La empresa HMC Gold solicitó dejar sin efecto un decreto del Ministerio del Interior, dictado a fines del año pasado, que definió a su faena minera El Tambo de Oro como empresa estratégica. Esto, en base al Decreto Ley 3607 de 1981, referido al funcionamiento de vigilantes privados que tendrán como único y exclusivo objeto la protección y seguridad interior de determinados recintos.
La cartera fundamentó su decisión por la presencia de explosivos en la mina -emplazada en Punitaqui, Región de Coquimbo- y porque la actividad es de “especial relevancia” para el desarrollo de la economía.
HMC explicó que extrae y comercializa concentrado de oro, que definió como una sustancia gris de escaso valor por kilogramo.
Además, afirmó que el acto reclamado señala que la autoridad fiscalizadora da cuenta de un incremento en la sustracción de cátodos de cobre.
Sobre este punto, la minera destacó que en su faena no se producen cátodos de cobre, sino que únicamente concentrado de oro.
“Tan desproporcionado resulta el acto, que se está declarando como ‘empresa estratégica’ e imponiendo gravosas medidas de seguridad, a una faena cuyo producto es más barato que un kilo de paltas”, dijo la empresa en una reclamación ante la Corte de Apelaciones de Santiago Y ejemplificó: “Si un kilo de concentrado de los que vende El Tambo de Oro cuesta $ 4.095, el kilo de paltas es de $ 4.990. Asimismo, en esta comparación, las paltas son de fácil reventa lo que explica el alto número de casos de robos de paltas, en cambio, el concentrado de oro es de muy difícil reventa, como se ha explicado”.
Por último, señaló que, de no dejarse sin efecto el decreto, la empresa “se vería expuesta a altísimas cargas u obligaciones totalmente desproporcionadas con el valor de los productos” que existen en su faena. Se exigiría, afirmó, la contratación de vigilantes privados, eventualmente armados; seguro de vida a cada uno; la instalación de alarmas de asalto; el pago de hasta UTM 2 a Carabineros por la conexión de tales alarmas, más UTM 0,5 mensual por la mantención del sistema, y la instalación de bóvedas en la mina, las cuales además deberán estar equipadas con mecanismos de relojería para su apertura y cierre, entre otros puntos.
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Yuri Varela, Marcelo Olivares, Pablo Mancilla y Mauricio Álvarez, se unieron para formar el nuevo estudio de abogados: VOMA, con foco en temas relacionados con recursos naturales. El nuevo estudio además abarca las áreas de derecho corporativo, M&A, sustentabilidad, laboral, tributario, compliance, desarrollo de proyectos, y regulatorio.
Varela tiene experiencia en asesoría tributaria. Marcelo Olivares se especializa en recursos naturales, contratos de ingeniería y construcción y, anteriormente trabajó en Quinzio y Cía, además fue vicepresidente legal de Andes Iron SpA. Pablo Mancilla, en tanto, enfoca su práctica en temas laborales; mientras, Mauricio Álvarez en temas de desarrollo de proyectos y sustentabilidad. Fue gerente, director y VP Legal tanto en Chile como a nivel regional en empresas como BHP, Goldcorp Inc. (Newmont Corporation), Grupo Lafarge, Codelco y Aclara. En su última etapa en Goldcorp, fue country manager de las operaciones de la empresa en Chile.
El vuelo del cobre no para. Y, con ello, le sigue dando un respiro al dólar.
En una jornada en que la ministra de Minería, Aurora Williams, anunció que la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco) elevó la proyección de precio promedio del cobre para 2024 a US$ 4,3 la libra y a US$ 4,25 la libra para 2025 (ver relacionada), la divisa cerró bajo los $ 900.
Y no sería extraño que el descenso continúe en la medida que precisamente al valor de la mayor exportación nacional se sumen las expectativas de reducción de tasas de interés en Estados Unidos -hoy en un rango entre 5,25% y 5,5%- en los próximos meses.
“Es muy probable que el tipo de cambio se vaya hacia niveles cercanos a los $ 900 o incluso algo menos hacia el cuarto trimestre del año”, dice el gerente general de Gemines, Tomás Izquierdo.
De hecho, el economista senior de Libertad y Desarrollo, Tomás Flores, plantea que el rally del metal rojo junto a un resultado inflacionario en Estados Unidos menor al esperado por el mercado -ya en abril creció mensual 0,3% mensual versus un 0,4% que mostraba el sondeo de Bloomberg- podría llevar el tipo de cambio a un nivel de $ 890 durante las semanas venideras. Hoy, no está lejano a esa cifra.
Además de mirar el corto plazo, en el mercado también juegan sus fichas para lo que pudiera ocurrir con el tipo de cambio hacia finales de 2024.
