que es cumplir con todos estos atributos, porque en la vida real los líderes enfrentan contingencias inesperadas”, rescata el informe, agregando que solo en los últimos años hemos tenido un estallido social, una pandemia, y una inflación “que ha impactado en los costos y en los gastos, golpeando el corazón financiero de las compañías, y todo esto en medio de dos procesos constituyentes que han generado incertidumbre”.
Los nombres que inspiran y los consejos
Cuando se les pidió describir qué es un líder, lo que más repitieron los entrevistados fue que es alguien que inspira al resto. Y, en esa línea, tanto los actuales y anteriores CEOs manifestaron que el liderazgo se desarrolla en un espacio de “maestro-aprendiz”.
Al consultarles por nombres que ven como referentes, la mayoría mencionó a un actual o exjefe, entre los que destacó: Horst Paulmann, Elon Musk, Bill Gates, Juan Sutil, Guillermo Luksic, Jorge Carey, Gonzalo Bofill, Alfonso Swett, y Satya Nadella, entre otros.
“El liderazgo ha sido históricamente más masculino, el de las mujeres se está volviendo recién más visible. Debemos preguntarnos: ¿cómo impacta esto en la capacidad de los líderes de hacerse cargo de equipos diversos, de atraer talento femenino y de desarrollar mujeres para llegar a CEO y boards (directorios)?”, destaca el informe.
Spencer Stuart también le consultó a los encuestados por consejos que le entregarían a los nuevos líderes en formación, reflexiones que evidenciaron la mayor preocupación por el concepto de equipo y liderazgos que logren inspirar y transmitir confianza.
Así, se planteó que, por ejemplo, antes de aspirar para resultados sobresalientes, es fundamental contar con un equipo sólido y cohesionado. “Rodearse de personas competentes y confiables es esencial para cualquier líder”, plantearon.
También se recalcó que los liderazgos deben ser ejemplares. “Los líderes deben ser un referente para su equipo. Liderar con el ejemplo establece el estándar y las expectativas de lo que se busca en la organización”.
Los ejecutivos consultados también plantearon la importancia de una efectiva conciliación entre la vida laboral y personal. Sobre esto, el informe rescató que si bien los resultados son importantes, desde la perspectiva de los consultados “la vida personal no debe ser sacrificada en su búsqueda. Es esencial mantener un equilibrio, cuidando las relaciones con familiares y seres queridos, y evitando dañar a otros o a uno mismo por el trabajo”.
“La tasa de desempleo sigue en un nivel más alto del que nos gustaría”. Así partió el análisis que hizo el ministro de Economía, Nicolás Grau, sobre el nivel de desocupación de 8,9% observado en el trimestre móvil agosto-octubre que informó previamente el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), lo que representa un alza de 0,9 punto porcentual frente a igual lapso de 2022.
De todas formas, dijo que se trata de una cifra que se ha mantenido en el tiempo aun cuando la economía está en una situación de cierto estancamiento.
Ante esto, sí resaltó dos aspectos: que se crearon 29.500 empleos en el trimestre, “lo que -sostuvo- es muy positivo, porque significa que nuestra economía está siendo capaz de crear empleo”; y, lo segundo, es que hubo un aumento de 4,6% de la cantidad de mujeres ocupadas respecto a la misma época del año anterior.
De todas formas, dijo que saben que el “mercado laboral todavía requiere más fuerza, requiere mayor creación de empleo”. Así, pese a que se ha creado empleo el último año, no han sido suficientes para poder responder a todo el aumento en la fuerza laboral.
“Y esa es nuestra principal tarea, aumentar sobre todo los empleos formales y, por eso, creemos que es tan importante la aprobación que tuvimos ayer del Presupuesto de la Nación que, entre otras cosas, va a permitir hacer un esfuerzo muy importante en términos de inversión, de inversión pública”, destacó.
Ese impulso, estimó, va a poder crear al menos 100 mil ocupaciones el próximo año.
“Así que estamos yendo en la dirección correcta en términos de ir fortaleciendo nuestra economía para que recupere aún con más fuerza la capacidad de generar empleo”, señaló el ministro Grau.
