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Un gran Liverpool sumerge al Submarino Amarillo y mira más cerca la final de la Champions
En la tierra de The Beatles, el Submarino Amarillo no resistió. La ilusión del Villarreal sufrió un golpe de realidad ante el Liverpool, uno de los equipos que está en mejor forma dentro de la élite europea. En la caldera de Anfield, que en las noches de Champions se vuelve aún más mágica, los Reds dieron un paso importante hacia la final el 28 de mayo, en Saint-Denis. Ganaron a los españoles por 2-0, un premio a la paciencia y el ritmo.
Al equipo de Jürgen Klopp no le importa vestir el traje de candidato. No en vano aspira al poker (ganando cuatro títulos en la temporada, ya tiene uno). Desde el principio asumió su rol en el juego: proponer y controlar el balón. La visita, con el apodo de matador de gigantes a cuestas (anteriormente eliminados Juventus y Bayern Múnich), llegaba con unas expectativas inmensas en estando en esta instancia por primera vez desde 2006, cuando lo hizo el equipo de Manuel Pellegrini, que acabó quedándose fuera ante el Arsenal. Los hombres de Unai Emery resistieron menos de una hora.
El Liverpool amplió la cancha para profundizar e intentar generar los espacios que le cerró el Villarreal. De hecho, durante varios pasajes del duelo las 11 amarillas estuvieron en su campo. Los ingleses hicieron un gran partido, pero se fueron al descanso sin convertir. Salah y Mané tuvieron opciones de cara al arco del argentino Rulli, sin embargo no se materializaron. Era cuestión de tiempo que la balanza se inclinara hacia la de Klopp, porque la diferencia entre un elenco y otro era importante.
La posesión del balón marcó una clara tendencia a favor de los reds (terminó con un 73%), mientras que el Villarreal no generó trabajo al brasileño Alisson Becker. Un dato decisivo: el primer y único remate a puerta fue en el minuto 86, y fue una jugada de fuera de juego. Con algo de suerte, el Liverpool abrió la cuenta. En el 53, un centro de Jordan Henderson desviado en Pervis Estupiñán y superado por Gerónimo Rulli. El ex portero de la Real Sociedad metió la mano para intentar sacárselo, pero no lo consiguió. Éxtasis para el capitán rojo, gritando el gol como si fuera el autor, pero la UEFA se lo asignó a la contra ecuatoriana. Por fin se desató el nudo.
Y el panorama mejoró aún más un par de minutos después, con el 2-0 de Sadio Mané, que definió con un toque delante del portero tras un notable pase filtrado de Mohamed Salah. Fue el justo premio para un equipo que mostró una clara intención de ganar y de mostrar un fútbol atractivo. Con media hora para el final, el resultado era predecible. En materia de competitividad, el trepidante 4-3 del Manchester City ante el Real Madrid no se repitió, sin embargo el elenco del alemán Klopp dio boletos para el récord.
La revancha, en España, se juega el 3 de mayo y cabe recordar que el factor de los goles visitantes ya no corre. Paralelamente, los ingleses no dejan de ver la Premier League, en la que luchan por la corona con el City de Pep Guardiola.
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