La semana pasada, el ministro de Hacienda, Mario Marcel, planteó que “lo que podemos esperar para los próximos meses es una situación más favorable para nosotros del lado real de la economía, del cobre o de la minería, menores presiones al alza del tipo del cambio”.
El mismo Banco Central había dado luces de un eventual descenso del tipo de cambio al presentar el Informe de Política Monetaria (IPoM) a comienzos de abril.
La economista de Econsult, Francisca Kegevic, asevera que “tiene que haber alguna sorpresa para que se mueva el nivel del peso”. Una de esas podría ser el nivel de la cotización del metal rojo en el mercado internacional.
La analista explica que el escenario central del Ministerio de Hacienda asume el precio del cobre en US$ 4,2 la libra promedio para 2024 y, hasta mayo, ya tenemos un promedio del año de US$ 4,1 la libra.
“Dado el exceso de demanda que hay por el metal -menor oferta del metal por menor producción de China y menores proyectos, y la gran demanda por el boom de la Inteligencia Artificial y crecimiento mayor a lo esperado de China- se debería esperar que el precio se mantenga sobre US$ 4 la libra y, de hecho, JPMorgan proyecta que cierre el año en US$ 4,5 y en Econsult estamos de acuerdo con esa cifra”, añade Kegevic.
Ello ayudaría a otorgarle un respiro al tipo de cambio hacia el cierre de año.
En un escenario en que el valor del cobre se estabilice alrededor de dicha cifra, en que la Fed haga dos recortes este año y en que la Tasa de Política Monetaria termine el año alrededor de 4,75%, el tipo de cambio se podría ubicar entre $ 880 y $ 910 en diciembre, apuestan desde la consultora liderada por el exministro de Economía, José Ramón Valente.
Otros elementos
“Nuestra moneda está muy castigada en relación a otras de economías comparables, y parte importante de ese castigo se justifica sólo en el corto plazo, en el mediano plazo nuestra moneda recuperará valor, tanto contra el dólar como frente a una canasta amplia de monedas”, opina el gerente general de Gemines, Tomás Izquierdo.
Si el precio del cobre se mantiene o sube adicionalmente, el Banco Central avanza con mayor gradualidad en sus futuras bajas de la Tasa de Política Monetaria (TPM), y la centroderecha tiene un resultado favorable en las elecciones de octubre, “es muy probable que el tipo de cambio se vaya hacia niveles cercanos a los $ 900 o incluso algo menos hacia el cuarto trimestre del año”, agrega.
Izquierdo explica que si la Reserva Federal, en el caso que se den las condiciones, avanza con más recortes en su tasa de lo que hoy se prevé, “el pronóstico anterior se hace aún más probable”.
El coordinador macroeconómico de Clapes UC, Hermann González, se alinea con la importancia de lo que haga la entidad monetaria dirigida por Jerome Powell.
“Una vez que la Reserva Federal comience a bajar tasas, el tipo de cambio debiese bajar -al menos de forma transitoria- a niveles incluso inferiores a aquellos compatibles con sus fundamentos de largo plazo, en especial si el precio del cobre se mantiene alto o sigue subiendo”, dice.
Eso sí, la economista de Econsult advierte que existen amenazas desde el plano internacional que podrían complicar que se concrete este escenario.
“El mayor riesgo es que la Reserva Federal no pueda bajar las tasas en noviembre como esperamos en Econsult y como espera el mercado, lo que haría que el dólar y las tasas se mantengan elevadas a nivel global”, señala la analista.
Tipo de cambio bajó de los $ 900 por primera vez desde inicios de enero
El dólar rompió el piso de $ 900 en la sesión de este jueves, por el impacto de la escalada del cobre y el optimismo en torno a la inflación de Estados Unidos, ambos fenómenos que llevan a grandes institucionales extranjeros a reposicionarse aceleradamente en favor del peso chileno. La paridad cayó $ 7,09 a $ 898,45 al término de la sesión en las pantallas de Bloomberg. Es la primera vez desde el 5 de enero que cierra por debajo de $ 900. “De acuerdo con nuestros modelos, el principal driver de la significativa apreciación del peso (5% en los últimos 30 días) es la escalada en el precio del cobre, que explica más del 90% de la variación”, dijo a DF la economista de Banco Santander, Carmen Gloria Silva. El jefe de moneda extranjera de Vantrust Capital, Carlos Martínez, aludió a “la percepción de que el cobre va estar en los próximos años entre US$ 5 y US$ 6 por libra”, una visión que “ya se ha venido plasmado en gran parte de los agentes internacionales”.
El fuerte incremento que ha mostrado la deuda bruta del Gobierno Central no le ha salido gratis al Fisco. El stock de acreencias del aparato estatal pasó de representar un 12,8% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2013 a un 39,4% del tamaño de la economía una década más tarde, lo que ha tenido implicancias de primer orden para el gasto del sector público.