Dos nuevas empresas se sumaron a la larga lista de compañías del rubro de la construcción que han solicitado su liquidación voluntaria. Se trata de la sociedad Construcción y Montajes Industriales e Inmobiliaria Lo Cañas, las que -al igual que la mayoría de las sociedades que recurrieron a la justicia para pedir su quiebra- apuntaron a los efectos de la crisis social y el alza de costos.
La firma Construcción y Montajes Industriales (ex ENV Obras Civiles y Montajes, representada por Felipe León) comenzó a operar en el año 2011, y tuvo como clientes a SQM, Copec y Colbún. La empresa sostuvo: “En el año 2019 se produjo el estallido social, cerrando toda posibilidad de lograr obtener los fondos, por lo que en la actualidad la empresa no cuenta con empleados y pocos activos, ya que todas las herramientas y equipos eran arrendados a terceros”.
En su presentación a la justicia, la compañía explicó que su trabajo estuvo enfocado principalmente a empresas del área de la industria del petróleo y minería no metálica.
Detalló que, entre los años 2011 y 2014, su principal cliente fue SQM Salar, en donde ejecutó varios contratos en el área del montaje industrial. A fines de 2015, se adjudicó un contrato con la empresa Inmobiliaria Las terrazas de Peñaflor, consistente en la construcción de 64 casas con una venta de $ 3.500 millones. “La poca experiencia en este tipo de contratos se tradujo en un atraso importante en la construcción, generando pérdidas importantes por mala gestión, lo que trajo como consecuencia atrasos en los pagos a proveedores, leyes sociales, finiquitos, cayendo en cesación de pagos y en Dicom”, dijo la sociedad, la cual explicó que hizo abandono del proyecto en febrero de 2017 por falta de caja y malos resultados.
En el mismo 2015, la firma dijo que se adjudicó un contrato con la empresa Copec para la construcción de una estación de servicio en Pozo Almonte, Región de Iquique, contrato a suma alzada por $ 2.500 millones. “La poca experiencia en este tipo de contratos se tradujo en una mala administración, bajo control de los recursos, atraso en la entrega del proyecto, generando gastos adicionales; en definitiva, una mala gestión provocando pérdidas importantes; este contrato fue afectado por los problemas del anterior, cayendo también en cesación de pagos y Dicom”, sostuvo la empresa.
Un año después, se adjudicó un contrato con Colbún, consistente en la remodelación, mejoras, pavimentación interior y accesos a las Centrales de Paso de Los Andes, incluyendo obras civiles, estructuras metálicas, arquitectura, instalaciones en general, obras de paisajismo y vías de acceso, contrato a suma alzada por $ 1.500 millones.
“Si bien este contrato se estaba ejecutando sin problemas, fue afectado por la gestión de los dos contratos anteriores, comenzando a tener atrasos en los pagos a proveedores, leyes sociales, y siendo afectado por los informes de Dicom”, dijo la empresa, la cual añadió que, a pesar de estar en una posición de no poder operar desde el año 2017, intentó -sin éxito- obtener fondos externos para poder regularizar la situación de la empresa.
Precios al alza
En el caso de Inmobiliaria Lo Cañas, representada por Mauricio Núñez, decidió iniciar su proceso de liquidación voluntaria tras ocho años desde su formación.
“Los hechos ocurridos a propósito del estallido social afectaron la cadena de abastecimiento de materiales y prestación de servicios alterando los precios al alza, lo que generó un progresivo estado de insolvencia al incrementarse los gastos de construcción”, dijo en su presentación a la justicia.
Junto al aumento de sobrecostos, la compañía también apuntó a la escasez de materiales y de mano de obra y a la restricción de financiamiento.
“Se generaron sobrecostos desmesurados en materiales; la escasez de estos y la escasez de mano de obra dieron un golpe económico durísimo, generando altos costos para poder mantener las obras andando y afectando los plazos de construcción excesivamente, en especial los plazos estipulados en las promesas de compraventa por los proyectos en ejecución”, dijo la empresa.
Y añadió: “Sumado a lo anterior y al aumentar el riesgo en el mercado de la construcción, los bancos, las compañías de seguros y los proveedores restringen líneas de financiamiento a la compañía”.
En los últimos dos años, más de 500 empresas ligadas al rubro de la construcción han quebrado o han solicitado su reorganización judicial, en un escenario que se califica como la peor crisis de la industria en cuatro décadas.