¿La razón? Ante un mayor endeudamiento, también se incrementan los intereses que debe pagar el Estado por ese concepto. Un botón de muestra: si en 2013 el Fisco pagaba intereses anuales equivalentes a un 0,6% del PIB, a diciembre del año pasado esa proporción alcanzó un 1,1% del Producto, lo que representa US$ 3.288 millones al tipo de cambio actual.
Dicha tendencia continuará este año. Según las proyecciones de la Dirección de Presupuestos (Dipres) en el marco del más reciente Informe de Finanzas Públicas (IFP), los pagos por intereses de la deuda se incrementarán un 23,6% este año respecto al 2023, para totalizar US$ 4.066 millones, equivalentes a 1,2% del Producto.
El stock de acreencias del Fisco pasó de representar el 12,8% del Producto Interno Bruto en 2013 a 39,4% una década después. En el mismo lapso, el pago de intereses creció de 0,6% del PIB a 1,1%.
Los desembolsos por este concepto han tenido un comportamiento volátil en una mirada trimestral. Por ejemplo, en el primer cuarto del año pasado se incrementaron un 2,4%, para luego acelerarse a un 20,5% entre abril y junio. En el tercer trimestre, se generó una caída interanual de 8,7% en los pagos, mientras que entre octubre y diciembre el alza fue de un 52,1%. En el primer cuarto de este año, lo pagado mostró una variación positiva de 7,8%, totalizando US$ 1.443 millones, o un 0,4% del tamaño de la economía.
En su reporte al Congreso, la Dipres proyectó que la senda del gasto en intereses comenzará a caer a partir del año 2029. Así, prevé una baja de 2% el próximo año, un incremento de la misma magnitud para 2026 y luego nulas variaciones entre 2027 y 2028, para luego ceder hasta el año 2034. Esto último solo considera gastos de arrastre.
Aquello es coherente con las nuevas estimaciones del servicio dependiente del Ministerio de Hacienda, ya que corrigió a la baja la senda de la deuda bruta total, anticipando que se estabilizará en niveles en torno al 41% al final de la década.
¿Objetivo alcanzable?
El economista senior del Observatorio del Contexto Económico de la U. Diego Portales (OCEC UDP), Juan Ortiz, estima que si bien en términos nominales se prevé un alza significativa en 2024, para 2025 al 2026 el pago de intereses como proporción del PIB se ubicaría en 1,2% del PIB y 1,1% del PIB en 2027 y 2028, estabilizándose en el mediano plazo.
“La viabilidad de este resultado obedece tanto al cumplimiento del escenario fiscal implícito en el horizonte de proyección, donde el balance efectivo es relevante. En este sentido, destaco significativamente que en el IFP la Dipres, en el escenario de deuda bruta en el mediano plazo, informe la trayectoria no solo del balance fiscal, sino de las transacciones en activos financieros, siguiendo las recomendaciones del CFA. Este hecho es muy importante porque para 2025 el aumento de la deuda bruta se explica en un 55% en transacciones en activos financieros”, agrega.
La exdirectora de Presupuestos y académica del Centro de Políticas Públicas de la U. San Sebastián, Cristina Torres, cree que es “poco factible” estabilizar el pago de los intereses, ya que la estimación tiene ciertos supuestos que luego van evolucionando.
“Primero, esta reducción se presentaría en un contexto del perfil de vencimiento de deuda vigente a la fecha, la que lo más seguro se vea alterada, dada posibles renegociaciones que tenga que efectuar Hacienda los años 2025 y 2026 producto de las altas cuotas de amortización que se deben pagar. Al renegociar, evidentemente se generarán nuevos intereses”, plantea, agregando que este escenario no contempla la emisión de nueva deuda que se realizará a tasas de interés más altas. Y en tercer lugar, advierte que el crecimiento del gasto podría ser superior a lo estimado por Dipres para el mediano plazo, lo que podría generar “nuevas presiones de búsqueda de financiamiento vía deuda”.
El economista jefe de Bci Estudios, Sergio Lehmann, plantea que para estabilizar el servicio de la deuda, es “fundamental” estabilizar el nivel de la deuda, lo que exige avanzar en ir reduciendo el déficit para “ojalá” llegar a un equilibrio en las cuentas públicas en pocos años más.
“Es probable además que las tasas de interés, tanto a nivel global como local, sean más bajas hacia los próximos años, llevando a una menor carga financiera. De cualquier manera, es clave retomar con fuerza el objetivo en materia de equilibrio que se ha definido, sin seguir empujando hacia delante el plazo para alcanzarlo. Contribuiría con ese propósito racionalizar y priorizar adecuadamente el gasto público”, recalca.